Satanás al no poder de otra suerte,
tienta con el desaliento y el temor.
#Satanás es de una voracidad insaciable y tanto más crece su hambre cuanto su presa es más suculenta
#Es el arma que probó también conmigo #Sufrí aquel martirio del espíritu pensando en las "víctimas" de los siglos venideros que habríanlo de probar por obra de Satanás
#Es éste un sufrimiento más o menos atroz
Dice también Jesús:
"No deben sobrecogerte ciertos momentos de abatimiento y de temor. Se hallan ligados a la naturaleza humana en torno a la cual se agita siempre el Enemigo.
Satanás es de una voracidad insaciable y tanto más crece
su hambre cuanto su presa es más suculenta
Satanás es de una voracidad insaciable y tanto más crece su hambre cuanto su presa es más suculenta. Y en la medida del hambre crece su odio contra Cristo y los cristianos. Los verdaderos cristianos. Por ello, nada deja de intentar. Y cuando, como león rugiente, no puede acometer de frente, se insinúa rastreando. Es siempre la serpiente que trata de envolver sin dejarse sentir, pronta a destrozar cuando lo consiguió. Por eso, al no poder de otra suerte, tienta con el desaliento y el temor.
Es el arma que probó también conmigo
Es el arma que probó también conmigo. No prosperó, mas ¿sabes cuántas veces echó mano de ella? La insidia más sutil y agobiante fue en el Getsemaní. Me oprimió poniéndome delante lo que había de sufrir y cuán pocos habrían de sacar fruto de tal sufrimiento.
Sufrí aquel martirio del espíritu pensando en las
"víctimas" de los siglos venideros que habríanlo
de probar por obra de Satanás
Sufrí aquel martirio del espíritu pensando en las "víctimas" de los siglos venideros que habríanlo de probar por obra de Satanás. Lo sufrí pensando en ti. Mas no temas. Mi martirio de entonces rescató vuestras debilidades y si vosotros no cedéis al Enemigo, vuestra debilidad, producto del miedo, sólo del miedo, no tiene consecuencias. Satanás puede produciros estremecimientos de miedo, pero nada más, ya que Yo estoy al lado de mis amigos e imitadores. La posesión absoluta se produce cuando el alma se pone bajo el yugo de Satanás con el pecado. En caso contrario, es sólo venganza y turba la superficie sin que llegue a agitar la profundidad donde Yo reino.
Es éste un sufrimiento más o menos atroz
Es éste un sufrimiento más o menos atroz. El tuyo de hoy ha sido un silbido ligero y basta. Estás muy dentro de Mí para que el demonio pueda hacer más. Tiempo ha, durante años, te atormentó fuertemente y no siempre te encontró firme hasta el punto de desatar su furor. Mas... el pasado no cuenta. Yo te digo: persevera, el pasado murió. Aun aquella prueba era útil. Ahora está superada. Al presente sigue el surco de Dios en el que te coloqué y no temas. Yo te lo digo: no temas. Y más te digo: supera los desalientos de la carne, los miedos de la carne asechada por Satanás, con el ardimiento del espíritu. Si estuvieses sola para sufrir, criatura mortal, no podrías resistir. Mas Yo estoy contigo y tú sufres para Mí. Cree esto con fe y así cualquier arranque se te hará fácil porque el espíritu es más fuerte que la materia y es fortísimo cuando está unido a su Dios con nexo de caridad".
Le doy a usted (P. Migliorini) esta explicación para que no piense que haya ocurrido nada grave. Únicamente, ante el agudo sufrir que me arranca ayes involuntarios, tuve un pensamiento -suscitado ciertamente por el Enemigo, como dice Jesús- de dulcificar un tanto mis mortificaciones. Pocas cosas, en verdad, si bien no puedo hacer más. Pero, como usted ve, tuve respuesta inmediata. Así pues, mientras pueda, seguiré adelante. Por lo demás, si considero el valor que he atribuido a aquellas minucias y que el buen Dios me ha ratificado en muchas cosas, -y espero que lo hará también en las demás- llego a la conclusión de que merece realmente la pena resistir hasta el límite de las posibilidades, o sea, hasta el extremo.
Y después... Si la carne se cansa de sufrir y reclama compasión, el alma, en cambio, ¡se encuentra con tal paz y gozo...! No me es posible salir de la felicidad sobrenatural que me ha quedado después de haber tenido la visión mental de la Santísima Trinidad. Me encuentro bajo aquel sol... al modo de una flor. Y miro a mi Sol que esplende en el centro de los tres círculos sublimes, el Sol de la Unidad de Dios cuya luz de paz infinita y de infinita Belleza me infunde sentidos nuevos. Para merecer esto, ¿qué es el sufrir?, es perfecto gozar.
C. 43. 150-152
A. M. D. G.