5 agosto 1943
lA HORA DE JUZGAR A LOS MUERTOS
Apc. cap. 11º, 17-18
#Esta ira de las naciones es el pródromo de mi ira porque así debe suceder
#"la hora de juzgar a los muertos", en la palabra de Juan hay otro sentido más amplio
#Son los grandes Muertos, ya que para ellos no habrá resurrección alguna
Dice Jesús:
Esta ira de las naciones es el pródromo de mi ira porque
así debe suceder
"Esta ira de las naciones es el pródromo de mi ira porque así debe suceder. Hora penosa, pobres hijos míos que la sufrís, pero que es inevitable sea así, pues todo debe cumplirse tanto de Bien como de Mal, sobre la Tierra antes deque llegue la hora. Entonces diré: ¡Basta!" y vendré como Juez y como Rey a hacerme cargo del reino de la tierra incluso y a juzgar los pecados y los méritos del hombre.
"la hora de juzgar a los muertos", en la palabra de Juan
hay otro sentido más amplio
Cuando leéis vosotros en el libro de Juan las palabras: "la hora de juzgar a los muertos", pensáis que se refieran a aquellos que, hace ya siglos tal vez, pasaron a aquellas esferas de misterio que no serán conocidas hasta tanto uno penetre en ellas. Sí. Muerte quiere decir trasmigración del alma a otras zonas distintas de la tierra. Mas en la palabra de Juan hay otro sentido más amplio: los muertos de que habla pueden ser también vivos según la carne aunque en realidad, Muertos a los ojos del que los contempla.
Son los grandes Muertos, ya que para ellos no habrá
resurrección alguna
Son los grandes Muertos, ya que para ellos no habrá resurrección alguna. Muertos para Dios, nunca más, eternamente, tendrán la dicha de poseer la Vida, esto es, a Dios, por cuanto Dios es Vida eterna.
Del mismo modo, con un sentido mucho más amplio del que puedan indicar las simples palabras, por los profetas, los siervos, los santos de que habla Juan, puede entenderse, bajo esos tres calificativos, a cuantos supieron vivir según el espíritu.
¡Cuántas humildes viejecitas, cuántos pobres niños,
cuántos hombres sencillos e ignorantes, cuántas mujeres
sin letras, desconocidas para la gente, se esconden
y están comprendidos en las palabras: profetas,
siervos y santos!
¡Cuántas humildes viejecitas, cuántos pobres niños, cuántos hombres sencillos e ignorantes, cuántas mujeres sin letras, desconocidas para la gente, se esconden y están comprendidos en las palabras: profetas, siervos y santos! De ser mostrados al mundo, éste se reiría de ellos. Mas, en verdad, en verdad os digo que es más profeta, más siervo y más santo mío uno cualquiera de estos pobres según la carne, que no un sabio soberbio, un grande orgulloso, incluso un ministro mío, en los que falta aquello que os hace santos a mis ojos: saber vivir conforme a mi Palabra y saber hacer mi Voluntad con fe, con caridad y con esperanza constantes.
La sonrisa que he de dirigir a mis benditos a la hora
de mi venida como Rey y como Juez, encenderá un sol
siete veces más potente que el que os alumbra y
mis cielos resplandecerán con él
La sonrisa que he de dirigir a mis benditos a la hora de mi venida como Rey y como Juez, encenderá un sol siete veces más potente que el que os alumbra y mis cielos resplandecerán con él, mientras los coros angélicos cantarán mis alabanzas y las de mis siervos, cuyas virtudes, que les hacen hijos míos, serán proclamadas ante el mundo estulto y necio en aquella hora por Mí.
Mas para los que no son tales y, en particular, para aquellos que con su obrar llevaron a la perdición a la tierra y a los débiles de ésta, mi mirada será rayo que precipitará en el abismo, pues si bien es inevitable que el Mal exista, con todo serán malditos para siempre cuantos se hacen siervos y administradores del Mal."
(Este es el comentario a los versículos 17-18 del capítulo 11º del Apocalipsis, tal como Jesús me lo comenta.)
C. 43. 238-240
A. M. D. G.