16 de junio
Cada época ha tenido sus formas
de piedad
#La Iglesia tuvo su nacimiento entre las agitadas olas del mundo
#Vino después la época de los austeros aislamientos
#Más tarde vinieron los conventos de la vida activa
#Las víctimas han llevado su amor tan a lo alto hasta llegar a hacerlo semejante al mío
#Mas piensa, alma mía, que tu condición de víctima te asemeja a las enclaustradas más austeras
#¿Cómo hay que hacer para ser víctima?
#¿por qué no echáis mano para vosotros de los aromas que paralizan el proceso de vuestra corrupción?
#Os enseñé a preferir la pureza y la continencia a la lujuria;...
#Los aromas para salvaros de la podredumbre total son: Penitencia, Sacrificio y Caridad
Dice Jesús:
"Cada época ha tenido sus formas de piedad.
La Iglesia tuvo su nacimiento
entre las agitadas olas del mundo
La Iglesia tuvo su nacimiento entre las agitadas olas del mundo. Vírgenes y consagrados vivían entremezclados con la turba pagana a la que comunicaban el perfume de Cristo del que estaban saturados y conquistaron el mundo para El.
Vino después la época de los austeros aislamientos
Vino después la época de los austeros aislamientos. Aislarse del mundo era, conforme a la visión de aquel tiempo, necesario para la salvación para la permanente redención de las almas. Ríos de sacrificios y de plegarias esparciéronse de los monasterios, de los desiertos, de las celdas muradas sobre la tierra, se derramaron sobre el Purgatorio y subieron al Cielo.
Más tarde vinieron los conventos de la vida activa
Más tarde vinieron los conventos de la vida activa. Hospitales, asilos, escuelas, beneficiaron con esta nueva manifestación de la religión cristiana.
Pero ahora, en este mundo paganizado con un nuevo
paganismo aún más atroz por su mayor sutileza demoníaca,
se dan de nuevo almas consagradas que viven en el mundo
como en los primeros tiempos de mi Iglesia saturando
el mundo con mi perfume
Pero ahora, en este mundo paganizado con un nuevo paganismo aún más atroz por su mayor sutileza demoníaca, se dan de nuevo almas consagradas que viven en el mundo como en los primeros tiempos de mi Iglesia saturando el mundo con mi perfume. Ellas compendian en sí la vida activa y la contemplativa con una sola palabra. "Víctimas".
Si los hombres me escucharan, diríales a cada uno de ellos
este mi amoroso mandato:
"Sacrificio y penitencia si habéis de salvaros"
¡De cuántas víctimas se encuentra necesitado este pobre mundo para obtener perdón! Si los hombres me escucharan, diríales a cada uno de ellos este mi amoroso mandato: "Sacrificio y penitencia si habéis de salvaros". Mas no tengo sino a las víctimas que sepan imitarme en el sacrificio que es la forma más subida del amor.
¿Qué dije Yo?: "Por esto se conocerá que sois mis discípulos: si os amáis mutuamente... No hay amor mayor que el de quien da la vida por sus amigos".
Las víctimas han llevado su amor tan a lo alto
hasta llegar a hacerlo semejante al mío
Las víctimas han llevado su amor tan a lo alto hasta llegar a hacerlo semejante al mío. Las víctimas se dan a sí mismas por Mí ya que Yo estoy en las almas y quien salva un alma me salva a Mí en esa alma.
De ahí que no se da mayor amor hacia Mí que el de inmolarse por Mí, vuestro Amigo, y por las pobres almas pecadoras que son nuestros amigos decaídos. Digo: nuestros, porque donde hay un alma enamorada allí está también Dios con ella y, por tanto, estamos dos.
Mas piensa, alma mía, que tu condición de víctima
te asemeja a las enclaustradas más austeras
Piensas tú muchas veces con añoranza en la vida del claustro. Mas piensa, alma mía, que tu condición de víctima te asemeja a las enclaustradas más austeras. La víctima adora, la víctima expía, la víctima ruega. La plegaria de una víctima es igual a la de la enclaustrada con la mayor dificultad que supone en aquella tener que vivir en oración dentro de las disipaciones del mundo.
También aquí soy Yo tu ejemplo. Yo, Víctima, supe adorar, orar y expiar estando en el mundo. Se puede ser alma víctima de una perfección áurea estando entre las muchedumbres y no serlo estando bajo el sello de una doble reja. También aquí es el amor el que cuenta y no las formas externas.
¿Cómo hay que hacer para ser víctima?
¿Cómo hay que hacer para ser víctima? Vivir con un solo pensamiento: el de consolarme redimiendo a los demás. A éstos se redime con el sacrificio. A Mí se me consuela con el amor y prendiendo el amor en los corazones apagados. La vida de la víctima es un perpetuo no pertenecerse nunca, un continuo derramarse, un arder incesante.
Mas a quien sabe vivir así se le concede la Invisible Presencia de la que ya gozas tú. Porque Yo estoy en donde mis apóstoles y mis mártires. Y las víctimas son mártires y apóstoles."
Dice de nuevo Jesús:
¿por qué no echáis mano para vosotros de los aromas
que paralizan el proceso de vuestra corrupción?
"Para preservar los cuerpos de la corrupción, ya desde tiempos antiquísimos, se usaron aromas especiales que detienen la putrefacción y conservan los restos mortales. Mas decidme, hombres que caéis espiritualmente entre harapos, macerados por las corrupciones de toda una sociedad contaminada hasta la médula: decidme, pobres hombres, por los que morí inútilmente, ¿por qué no echáis mano para vosotros de los aromas que paralizan el proceso de vuestra corrupción?
En mi Evangelio se contiene la norma para vivir sanos
en la carne y en el alma, en el pensamiento y en la acción.
Yo os lo enseñé. Os lo enseñé con mi vida, con mi palabra y con mi muerte. En mi Evangelio se contiene la norma para vivir sanos en la carne y en el alma, en el pensamiento y en la acción. Y ese Evangelio lo viví Yo durante mis treinta y tres años de vida.
No podéis decirme, como lo podéis decir de vuestros falsos profetas: "Has predicado una cosa, pero has hecho otra contraria a ella". No. Jesús fue Maestro no tan sólo de palabra sino también de obra.
Os enseñé a preferir la pureza y la continencia a la lujuria;...
Os enseñé a preferir la pureza y la continencia a la lujuria; la sobriedad a la crápula; la fidelidad al engaño; el trabajo al ocio; la honestidad al fraude; el respeto de la autoridad a las rebeldías; el amor de la familia a la disipación; la misericordia a la dureza; la humildad a la soberbia; la justicia al abuso; la sinceridad a la mentira; el respeto de la inocencia al escándalo; la fe a la incredulidad; el sacrificio al placer. Ahora bien, todas estas cosas las hico Yo, Dios, antes que vosotros.
Todo esto vosotros lo habéis puesto bajo vuestros pies y, como ebrios, habéis danzado sobre máximas divinas en las que estaba vuestro bien para ésta y para la obra vida.
Habéis acrecentado el saber en todos los campos
a excepción del único necesario:
el conocimiento de mi Evangelio
Habéis acrecentado el saber en todos los campos a excepción del único necesario: el conocimiento de mi Evangelio. Os habéis saciado de todos los manjares menos del único necesario: de mi palabra. Habéis creído subir hasta el nivel de superhombres y habéis llegado a ser únicamente superanimales. El superhombre lo crea mi Ley porque os deifica y os hace eternos. Todo lo demás no os eleva, os hace tan sólo perder la razón.
¿cuántos siglos hace que estáis en él?
Cada vez estáis más hundidos en el sepulcro
y en la podredumbre de la muerte
Me dijo Marta: "Maestro, lleva cuatro días en el sepulcro y ya hiede". Mas vosotros, ¿cuántos siglos hace que estáis en él? Cada vez estáis más hundidos en el sepulcro y en la podredumbre de la muerte. Mi voz no logra removeros ni tampoco mi llanto.
Mas, ¿cómo podéis sentiros contentos estando tan envilecidos? Teníais el Cielo y erais herederos de Dios. Ahora ¿qué sois? Un tropel de leprosos y de poseídos de los demonios que os atormentan, os matan, os hacen desvariar y os zarandean en el fuego aun antes de morir. El fuego del infierno lo tenéis en la mente y en el corazón cuando Yo os puse en ellos el fuego suavísimo de la caridad!
Los aromas para salvaros de la podredumbre total son:
Penitencia, Sacrificio y Caridad
Los aromas para salvaros de la podredumbre total son: Penitencia, Sacrificio y Caridad. Mas, ¿queréis hacer uso de ellos? No. No miráis a vuestro Maestro crucificado que con su sacrificio os proporcionó almas nuevas capaces de vida eterna, que con su Sangre y con sus lágrimas os purificó de la lepra del pecado. No le miráis. El os habla de bondad, de amor, de sacrificio y vosotros queréis ser malos, queréis odiar, queréis gozar.
Contra la gran Víctima y contra las pequeña víctimas que tratan de transfundiros una nueva vida, alzáis vuestro puño amenazador y les lanzáis vuestra blasfemia burlona.
¡Atención, hombres obstinados! La paciencia de Dios es inmensa, mas no está en vosotros el tentarla más allá de la medida, porque dije Yo: "No tentarás al Señor tu Dios". "
C-43. 94-97
A. M. D. G.