Tarde del 19 de mayo
Lo que es mío permanece, las obras
de vuestro orgullo, no
Una sola cosa le es necesaria al hombre: el reino del espíritu en donde Yo estoy, el Reino de Dios
Dice Jesús:
Las obras del genio y del ingenio humanos, dones míos,
de los que tanto os ensoberbecéis, acaban reducidas a
polvo para recordaros que Yo sólo soy Eterno.
"Este es el castigo de vuestra humana soberbia. Habéis ambicionado en demasía y así perdéis hasta aquello que os había concedido tener. Las obras del genio y del ingenio humanos, dones míos, de los que tanto os ensoberbecéis, acaban reducidas a polvo para recordaros que Yo sólo soy Eterno. Yo sólo soy Dios. Yo sólo soy Yo.
Mas lo que es mío permanece. Ni el hombre ni el demonio lo pueden destruir. Ningún atentado, ninguna astucia es capaz de destruir lo que Yo hice y que será, siempre igual, hasta que Yo quiera. El mar, el cielo, las estrellas, los montes, las flores de los collados y las verdes florestas: Intangibles los primeros como Yo mismo, resurgentes las segundas de toda muerte efímera inferida por el hombre, como Yo resucité de la breve muerte que el hombre me dio. Y las plantas tronchadas y las hierbas pisoteadas por la guerra volverán a vivir como Yo las hice el primer día.
Vuestras obras, no. Ni las obras de arte. Jamás tornarán
ya a vivir las iglesias y las cúpulas, los palacios y los
monumentos de los que os gloriasteis
Vuestras obras, no. Ni las obras de arte. Jamás tornarán ya a vivir las iglesias y las cúpulas, los palacios y los monumentos de los que os gloriasteis, levantados a lo largo de los siglos y destruidos en un instante para vuestro castigo. Y las obras del progreso caen igualmente hechas añicos junto con vuestro necio orgullo que se cree un dios, sólo porque las inventó, y se os vuelven en contra aumentando la destrucción y el dolor.
Mas mi creación permanece, y permanece más bella porque en su inmutabilidad, que ningún ingenio desbarata, habla cada vez más fuerte de Mí.
Una sola cosa le es necesaria al hombre: el reino
del espíritu en donde Yo estoy, el Reino de Dios
Todo lo que es vuestro se derrumba. Mas, recordad, pobres hombres que es mejor para vosotros quedaros sin nada teniéndome a Mí, que vivir entre las maravillas del arte y del progreso habiéndome perdido. Una sola cosa le es necesaria al hombre: el reino del espíritu en donde Yo estoy, el Reino de Dios."
C. 43, 30-31
A. M. D. G.