14 junio. Después de la Comunión

 

 

 por qué te son reveladas cosas que,

 

 ciertamente, a ti sola están reservadas

 

 


 

#¿Sabes, María, por qué te son reveladas cosas que, ciertamente, a ti sola están reservadas?   

#El valor de Juan   

#Hasta tanto no acepta un alma ser admitida en el "secreto del dolor" que Yo, Cristo, gusté hasta las heces, no puede pretender conocer a fondo mi doctrina   

#Mas toda alma enamorada de Mí hasta el punto de seguirme en la tortura y en la muerte que es vida, lleva mis estigmas en su corazón y en su mente   

#las obras de las víctimas voluntarias, a mi semejanza, por la redención de los hermanos, se encuentran escritas en mi corazón, del que jamás, por los siglos de los siglos, se borrarán    

#El que, por tanto, no puedas tú explicar el modo como acaece el fenómeno de ver ciertas cosas especiales reservadas a ti sola, si bien perfectamente iluminadas, es natural   

  #Ruega, ofrece y sufre mucho por mis sacerdotes. Mucha es la sal que ha perdido su sabor y las almas se resienten de ello perdiendo el sabor de Mí y el de mi Doctrina   

#Nunca te canses de pedir por ellos que son los máximos responsables de la vida espiritual de los católicos  

  #el mismo relajamiento de la vida cristiana que se da en los laicos se da también en mis sacerdotes y, en general, en todas las personas consagradas con votos especiales   

#No se aman entre sí ni os aman a vosotros como pastores que deben estar prontos a darse por entero a sí mismos, incluso hasta el sacrificio de la vida, por sus ovejitas   

#Cuando Yo pienso en los diáconos, en los presbíteros de la Iglesia de las catacumbas y los comparo con éstos de ahora, siento una piedad infinita por vosotros   

#Con su sangre y con su amor cimentaron la Iglesia naciente y de su corazón hizo cada uno de ellos un altar   

#Sé que mucho de lo que sois proviene de que no se os atiende.   

#El día en que en el mundo ya no hubiese sacerdotes verdaderamente sacerdotales, el mundo acabaría en un horror imposible de describir con palabras  

#Ruega y di que se ruegue para que toda la sal no se haga insípida en todos menos en Uno, en el último Mártir que entonces habrá para la última Misa  

 #Cuantos más sacerdotes verdaderos haya en el mundo cuando se cumplan los tiempos, menos largo y cruel será el tiempo del Anticristo lo mismo que las convulsiones últimas de la raza humana

 


 

Dice Jesús:

"Escucha primero lo que te digo y después, por obediencia al Padre, copiarás la lección sobre los consagrados.

 

¿Sabes, María, por qué te son reveladas cosas que,

 ciertamente, a ti sola están reservadas? 

 

¿Sabes, María, por qué te son reveladas cosas que, ciertamente, a ti sola están reservadas? Porque tú no te has contentado con seguir a Jesús hasta el Cenáculo sino que has entrado, tras tu Esposo de dolor, hasta la cámara de tortura. Son precisas para ello mucha generosidad, mucha caridad, mucha fidelidad y Yo sé premiar estos tres muchos.

 

El valor de Juan

 

Cuando fui apresado, apóstoles y discípulos que, jurándome fidelidad, habían sabido seguirme hasta la fracción del pan, huyeron. Dos tan sólo me siguieron: Juan, el amoroso, y Pedro, el impulsivo. Mas Pedro, como todos los impulsivos, quebró su ímpetu ante el primer escollo de la dificultad y del temor, y se detuvo en la puerta. Juan, todo amor, desafió todo y a todos, y entró.

Hubo más valor en Juan en aquel momento que en todo el resto de su vida. Más tarde, durante su largo apostolado era fortalecido por el Espíritu Santo y en los primeros años ayudado por mi Madre, Maestra de fortaleza y de apostolado. Además había sido corroborado en la fe de mi Resurrección, mediante los primeros milagros, al ver cómo se propagaba cada vez más mi doctrina.

Mas aquella noche se encontraba solo. Tenía frente a sí una turba embrutecida. Satanás insuflaba sus dudas para arrastrar a los otros, sobre todo a los fieles, a la duda que es el primer paso para la negación. Tenía en contra el pavor de su carne que percibía el peligro de su Maestro y percibía igualmente cómo ese mismo peligro alcanzaba a sus seguidores.

Mas Juan, todo amor y pureza, quedóse y entró al lado de su Maestro, de su Esposo y de su Rey. Rey de dolor, Esposo de dolor y Maestro de dolor.

 

Hasta tanto no acepta un alma ser admitida en el 

"secreto del dolor" que Yo, Cristo, gusté hasta las heces, 

no puede pretender conocer a fondo mi doctrina

 

Hasta tanto no acepta un alma ser admitida en el "secreto del dolor" que Yo, Cristo, gusté hasta las heces, no puede pretender conocer a fondo mi doctrina ni tener luces que no sean las pequeñas luces a todos concedidas.

Yo irradio de mi Frente coronada de espinas, de mis manos traspasadas, de mis pies perforados, de mi pecho desgarrado, rayos de una luz especial. Mas éstos van para aquellos que se unen a mis Llagas y a mi dolor y encuentran que, tanto el dolor como las llagas son más preciosos que cosa alguna creada.

 

Mas toda alma enamorada de Mí hasta el punto 

de seguirme en la tortura y en la muerte que es vida, 

lleva mis estigmas en su corazón y en su mente

 

La estigmatización no es siempre cruenta. Mas toda alma enamorada de Mí hasta el punto de seguirme en la tortura y en la muerte que es vida, lleva mis estigmas en su corazón y en su mente. Mis rayos son armas que hieren y luces que iluminan. Son gracia que penetra y vivifica, son gracia que instruye y eleva.

 

las obras de las víctimas voluntarias, a mi semejanza, 

por la redención de los hermanos, se encuentran escritas 

en mi corazón, del que jamás, por los siglos de los siglos, 

se borrarán

 

Por mi benignidad doy a todos; mas a quien se da totalmente a Mí le doy infinitamente. Y cree que si, en verdad, las obras de los justos se hallan escritas en el gran Libro que se abrirá el último día, las de los que me aman hasta el holocausto, las de las víctimas voluntarias, a mi semejanza, por la redención de los hermanos, se encuentran escritas en mi corazón, del que jamás, por los siglos de los siglos, se borrarán.

 

El que, por tanto, no puedas tú explicar el modo como

 acaece el fenómeno de ver ciertas cosas especiales

 reservadas a ti sola, si bien perfectamente iluminadas, 

es natural

 

El que, por tanto, no puedas tú explicar el modo como acaece el fenómeno de ver ciertas cosas especiales reservadas a ti sola, si bien perfectamente iluminadas, es natural. No intentes siquiera explicarlo. Dirías muchas palabras y nada dirías. Son cosas que se aceptan sin que se expliquen ni aún a sí mismos. Se aceptan con simplicidad de niño, con candor de paloma.

Se entrega al prójimo aquello que el buen Jesús indica dar y se guarda para sí el resto que como margaritas preciosas encerradas en el corazón, tratando de merecer otras muchas con una vida del todo inmersa en la caridad, en la fidelidad, en la generosidad y en la pureza.

Lección oída el día 10 de junio y copiada hoy, 14.

 

Ruega, ofrece y sufre mucho por mis sacerdotes. 

Mucha es la sal que ha perdido su sabor y las almas 

se resienten de ello perdiendo el sabor de Mí 

y el de mi Doctrina

 

"Ruega, ofrece y sufre mucho por mis sacerdotes. Mucha es la sal que ha perdido su sabor y las almas se resienten de ello perdiendo el sabor de Mí y el de mi Doctrina.

Hace algún tiempo que vengo diciéndote esto; mas tú no quieres percibirlo, no quieres escribirlo y te retraes. Comprendo el por-qué. Con todo, otros, antes que tú, por inspiración mía, hablaron de esto y eran santos. Resulta inútil querer cerrar los ojos y los oídos para no ver ni oír. La verdad grita hasta con el silencio. Grita con hechos que son la más potente de las palabras.

 

Nunca te canses de pedir por ellos que son los máximos

 responsables de la vida espiritual de los católicos

 

¿Por qué no recitas ya la oración de M. Magdalena de Pacis? En un tiempo la decías de continuo. ¿Por qué no ofreces parte de tus diarios sufrimientos por todo el Sacerdocio? Oras y sufres por mi Vicario. Está bien, Oras y sufres por algún consagrado o consagrada que te han recomendado o por los que tienes deberes especiales de reconocimiento. Está bien. Pero no basta. Y ¿qué haces por los demás? El miércoles, una de las intenciones de tus sufrimientos fue por el clero. No basta. Es preciso que pidas todos los días por mis sacerdotes y que ofrezcas por esta intención parte de tus sufrimientos. Nunca te canses de pedir por ellos que son los máximos responsables de la vida espiritual de los católicos. 

 

el mismo relajamiento de la vida cristiana que se da 

en los laicos se da también en mis sacerdotes y, en general, 

en todas las personas consagradas con votos especiales

 

Si un laico basta que haga como diez para no escandalizar, mis sacerdotes deben hacer como cien y como mil. Deberían ser semejantes a su Maestro en la pureza, en la caridad, en el desapego de las cosas del mundo, en la humildad y en la generosidad. Por el contrario, el mismo relajamiento de la vida cristiana que se da en los laicos se da también en mis sacerdotes y, en general, en todas las personas consagradas con votos especiales. Mas de éstas te hablaré después.

Hablo ahora de los sacerdotes, de aquellos que tienen el sublime honor de perpetuar mi Sacrificio en los altares, de tocarme, de repetir mi Evangelio.

 

No se aman entre sí ni os aman a vosotros como pastores 

que deben estar prontos a darse por entero a sí mismos,

 incluso hasta el sacrificio de la vida, por sus ovejitas

 

Deberían ser llamas. Por el contrario son humo. Lo que han de hacer, hácenlo con aburrimiento. No se aman entre sí ni os aman a vosotros como pastores que deben estar prontos a darse por entero a sí mismos, incluso hasta el sacrificio de la vida, por sus ovejitas. Se acercan a mi altar con el corazón repleto de cuidados terrenos. Me consagran pensando en Babia y ni aún mi Comunión enciende en su espíritu esa caridad que si en todos ha de ser viva, debe ser vivísima en mis sacerdotes.

 

Cuando Yo pienso en los diáconos, en los presbíteros 

de la  Iglesia de las catacumbas y los comparo con éstos 

de ahora, siento una piedad infinita por vosotros

 

Cuando Yo pienso en los diáconos, en los presbíteros de la Iglesia de las catacumbas y los comparo con éstos de ahora, siento una piedad infinita por vosotros, turbas que os encontráis sin o con demasiada escasez de alimento de mi Palabra.

 

Con su sangre y con su amor cimentaron 

la Iglesia naciente y de su corazón hizo cada uno de ellos 

un altar

 

Aquellos diáconos, aquellos presbíteros tenían enfrente a toda una sociedad malvada, tenían en contra al poder constituido. Aquellos diáconos y aquellos presbíteros habían de ejercer su ministerio en medio de miles dificultades; el movimiento más ingenuo podía hacerles caer en manos de los tiranos y conducirles a la muerte entre tormentos. Sin embargo, ¡cuánta fidelidad, cuánto amor, cuánta castidad, cuánto heroísmo en ellos! Con su sangre y con su amor cimentaron la Iglesia naciente y de su corazón hizo cada uno de ellos un altar.

Ahora resplandecen en la Jerusalén celestial como otros tantos altares sobre los que Yo, el Cordero, descanso gozándome con ellos, mis intrépidos, mis castos confesores que supieron lavar las sordideces del paganismo que, durante años y años, habíales saturado de sí antes de su conversión a la Fe y que, aún después de ella, les salpicaba con su fango como un océano de lodo que bate escollos irrompibles.

Se habían purificado en mi Sangre y habían venido a Mí con blancas estolas sobre las que, como ornamento, aparecían su sangre generosa y su caridad vehemente. Carecían de vestiduras externas y de signos materiales de su milicia sacerdotal; pero eran sacerdotes en su espíritu.

 

Sé que mucho de lo que sois proviene de que no se os atiende.

 

Ahora se da la exterioridad del vestido, mas su corazón ya no es mío. Tengo compasión de vosotros, rebaños sin pastores. Es por esto que detengo todavía mis rayos: porque tengo compasión. Sé que mucho de lo que sois proviene de que no se os atiende.

Son pocos en demasía los verdaderos sacerdotes que se parten a sí mismos para prodigarse a sus hijos. Nunca como ahora es necesario rogar al Dueño de la mies para que mande verdaderos operarios a la misma que cae perdida por no haber número suficiente de verdaderos e incansables operarios sobre los que se posa mi mirada con bendiciones y amor infinito y agradecido.

¡Si pudiera decir a todos mis sacerdotes: "Venid, siervos buenos y fieles, entrad en el gozo de vuestro Señor!"

 

El día en que en el mundo ya no hubiese sacerdotes

 verdaderamente sacerdotales, el mundo acabaría

en un horror imposible de describir con palabras

 

Ruega por el clero secular y por el conventual. El día en que en el mundo ya no hubiese sacerdotes verdaderamente sacerdotales, el mundo acabaría en un horror imposible de describir con palabras. Sería llegado el momento de la "abominación de la desolación"; pero con una violencia, a la vez tan espantosa, que sería un infierno trasladado a la tierra.

 

Ruega y di que se ruegue para que toda la sal no se haga

 insípida en todos menos en Uno, en el último Mártir que

 entonces habrá para la última Misa

 

Ruega y di que se ruegue para que toda la sal no se haga insípida en todos menos en Uno, en el último Mártir que entonces habrá para la última Misa, a fin de que perdure hasta el último día mi Iglesia militante y se concluya el Sacrificio.

 

Cuantos más sacerdotes verdaderos haya en el mundo

 cuando se cumplan los tiempos, menos largo y cruel

será el tiempo del Anticristo lo mismo que

las convulsiones últimas de la raza humana

 

Cuantos más sacerdotes verdaderos haya en el mundo cuando se cumplan los tiempos, menos largo y cruel será el tiempo del Anticristo lo mismo que las convulsiones últimas de la raza humana. Porque "los justos" de que hablo cuando predigo el fin del mundo son los verdaderos sacerdotes, los verdaderos consagrados existentes en los conventos esparcidos sobre la tierra, la almas víctimas, escuadra ignorada de mártires que sólo mi ojo conoce, mientras que el mundo no los ve, y los que operan con verdadera pureza de fe. Más estos últimos, aun sin ellos saberlo, son consagrados y víctimas."

C-43. 84-88

A. M. D. G.