12 junio
Las almas que sepan reparar, CONSOLAR
Y SUFRIR, serán las víctimas que salven
al mundo
Obras mirándome al Rostro. Este te fascina.
Mas el Amor carece de pesantez.
Dice Jesús:
"Muchos, si es que fueran muchos los que leyeran cuanto te dicto, encontrarían que ciertas expresiones son un tanto fuertes, inasequibles casi a su apreciación humana. El Padre se extrañará menos de esto por cuanto, como siervo mío, sabe que nada hay imposible para Dios, incluso determinadas formas de conducta para con las almas que no serían puestas en práctica por quienes miden las cosas y las aplican conforme a una pauta y un modelo creados por ellos; esto es, siempre imperfectos.
Cuando Yo digo: "Tanto te he amado que he cumplido
hasta tus caprichos...", digo una frase que haría
desorbitar los ojos a muchos
Cuando Yo digo: "Tanto te he amado que he cumplido hasta tus caprichos...", digo una frase que haría desorbitar los ojos a muchos, imputarme a Mí críticas irrespetuosas y a ti juicios poco benévolos. Con todo, esto es así y acontece por una intención mía justísima.
Cuando Yo, pobre María, te quise para Mí, eras por demás humana y la humanidad que en torno a ti habías tenido era aún más humana que tú misma y te había hastiado cada vez más hasta el punto de ser propiamente una pequeña salvaje. Si Yo entonces te hubiera exigido lo que te he exigido después y, en particular, lo que quiero de ti ahora mismo, hubieras huido al momento espantada.
Mas Jesús jamás causa espanto. Es Jesús para con sus hijos queridos un padre de una ternura perfecta, de una ternura divina, ya que si fue hombre y experimentó los sentimientos del hombre, Él fue siempre y es Dios y por eso alcanza en los sentimientos la perfección de Dios.
Así pues, Yo, para atraerte y para que tú te acercases sin temor y cada vez con más amor, seguí el procedimiento que usan los hombres para hacerse con los niños huraños. Te ofrecí y di todo cuanto deseaste. Eran, a las veces, bagatelas, otras, cosas grandes; pero bien, tu Jesús te las dio.
Alguna vez soñabas despierta y dabas por cierto el sueño. Cualquiera te hubiera desmentido haciéndote pasar por necia y mentirosa. Pero Yo, Dios, convertí tus sueños en realidades para no desacreditarte ante el mundo. De este modo conseguí que te aficionases a Mí de tal manera que llegaras a ser lo que ahora eres: algo perdido en Mí, inseparable de Mí.
Obras mirándome al Rostro. Este te fascina.
Tú, ser finito e imperfecto, no existes ya con tus limitaciones e imperfecciones humanas, porque estás absorbida, y por ti misma te has hecho absorber por Mí. Me ves a Mí en cuanto te acaece de agradable, desagradable, placentero o triste. Obras mirándome al Rostro. Este te fascina. Podría guiarte con la mirada y aún con menos: el que te guía es el latido de mi Corazón, de mi Amor. Vives de mi amor. Vives en mi amor. vives para mi amor.
Cuando tienes una satisfacción corres a mi encuentro riendo para decirme: "gracias". Cuando tienes una necesidad tiendes tu mano pidiéndomela. Cuando tienes un dolor vienes a llorar sobre mi Corazón. De tal modo estás convencida de que Yo soy tu Todo, que tomas decisiones, tienes confidencias e insensateces. Mas tú sabes que yo soy tu Todo. Un Todo-Dios que todo lo pudo y te fías.
Esta confianza absoluta es precisamente la que me fuerza a realizar de continuo para ti pequeños milagros, porque la confianza del que me ama es la que abre mi Corazón de Dios para hacer descender de Él torrentes de gracias.
Eres mía porque he sabido prenderte y hacer
de tu pobre humanidad degradada una obra maestra
de la Misericordia
Eres mía porque he sabido prenderte y hacer de tu pobre humanidad degradada una obra maestra de la Misericordia. Eres mía, mi pequeña mía. Eres tantas cosas... Vivías para los cuidados humanos; sufrías, morías en la carne y en el alma porque eres un alma a la que no sacia el mundo y no acertabas a encontrar el camino. Al presente eres mía, sólo mía. Y hasta en la cruz eres feliz porque tienes quien te ama cual tú deseas. Me tienes a Mí, tu Dios, tu Esposo, tu Jesús."
"Cuando un alma alcanza a ser en tal grado mía, el amor ocupa en ella el puesto de la Ley y de los Mandamientos. Divinos, tanto la una como los otros, pero que hacen sentir aún su presencia. Son como los jaeces puestos a vuestra animalidad para que no se encabrite y caiga por los precipicios.
Mas el Amor carece de pesantez.
Mas el Amor carece de pesantez. No es una brida que ejerza coerción. Es una fuerza que os conduce liberándoos hasta de vuestra humanidad. Cuando un alma ama de veras, el Amor lo es todo para ella. Es como un pequeño infante en brazos de su mamá que lo nutre, lo viste, lo duerme, lo lava, lo lleva de paseo o lo coloca en la cuna para su bien. El Amor es la mística nodriza que amamanta las almas destinadas al Cielo.
Si por el milagro especial querido en sus 3/4 por vuestra voluntad –porque sin vuestra voluntad ciertos milagros no pueden, no deben acaecer– y en una cuarta parte por mi benignidad, todas las almas llegasen a vivir exclusivamente del espíritu, o sea, que todas fuesen dignas del Cielo, Yo pronunciaría para la tierra la palabra "Fin" al objeto de llevaros a todos al Cielo antes de que un nuevo fermento de humanidad corrompiese de nuevo a alguno de los más débiles de entre vosotros. Mas, por desgracia, esto no sucederá jamás. Por el contrario, la espiritualidad y el amor mueren cada vez más sobre la tierra.
Por eso, las almas que saben vivir en la espiritualidad y en el amor deben alcanzar las cimas del espíritu, de la caridad y del sacrificio –porque nunca falta el sacrificio en esta trinidad de cosas necesarias para ser discípulos míos verdaderos– y reparar por aquellas que han esterilizado su espíritu y el amor en sus corazones.
Las almas que sepan reparar, consolar y sufrir serán las víctimas que salven al mundo."
C. 43, 79-81
A. M. D. G.