4 JULIO, por la tarde.
Hoy no hay que cesar en la
mortificación
#Un mar de pecados cubre el mundo y son precisos océanos de penitencia para purificarlo #Persevera, que no morirás por esto, antes, al contrario, la Paz y la Luz penetrarán cada vez más en ti #Ayúdame a vencer a Satanás en los corazones. Ciertos demonio, recuérdalo, se vencen con la oración y el sufrimiento. #ahora ya no soy el Jesús desconocido de hace veinte siglos sino que soy el Jesús perfectamente conocido. El mundo sabe ahora lo que hace y me golpea lo mismo. #Cada penitencia es luz que se enciende en un corazón.
Al sentirme en el estado en que me encuentro, he tenido la tentación de dulcificar un tanto mis habituales mortificaciones que reemprendí con rigor hace algunos meses por entender que Jesús así lo deseaba.
Mas me responde mi Jesús:
Un mar de pecados cubre el mundo y son precisos océanos
de penitencia para purificarlo
"No; persevera. Un mar de pecados cubre el mundo y son precisos océanos de penitencia para purificarlo. Si fueseis muchos a expiar, podría decir: modérate. ¡Mas, sois tan pocos y es tanta la necesidad...! Poco es lo que se repararía con lo que hacéis. Hay una enorme desproporción entre el pecado y su expiación. Mas Yo no miro a cuánto podéis hacer sino que miro y juzgo si hacéis todo lo que podéis. Todo. Quiero ese todo para reparar el infinito. El todo de mis imitadores: amantes y víctimas, para reparar el infinito de los pecadores.
Persevera, que no morirás por esto, antes, al contrario,
la Paz y la Luz penetrarán cada vez más en ti
Persevera, que no morirás por esto, antes, al contrario, la Paz y la Luz penetrarán cada vez más en ti. Recuerda, por otra parte, que, cuando por humana prudencia remitiste en la penitencia, se insinuó la tentación y te plegaste a ella. Entonces lo permití; pero ahora no. Y puedes entender las razones.
Ayúdame a vencer a Satanás en los corazones. Ciertos
demonio, recuérdalo, se vencen con la oración y el
sufrimiento.
Ayúdame a vencer a Satanás en los corazones. Ciertos demonio, recuérdalo, se vencen con la oración y el sufrimiento. Compasión, te pido compasión para los pecadores y para Mí. Son hermanos tuyos y no saben amarme. Tu penitencia debe encender el fuego en los corazones apagados. Si me vieses humanamente flagelado, tú, que no puedes ver golpear a un animal, ¿no te lanzarías a defender a tu Jesús?
ahora ya no soy el Jesús desconocido de hace veinte
siglos sino que soy el Jesús perfectamente conocido.
El mundo sabe ahora lo que hace y me golpea lo mismo.
Recuerda: todo pecado, toda blasfemia, toda maldición contra Dios, toda pérdida de fe, toda traición es para Mí un golpe de flagelo, doblemente doloroso, porque ahora ya no soy el Jesús desconocido de hace veinte siglos sino que soy el Jesús perfectamente conocido. El mundo sabe ahora lo que hace y me golpea lo mismo.
Cada penitencia es luz que se enciende en un corazón.
Recuerda que ya no te perteneces. Eres la víctima. Así pues, por amor y fidelidad a tu ministerio, no aflojes. Cada penitencia, la recibirla tú por Mí, es una herida menos para tu Dios. Cada penitencia es luz que se enciende en un corazón. Cuando juzgue suficiente tu sufrimiento, te quitaré de la mano la penitencia y te colocaré en ella la palma. Yo sólo. Soy tu Señor.
Piensa cuántas veces Yo me sentí cansado de sufrir y, no obstante, sufrí, por ti... porque te amaba..."
C. 43. 149.150
A. M. D. G.