9 agosto

 

 

La muerte es inevitable

 

 


 

#Por estar fijada por Dios, es siempre justa la hora de la muerte  

 #Ahora observa: el don de la vida, de una vida dilatada, ¿por qué lo puedo conceder Yo?   

#El primero: porque aquella criatura que disfruta de él es un espíritu resplandeciente que tiene la misión de ser faro para los demás espíritus   

#Segundo: doy vida dilatada para proporcionar a una criatura deforme el medio, todos los medios, para formarse   

#Esto explica por qué diga Yo tan pronto mi "Basta" para criaturas a las que encuentro adultas en la Fe, en la Caridad, en la Vida   

#Son dos atracciones y dos aspiraciones procedentes de un agente único: el Amor.   

#Los brazos, María, que el alma eleva, se encuentran con los brazos extendidos de Dios y, al tocarse, se enlazan velozmente   

#Mas aquellos que, para su desgracia, no comprendieron mi Amor, no me dieron su amor, no entendieron que sólo hay una ciencia útil: la del Amor, para aquellos es temerosa la muerte   

#la boca mendaz del hombre, para engañar y animarse asimismo a engañar a los demás, dice: "Yo me he portado y me porto bien". Pero la conciencia, puesta como espejo de dos caras ante vuestro yo y ante el ojo de Dios, viene a acusarle al hombre de no haberse portado ni portarse bien en nada como proclama.    

#Por lo que un gran temor le tiene desasosegado: el temor al juicio de Aquel a quien no se le ocultan los pensamiento, los actos, los afectos del hombre    

#La muerte es inevitable. Bienaventurados aquellos que vayan en aquella hora con librea de amor al encuentro de Aquel que llega

 


 

Dice Jesús:

"Temen la muerte aquellos que no conocen el amor y no tienen la conciencia tranquila. ¡Y son los más! Estos, cuando por una enfermedad, por la edad o por otra causa cualquiera se sienten amenazados de muerte, se asustan, se afligen y se rebelan. Tratan de huirla con todas sus fuerzas y por todos los medios. Pero, todo inútil, porque cuando sonó la hora, no hay precaución capaz de hacer retroceder a la muerte.

 

Por estar fijada por Dios, es siempre justa la hora

 de la muerte

 

Por estar fijada por Dios, es siempre justa la hora de la muerte. Sólo Yo soy el Dueño de la vida y de la muerte y aunque no son míos ciertos medios de muerte empleados por el hombre a instigación demoníaca, son siempre mías las sentencias de muerte dictadas para sacar a un alma del excesivo tormento terreno o para impedirle la comisión de culpas mayores.

 

Ahora observa: el don de la vida, de una vida dilatada, 

¿por qué lo puedo conceder Yo?

 

Ahora observa: el don de la vida, de una vida dilatada, ¿por qué lo puedo conceder Yo? Por dos motivos.

 

El primero: porque aquella criatura que disfruta de él

 es un espíritu resplandeciente que tiene la misión de ser 

faro para los demás espíritus

 

El primero: porque aquella criatura que disfruta de él es un espíritu resplandeciente que tiene la misión de ser faro para los demás espíritus envueltos todavía en las nieblas de la materialidad. Muchos de mis santos alcanzaron edades provectas precisamente por esto. Y sólo Yo sé cómo anhelaban, por su parte, venir a Mí.

 

Segundo: doy vida dilatada para proporcionar a 

una criatura deforme el medio, todos los medios, 

para formarse

 

Segundo: doy vida dilatada para proporcionar a una criatura deforme el medio, todos los medios, para formarse. Estudios, amistades, encuentros santos, dolores, alegrías, lecturas, castigos de guerra o enfermedades, todo lo doy para hacer que un alma crezca en mi Edad que no es como la vuestra; pues lo que Yo quiero decir es que crecer en mi Edad quiere decir crecer en mi Sabiduría y así se puede ser adulto en mi Edad teniendo en la vuestra edad de niño o viceversa: ser un niño en mi Edad teniendo cien años en la vuestra. Yo no miro la edad de vuestra carne que muere, miro vuestro espíritu y querría que llegarais a ser espíritus que saben camina, hablar, obrar con seguridad y no balbucientes, vacilantes, incapaces de hacer nada como niños.

 

Esto explica por qué diga Yo tan pronto mi "Basta" 

para criaturas a las que encuentro adultas en la Fe, 

en la Caridad, en la Vida

 

Esto explica por qué diga Yo tan pronto mi "Basta" para criaturas a las que encuentro adultas en la Fe, en la Caridad, en la Vida. Un padre siempre está deseando reunirse con sus hijos y, una vez terminada la carrera o el servicio militar, ¡con qué gozo los estrecha contra su corazón! Y ¿obrará de otra suerte el Padre que tenéis en los cielos? No. Cuando ve que una criatura está adulta en su espíritu, arde en deseos de tomarla consigo y si, por compasión hacia el pueblo, deja a veces a sus siervos sobre la tierra para que sean imán y brújula para los demás, no resiste a las veces y se da el gusto de colocar una nueva estrella en el Cielo con el alma de un santo.

 

Son dos atracciones y dos aspiraciones procedentes 

de un agente único: el Amor.

 

Son dos atracciones y dos aspiraciones procedentes de un agente único: el Amor. El alma, donde quiera que tú estés, atrae a Dios hacia sí y Dios desciende a encontrar sus delicias al lado de la criatura amante que vive en El. El alma aspira a subir para estar eternamente y sin velos con su Dios. Dios, desde el centro de su ardor, atrae hacia Sí al alma del modo como el sol atrae la gota de rocío aspirando a tenerla junto a Sí, perla encerrada en su triple fuego que proporciona la bienaventuranza.

 

Los brazos, María, que el alma eleva, se encuentran 

con los brazos extendidos de Dios y, al tocarse, 

se enlazan velozmente

 

Los brazos, María, que el alma eleva, se encuentran con los brazos extendidos de Dios y, al tocarse, se enlazan velozmente. Es el éxtasis en la tierra. Cuando se estrecha duraderamente es la Bienaventuranza sin fin del Cielo, de mi Cielo, que lo creé para vosotros, queridos míos, y que me dará una sobreabundancia de gozo cuando se colme con todos mis amados.

¡Qué jornada eterna de gozo inconmensurable la nuestra, la de nosotros que nos amamos: Nosotros, Dios Uno y Trino, y vosotros, los hijos de Dios!

 

Mas aquellos que, para su desgracia, no comprendieron 

mi Amor, no me dieron su amor, no entendieron que sólo 

hay una ciencia útil: la del Amor, para aquellos es 

temerosa la muerte

 

Mas aquellos que, para su desgracia, no comprendieron mi Amor, no me dieron su amor, no entendieron que sólo hay una ciencia útil: la del Amor, para aquellos es temerosa la muerte. Tienen miedo y aún lo tienen mayor si sienten haber obrado no muy bien o mal del todo.

 

la boca mendaz del hombre, para engañar y animarse

 asimismo a engañar a los demás, dice: "Yo me he portado 

y me porto bien". Pero la conciencia, puesta como espejo 

de dos caras ante vuestro yo y ante el ojo de Dios, viene 

a acusarle al hombre de no haberse portado ni portarse 

bien en nada como proclama.

 

La boca mendaz del hombre  -porque raramente la boca del hombre dice la verdad, esa verdad tan hermosa y bendita que Yo; el Hijo de Dios y Palabra del Padre, os enseñé a decir siempre-  la boca mendaz del hombre, para engañar y animarse asimismo a engañar a los demás, dice: "Yo me he portado y me porto bien". Pero la conciencia, puesta como espejo de dos caras ante vuestro yo y ante el ojo de Dios, viene a acusarle al hombre de no haberse portado ni portarse bien en nada como proclama.

 

Por lo que un gran temor le tiene desasosegado:

 el temor al juicio de Aquel a quien no se le ocultan

los pensamiento, los actos, los afectos del hombre

 

Por lo que un gran temor le tiene desasosegado: el temor al juicio de Aquel a quien no se le ocultan los pensamiento, los actos, los afectos del hombre. Mas si tanto me teméis, desgraciados, como Juez, ¿por qué no evitáis el tenerme como tal? ¿Por qué no hacéis de Mí vuestro Padre? Y si me teméis, ¿por qué no obráis conforme a mis mandamientos? ¿No sabéis escucharme cuando os hablo con voz de Padre que os guía, hora por hora, con mano amorosa? Pues obedecedme al menos cuando os hablo con voz de Rey. Será una obediencia menos premiada por ser menos espontánea y dulce para mi Corazón. Pero siempre será obediencia. Y ¿por qué, entonces, no lo hacéis?

 

La muerte es inevitable. Bienaventurados aquellos 

que vayan en aquella hora con librea de amor 

al encuentro de Aquel que llega

 

La muerte es inevitable. Bienaventurados aquellos que vayan en aquella hora con librea de amor al encuentro de Aquel que llega. La muerte de éstos será plácida como el tránsito de mi padre de la tierra que no supo de sobresaltos porque fue un justo al que su vida nada tenía que reprocharle. El fin de los amantes será gozoso como el sueño de mi Madre que cerró los ojos en la tierra a impulsos de una visión de amor, ya que de amor fue toda su vida que no conoció pecado, para volver a abrirlos en el Cielo despertando sobre el Corazón de Dios.

¿Sabes, tesoro mío, qué hermoso será también para ti? Esta mañana, al venir Yo-Eucaristía, has experimentado un estremecimiento extático porque me has visto darte a ti a Mí mismo. Mas nada es eso. Sólo un granito de éxtasis echado a tu corazón. Un sólo, para no consumirte, porque ya lo has sentido... has creído morir de la emoción. Ahora bien, cuando llegue el momento, derramaré un río de gozo puesto que ya no será necesario mantener tu vida humana y marcharemos juntos.

¡Animo! Un poco de dolor todavía por amor a tu Jesús y después El abolirá para ti el dolor a fin de darte El a Sí mismo completamente. A Sí mismo, gozo sin medida".

Efectivamente, esta mañana he sentido una emoción tan viva que he estado a punto, a punto de gritar. Porque se grita, no ya de espanto o de dolor, mas también por un exceso de gozo. He creído que se me paralizase el corazón por el gozo y que muriese así con la partícula sobre la lengua.

C. 43. 244-247

A. M. D. G.