29 julio 1943

 

 

Es necesario saber leer el Libro, 

no con los ojos sino con el espíritu

 

 


 

#Isaías, cap. 26-33. Comienza por las que te he indicado para los culpables.   

#Antes de hablar sobre los temas y sobre las promesas de Dios, comentemos este fragmento.   

#El corazón del hombre, al que el profeta llama impío, es un amasijo de soberbia, de prepotencia y de rebeldía.   

#Dos veces verá el impío mi gloria y querrá no verla porque ella será para él terrible: a su muerte y en el último día.

   #Roma es mi segunda Jerusalén terrena. Tierra predilecta en la que quise estuviese mi Iglesia y que, por ser centro del mundo, debería ser tratada por éste, al ser su cabeza, como una espléndida reliquia.   

#No. La mentira no salva. Os lo dice el Padre de la Verdad.

   #Sólo Yo doy protección que no conoce límite y cuando me presento, bien para salvar o para condenar, huye de allí Satanás dejándoos solos   

#Únicamente entre los estrujamientos de la tortura entenderéis quien es Dios y quién Lucifer   

#Nada se oculta al Señor de cuanto el hombre urde en la sombra, aun en lo más recóndito de su corazón.   

#¡Ay, ay, ay de vosotros que inducís a mi pueblo a hacerle creer que Yo protejo vuestro mal hacer!    

#¡Ay de vosotros que establecéis alianzas de las que solo mal puede seguirse a mi pueblo: mal para la carne y mal para el espíritu   

#Vuestras alianzas, verdadera unión de los precursores del anticristo, carecen de base y no tienen fortaleza de victoria   

#Toda culpa será castigada y castigado asímismo por Dios todo escarnio

 


 

Dice Jesús:

"Es necesario saber leer el Libro, no con los ojos sino con el espíritu. Entonces, la Ciencia sobrenatural que lo inspiró se ilumina con la luz de la Verdad. Mas para obtener esto es preciso tener un espíritu unido a mi Espíritu. Y es entonces mi Espíritu el que os conduce.

 

Isaías, cap. 26-33. 

Comienza por las que te he indicado para los culpables. 

 

Ahora mira: tomemos de las páginas de Isaías, como muestras de un mosaico, las palabras de los capítulos (26-33) que hemos leído juntos y ordenémoslas con mirada sobrenatural. Así te resultarán más claras. Comienza por las que te he indicado para los culpables. 

"Aún cuando tenga compasión del impío, él no aprenderá justicia; hará cosas inicuas en la tierra de los santos y no verá la gloria del Señor.

Por esto escuchad la palabra del Señor, oh escarnecedores, cabezas de mi pueblo que está en Jerusalén. Vosotros habéis dicho: hicimos alianza con la muerte, concertamos un pacto con el infierno y así, cuando pasen los azotes, no vendrán sobre nosotros porque pusimos nuestra esperanza sobre la mentira y estamos protegidos por ella.

Será destruida vuestra alianza con la muerte, no existirá ya más vuestro pacto con el infierno; cuando pase tempestuoso el azote os arrastrará consigo. Y tan sólo las fatigas os harán entender la lección.

Así pues, no os burléis, no sea que vayan a ser estrechadas más vuestras cadenas.

¡Ay de vosotros que os recluís en vuestro corazón para ocultar al Señor vuestros designios! Llevan a cabo sus obras en las tinieblas y dicen: ¿Quién nos ve? ¿Quién nos reconoce? Es perverso este vuestro pensamiento.

¡Ay de vosotros, hijos desertores, que forjáis designios, pero sin Mí, y urdís una tela que no es según mi espíritu y acumuláis pecado sobre pecado!

Por esto, he aquí lo que dice el Santo de Israel: Puesto que vosotros menospreciáis esta palabra, pusisteis vuestra esperanza en la calumnia y en el tumulto y os apoyasteis sobre estas cosas, esta iniquidad será para vosotros como brecha de ruina imperceptible en un alto muro que, de improviso, cuando nadie piensa en ello, provoca el hundimiento y queda hecho pedazos.

¡Ay de aquellos que bajan a Egipto en busca de ayudas y esperan en los caballos y tienen confianza en los carruajes, que son muchos, y en los jinetes que son sobre manera vigorosos, y no han puesto su confianza en el Santo! No han buscado al Señor.

El Egipto (El rey de Egipto. N.del. T.) es hombre y no Dios y sus caballos son carne y no espíritu, el Señor extenderá su mano y el que presta ayuda se desplomará y el que es ayudado caerá y serán aniquilados todos juntos.

¡Ay de ti, saqueador! ¿Acaso no serás tú también saqueado? ¡Ay de ti, escarnecedor! ¿Acaso no serás tú también escarnecido? Cuando hayas concluido de saquear, serás saqueado; cuando, ya cansado, hayas terminado de escarnecer, serás escarnecido."

 

Antes de hablar sobre los temas y sobre las promesas 

de Dios, comentemos este fragmento.

 

Antes de hablar sobre los temas y sobre las promesas de Dios, comentemos este fragmento.

 

El corazón del hombre, al que el profeta llama impío, es 

un amasijo de soberbia, de prepotencia y de rebeldía.

 

El corazón del hombre, al que el profeta llama impío, es un amasijo de soberbia, de prepotencia y de rebeldía. Hállase en él la triple lujuria, trono sobre el que se asienta el Maligno para henchir de pensamientos demoníacos aquel corazón que repudió a Dios y su Justicia. De este corazón no puede salir sino iniquidad porque su Rey es el Espíritu del Mal, el cual concede triunfos efímeros que descuenta más adelante con ruinas imperecederas. El impío, que reina bajo el signo de la Bestia, pasa como un torrente de dolor y de corrupción por la tierra de los santos  -y Roma es tierra de santos-   arrastrando al mal a otros impíos menores y atormentando a los hijos del Señor.

 

Dos veces verá el impío mi gloria y querrá no verla porque

 ella será para él terrible: a su muerte y en el último día.

 

Es justo que el Señor vele por su gloria ante el impío en esta y en la otra morada. Dos veces verá el impío mi gloria y querrá no verla porque ella será para él terrible: a su muerte y en el último día. Entonces le preguntaré Yo: "¿Que hiciste de mi pueblo? y ¿qué de mis dones?" Y será pregunta que lo lanzará, como saeta despedida del arco, hasta aquel abismo del que no se sale.

 

Roma es mi segunda Jerusalén terrena. Tierra predilecta 

en la que quise estuviese mi Iglesia y que, por ser centro del

 mundo, debería ser tratada por éste, al ser su cabeza, 

como una espléndida reliquia.

 

Roma es mi segunda Jerusalén terrena. Tierra predilecta en la que quise estuviese mi Iglesia y que, por ser centro del mundo, debería ser tratada por éste, al ser su cabeza, como una espléndida reliquia. Mas, por el contrario, ¿cómo se han conducido los nuevos escarnecedores de Dios? Aliándose con el delito que produce la muerte, desposando su alma con Satanás y creyendo, con tan sacrílega prostitución salvarse de los azotes a los que sometían a los demás.

 

No. La mentira no salva. 

Os lo dice el Padre de la Verdad.

 

No. La mentira no salva. Os lo dice el Padre de la Verdad. El amo de la mentira os enreda en ella y, tan pronto ve la ocasión propicia, os la vuelve en contra para haceros perecer Yo soy el que salvo y no otro fuera de Mí.

 

Sólo Yo doy protección que no conoce límite y cuando me

 presento, bien para salvar o para condenar, huye de allí

 Satanás dejándoos solos

 

Seréis despojados de vuestra falaz armadura en el momento mismo en que os herirá mi castigo, pues así es como obra Satanás. Ni puede obrar de otra suerte ya que no puede daros sino frutos perecederos. Sólo Yo doy protección que no conoce límite y cuando me presento, bien para salvar o para condenar, huye de allí Satanás dejándoos solos, oh hijos necios del pecado.

 

Únicamente entre los estrujamientos de la tortura

 entenderéis quien es Dios y quién Lucifer

 

Únicamente entre los estrujamientos de la tortura entenderéis quien es Dios y quién Lucifer. ¡Lección terrible! Y cuando más pequéis, más feroz será el estrujamiento porque aquí hay también un límite para mi Bondad ilimitada, pero inteligente. Recordadlo.

 

Nada se oculta al Señor de cuanto el hombre urde en la

 sombra, aun en lo más recóndito de su corazón.

 

Nada se oculta al Señor de cuanto el hombre urde en la sombra, aun en lo más recóndito de su corazón. Y si esos pobres hermanos vuestros no ven sino lo exterior y pueden ser engañados por vuestra hipocresía, Yo lo veo todo y obro como vuestras acciones merecen y, cual muro minado por una pequeña brecha, vuestro edificio, asentado sobre la culpa, se derrumbará cuando ninguno  -ni vosotros que os sentís seguros por la alianza con el Padre de la Mentira, ni el pueblo que os teme creyéndoos invencibles-  se lo piensa.

 

¡Ay, ay, ay de vosotros que inducís a mi pueblo a hacerle

 creer que Yo protejo vuestro mal hacer! 

 

¡Ay, ay, ay de vosotros que inducís a mi pueblo a hacerle creer que Yo protejo vuestro mal hacer! ¡Ay de vosotros que inducís a mis hijos a desconfiar de mi justicia! También de esto responderéis porque el escándalo recae sobre quien lo crea. Y ¿que mayor escándalo que inducir a los pequeños a creer que Dios protege injustamente a los grandes que pecan?

¡Cuántas almas me habéis arrebatado, obradores de iniquidad! Con todo, ellas serán todavía hijas de mi Misericordia. No así vosotros a quienes di todo para atraeros a Mí y hacer de vosotros instrumentos del Bien y habéis echado todo en olvido posponiéndome a Satanás.

 

¡Ay de vosotros que establecéis alianzas de las que solo 

mal puede seguirse a mi pueblo: mal para la carne y mal 

para el espíritu

 

¡Ay de vosotros que establecéis alianzas de las que solo mal puede seguirse a mi pueblo: mal para la carne y mal para el espíritu; y, sabiendo que es mal, lo hacéis lo mismo, usando mal del poder para que triunfe vuestra persona, puñado de arcilla que conserva su forma mientras la Misericordia la mantiene húmeda con la lluvia desde lo alto y, una vez desecada, redúcese a polvo, como la cal cernida, y se desparrama.

 

Vuestras alianzas, verdadera unión de los precursores 

del anticristo, carecen de base y no tienen fortaleza 

de victoria

 

Vuestras alianzas, verdadera unión de los precursores del anticristo, carecen de base y no tienen fortaleza de victoria. Se desmenuzarán, al igual que vosotros, y sólo quedará de ellas un recuerdo de horror en los cuerpos, en las casas y en las almas de mis pobres hijos.

Cuando Dios truena, ¿qué son los caballos ni los vigorosos jinete? Tamo que el viento dispersa en todas direcciones. Soy Yo el que da fortaleza a los ejércitos. Mas es preciso que lo que mueva a los ejércitos sea una razón justa y no la ferocidad ni la soberbia.

 

Toda culpa será castigada y castigado asímismo 

por Dios todo escarnio

 

Toda culpa será castigada y castigado asímismo por Dios todo escarnio, porque Dios, dice el Señor, jamás será escarnecido y no es lícito oprimir a los más pequeños.

Mas, advierte una cosa, María. También por parte de los más pequeños ha de haber respeto a la Ley; así es como tendréis siempre a vuestro Dios con vosotros."

C. 43. 219-222

A. M. D. G.