en esta tragedia actual han entrado
ya en acción las fuerzas de Satanás,
el cual ha mandado a sus ángeles
negros a concitar a los reino de
la tierra unos contra otros
#Pequeña, no por la magnitud de su volumen sino por el motivo
#El reino del Anticristo, para consolidarse, necesita de un cemento amasado con sangre y odio.
#Verdaderamente Satanás, con sus demonios, intenta un segundo asalto al Cielo
Dice también Jesús:
Te dije un día (dictados de los días 4 y 19 de junio) que en esta tragedia actual han entrado ya en acción las fuerzas de Satanás, el cual ha mandado a sus ángeles negros a concitar a los reino de la tierra unos contra otros. Dio ya comienzo la batalla sobrenatural. Es ella la que está tras las bambalinas de la pequeña batalla humana.
Pequeña, no por la magnitud de su volumen sino
por el motivo
Pequeña, no por la magnitud de su volumen sino por el motivo. No es, no, el pequeño motivo humano el origen de la misma. No lo es. Es muy otro el motivo verdadero que hace de los hermanos otras tantas fieras homicidas que se muerden y matan mutuamente.
Os batís por orden de cuatro o cinco poderosos.
Así creéis que sea. No. Uno es el ejecutor de esta ruina.
Uno que si está en la tierra es porque vosotros
lo queréis, pero que no es de esta tierra.
Os batís con vuestros cuerpos. Mas, en realidad, son las almas las que se baten. Os batís por orden de cuatro o cinco poderosos. Así creéis que sea. No. Uno es el ejecutor de esta ruina. Uno que si está en la tierra es porque vosotros lo queréis, pero que no es de esta tierra. Es Satanás quien maneja los hilos de este estrago en el que son más las almas que mueren que no los cuerpos.
El reino del Anticristo, para consolidarse, necesita
de un cemento amasado con sangre y odio.
Es ésta una de las batallas iniciales. El reino del Anticristo, para consolidarse, necesita de un cemento amasado con sangre y odio.
Y vosotros, que ya no sabéis amar, le servís
perfectamente y os matáis mutuamente y maldecís
de quien no es culpable de este vuestro mal:
de Dios
Y vosotros, que ya no sabéis amar, le servís perfectamente y os matáis mutuamente y maldecís de quien no es culpable de este vuestro mal: de Dios que lucha con sus ángeles por defender cuanto es suyo: la Fe en el corazón de los cristianos y la Bondad en el corazón de los buenos.
No soy Yo quien, por ahora, hago la selección. Sois
vosotros los que espontáneamente os seleccionáis.
No soy Yo quien, por ahora, hago la selección. Sois vosotros los que espontáneamente os seleccionáis. Aquellos que, a pesar del horror, saben comprender que Dios es siempre Dios, o sea, Bondad y Justicia, y que la salvación se encuentra en el seguimiento de la Ley de Dios, se apartan de los que niegan estas verdades. Los primeros suben al encuentro de la Luz mientras que los otros se precipitan en las Tinieblas.
Verdaderamente Satanás, con sus demonios, intenta
un segundo asalto al Cielo
Verdaderamente Satanás, con sus demonios, intenta un segundo asalto al Cielo. Mas, abatido por mi arcángel, se precipita sobre la tierra para vencer a Dios a través del corazón de sus hijos. Porque cada alma que se pierde es una derrota para Dios. Y Satanás lo consigue con facilidad porque el corazón de los hombres ya no tiene llama de espíritu, ya no tiene Vida de espíritu. Es un nudo de pecado en el que medra la triple lujuria que da muerte al espíritu.
Bienaventurados aquellos que vencieron en virtud
de la sangre del Cordero y permanecieron y permanecerán
siempre fieles
Bienaventurados aquellos que vencieron en virtud de la sangre del Cordero y permanecieron y permanecerán siempre fieles. Bienaventurados aquellos que hayan rechazado a Satanás y sus lisonjas sin preocuparse de sus aparentes triunfos ni de sus desesperados esfuerzos en esta hora que él sabe ha de ser breve para su reino de maldición y hayan permanecido fieles a Cristo y a su Iglesia, desmembrada por la persecución anticristiana, mártir invicta como el Gran Mártir su Esposo, Cristo Crucificado, pero renacida más bella, tras su muerte aparente, para entrar glorificada en el Cielo en donde el verdadero Pontífice la espera para celebrar las nupcias."
C. 43. 281-282
A. M. D. G.