25 junio
Imita a los pájaros creados por Mí
#Nunca imites, María, a esos pobres hombres que pierden la cabeza por cosas del todo terrenas
#Usa tú también de las cosas de la tierra al modo del ruiseñor y de la golondrina
Dice Jesús:
Nunca imites, María, a esos pobres hombres que pierden
la cabeza por cosas del todo terrenas
"Nunca imites, María, a esos pobres hombres que pierden la cabeza por cosas del todo terrenas. Ellos se dañan mutuamente, se matan, se perjudican de mil modos por cosas que carecen de verdadera importancia y que son grandes tan sólo para su limitado pensamiento por demás terreno.
¡Hay tanto espacio en mi Reino! ¡Son infinitas las moradas que allí tengo dispuestas para mis elegidos!
Vive, vive para el espíritu y deja caer todo aquello que no
es espíritu. Imita a los pájaros creados por Mí.
Vive, vive para el espíritu y deja caer todo aquello que no es espíritu. Son escorias sin importancia alguna. Líbrate de todas, hasta de la más pequeña. Sé un alma suelta, libre, ligera, ágil.
Imita a los pájaros creados por Mí. A una golondrina, para descansar por un momento de su prolongado vuelo, bástale una pajita flotando sobre la cresta de una ola. A un ruiseñor, para cantar, le es suficiente una ramita sutil en lo alto de un árbol. Y, por más que el mar esté agitado, la golondrina no se hunde pues basta a sostenerla hasta emprender de nuevo el vuelo la ligera hebra de paja. Y, por más que sea poco el sol que se filtra por entre el follaje, bástale al ruiseñor aquella ramita para gozar de él y cantar.
Usa tú también de las cosas de la tierra al modo
del ruiseñor y de la golondrina
Usa tú también de las cosas de la tierra al modo del ruiseñor y de la golondrina. Como puntos de apoyo que ayudan pero que no son indispensables para el vuelo y el canto y que se dejan sin pena cuando ya no sirven. Porque son las alas y la garganta las que proporcionan el vuelo y el canto, no la pajita ni la pequeña rama.
Igual es también para las almas. No es la tierra la que da el Cielo sino que es el Cielo el que da la tierra y es de la tierra de la que debéis serviros para dar el salto hasta el Cielo y no para hundir las raíces malsanas de un apego culpable en las cosas que no son eternas. Únicamente Dios y las cosas de Dios son eternos y merecen vuestra adhesión.
Cuando yo inspiré al Padre (Migliorini) el que te exigiera
tu pequeña autobiografía, lo hice porque sabía que ello
te había de reportar un bien
Cuando yo inspiré al Padre (Migliorini) el que te exigiera tu pequeña autobiografía, lo hice porque sabía que ello te había de reportar un bien. Expulsaste, al escribirla, toda la amargura, todo el veneno, todos los gérmenes que la vida había depositado en ti. Te limpiaste de todo ello. Tenías necesidad de volver a contarte a ti misma todo aquel sufrimiento confiándolo a un corazón cristiano. Es lo que más consuela mientras sois hombres. Necesitabas hacer, por así decirlo, un balance espiritual para ver cuanto habías dado a Dios y recibido de El, cuánto dado a los hombres y recibido de ellos.
Tomadas una a una, las cosas de la vida son negras
con exceso o demasiado de color de rosa, induciéndoos,
a las veces, a error cuando las valoráis
Tomadas una a una, las cosas de la vida son negras con exceso o demasiado de color de rosa, induciéndoos, a las veces, a error cuando las valoráis. Alineadas y encasilladas todas como en un mosaico, se advierte que el negro es necesario para que no destaque tanto el rosa. Se ve que todo se compenetra armónicamente en el diseño trazado para vosotros por la misma Bondad y que cuanto de Ella recibisteis es infinitamente más de lo que habéis dado, tanto a Dios como al prójimo. Caen entonces los egoísmos, las soberbias, los odios; y el alma torna agradecida, humilde y caritativa, alcanzando el completo perdón.
¡Oh, los que perdonan! Ellos son mi réplica más acabada
puesto que Yo perdoné a todos y sigo perdonando
¡Oh, los que perdonan! Ellos son mi réplica más acabada puesto que Yo perdoné a todos y sigo perdonando. Así es como el hombre se hace espiritual.
He aquí por qué quise que tú sufrieses también aquella prueba penosa. Sufriste recordando y escribiendo; pero tu alma se desprendió de tanto lastre de humanidad que obstaculizaba tu transformación de criatura harto humana en criatura espiritual. Procediste al modo de la crisálida que emerge de su capullo: la envoltura que aprisionaba tu espíritu cayó como cosa inerte y tu alma desplegó sus alas.
Aprende ahora a tenerlas siempre desplegadas para volar muy alto y estar en el radio de Dios. Sea todo lo demás como un eco y un reflejo. Que sólo mi Palabra resuene en tu corazón y sea tu Jesús el objeto único de tu mirada.
Después vendré Yo y comenzará entonces la Paz sin término."
C-43. 118-120
A. M. D. G.