28 de agosto 1943

 

 

 soy "el eterno inmolado" 

 

 


 

#os preguntáis si Dios sabía o no cuanto el hombre habría de cometer.   

#¡Oh, sí que lo sabía! Nada le es desconocido al Dios Uno y Trino. Todos los acontecimientos del Universo:   

#Y de siempre conoce todos los sucesos del hombre, tomado como habitante de la Tierra. Antes de que Adán existiese, sabía Dios que Adán habría de pecar y que con él, durante milenios, habría de pecar la raza de Adán   

#Proyecta, María tu mirada a nuestra eternidad. Sumérgete en este signo de Dios   

#Lo mismo es nuestra eternidad. ¡Existe!  

 Oh qué inútil por-qué! ¿Querríais juzgar la obra de Dios? ¿Someter a proceso sus acciones?   

#¡Cuántos misterios tiene aún el Universo para vosotros! 

  #Santas, cuando os impulsan a bien obrar deseando ahondar en el misterio y en el contacto con lo sobrenatural  

 #No santas, cuando queréis, dejando a un lado la hermosa y simple Fe, imitar a Adán  

 #Pero, ¿creéis vosotros que, de haber sido conveniente saberlo, hubiera Yo desmemoriado a los tres resucitados del Evangelio?   

#Creer es más eminente que conocer. Creer es amar  

 #No se inició mi holocausto con mi vida corporal. No. Fue desde antes de que Yo me hiciese carne en el seno de la Virgen   

#Yo soy el eterno Inmolado, la Víctima eterna, el que os transfunde su Sangre para curaros de las enfermedades de las culpas

 


 

Dice Jesús:

"Cuando Yo digo que soy "el eterno inmolado" (17 de agosto) no expreso concepto alguno nuevo. Quienes estuvieron más cercanos a Mí: Pedro y Juan, tienen el mimo concepto. Ni pueden tenerlo distinto los que meditan las obras del Padre, del Hijo y del Espíritu

 

os preguntáis si Dios sabía o no cuanto el hombre 

habría de cometer.

 

A vosotros, los hombres, os extraña tal vez que Dios, sabiendo como sabe con su Inteligencia infinita todas las cosas, hubiera procedido a crear al hombre, y casi os preguntáis si Dios sabía o no cuanto el hombre habría de cometer.

 

¡Oh, sí que lo sabía! Nada le es desconocido al Dios Uno

 y Trino. Todos los acontecimientos del Universo:

 

¡Oh, sí que lo sabía! Nada le es desconocido al Dios Uno y Trino. Todos los acontecimientos del Universo: nacimiento y muerte de los planetas, el formarse y disgregarse de las nebulosas, la existencia o no de vida en los astros lanzados l espacio, cataclismos, deflagraciones, todo le es conocido de siempre, desde la eternidad. E igualmente le son conocidos de siempre todos los acontecimiento de la Tierra: uno de los millones de mundos creados por Dios, al que vosotros conocéis por ser sus habitantes.

 

Y de siempre conoce todos los sucesos del hombre,

 tomado como habitante de la Tierra. Antes de que 

Adán existiese, sabía Dios que Adán habría de pecar 

y que con él, durante milenios, habría de pecar 

la raza de Adán

 

Y de siempre conoce todos los sucesos del hombre, tomado como habitante de la Tierra. Antes de que Adán existiese, sabía Dios que Adán habría de pecar y que con él, durante milenios, habría de pecar la raza de Adán. Ni uno de los pecados de los hombres, ni una de las virtudes de los hombres los ignora nuestra Sabiduría, no sólo en el momento en que suceden sino con una antelación de tiempo tal que no admite parangón con límite alguno de vuestro tiempo, remontando en sentido inverso a lo largo de siglos, de milenios hasta la no existencia del tiempo: hasta la eternidad.

 

Proyecta, María tu mirada a nuestra eternidad. 

Sumérgete en este signo de Dios

 

Proyecta, María tu mirada a nuestra eternidad. Sumérgete en este signo de Dios. Es como si fijases tu mirada en un cielo tersísimo y pensases que, tras aquel azul que a ti te parece el final, hay otro, otro y otro espacios sin fin cada vez más arriba... Un vórtice de éter, un torbellino de azul que, cuanto más subes, más hacia el fondo va, no encontrando límite al mismo. Su azul, que ciertamente lo es, no es sino la manifestación de su inexistencia como sustancia consistente. Su Azul está hecho de incalculables millones de kilómetros de éter en el que giran los mundos creados por mi Padre.

 

Lo mismo es nuestra eternidad. ¡Existe!

 

Lo mismo es nuestra eternidad. ¡Existe!¿Cuándo empezó? ¡Nunca! ¿Cuándo acabará? ¡Jamás! ¿Cuánto durará? ¡Siempre! ¿Desde cuándo dura? ¡Desde siempre!

 

¡Oh qué inútil por-qué! ¿Querríais juzgar 

la obra de Dios? ¿Someter a proceso sus acciones? 

 

¡Oh qué inútil por-qué! ¿Querríais juzgar la obra de Dios? ¿Someter a proceso sus acciones? Cuando estéis en la gloria comprenderéis todos los misteriosos "por-qués". Leeréis con la mirada del espíritu libre páginas que ahora ignoráis, que ahora inútilmente queréis deshojar cayendo, por vuestra inútil soberbia de hormigas que pretenden perforar una montaña de mármol, en los más perniciosos errores.

 

¡Cuántos misterios tiene aún el Universo para vosotros!

 

¡Cuántos misterios tiene aún el Universo para vosotros! Estáis sumergidos en el misterio. Misterio de Dios. Misterio de los por-qués de Dios. Misterio de la segunda vida. misterio de las leyes cósmicas. Misterio de las relaciones entre los que viven en la tierra y los que ya pasaron a la segunda vida.

Vuestra curiosidad humana, la tendencia de vuestra alma a restituirse a su origen, os proporcionan santa y no santas inquietudes.

 

Santas, cuando os impulsan a bien obrar deseando 

ahondar en el misterio y en el contacto 

con lo sobrenatural 

 

Santas, cuando os impulsan a bien obrar deseando ahondar en el misterio y en el contacto con lo sobrenatural para sentiros menos exilados del reino del espíritu y haceros cada vez más capaces de entender las palabras espirituales y de merecer la vida espiritual cuya perfección se alcanza en la otra vida, en mi bienaventuranza.

 

No santas, cuando queréis, dejando a un lado 

la hermosa y simple Fe, imitar a Adán

 

No santas, cuando queréis, dejando a un lado la hermosa y simple Fe, imitar a Adán y conocer lo que, por ahora, no es útil conocer, violando el secreto, forzando puertas celestiales, turbando reposos paradisíacos, traspasando barreras intangibles.

Eso está mal, hijo míos. Creedlo. Dejad a vuestro Dios la iniciativa de instruiros sobre los misterios del más allá. El sabe hasta qué punto puede introduciros en el secreto que está más allá de la muerte. Fiaos de vuestro Padre y Maestro. No queráis ir más allá del límite. No pretendáis querer más de lo que Dios quiere. Respetad.

 

Pero, ¿creéis vosotros que, de haber sido conveniente

 saberlo, hubiera Yo desmemoriado a los tres resucitados

 del Evangelio?

 

Vaya esto para todos aquellos que no se contentan con cuanto he dicho y quieren saber más. Pero, ¿creéis vosotros que, de haber sido conveniente saberlo, hubiera Yo desmemoriado a los tres resucitados del Evangelio? Con todo, ninguno de ellos dijo lo que hay en la otra parte. Ni Yo, Verbo del Padre y Sabiduría infinita, os he descubierto el misterio de la muerte y con él otros cuyo conocimiento no es necesario para vuestra santificación antes resulta perjudicial para ella.

 

Creer es más eminente que conocer. Creer es amar

 

Creer es más eminente que conocer. Creer es amar; lo vuelvo a decir (26 de agosto). Creed pues que si Dios os creó fue a impulsos del amor. Creedlo con amor para corresponder a tal amor.

Y creed con séptuplo amor: que Yo, el eterno Inmolado, soy con justa razón llamado así porque, desde antes de que existiera el tiempo, fui Yo destinado a ser inmolado para salvaros.

 

No se inició mi holocausto con mi vida corporal. No.

 Fue desde antes de que Yo me hiciese carne en el seno

 de la Virgen

 

No se inició mi holocausto con mi vida corporal. No. Fue desde antes de que Yo me hiciese carne en el seno de la Virgen. No comenzó con la caída de Adán. No. Fue desde antes de que Adán pecase. Ni comenzó cuando dijo el Padre "hagamos al hombre". No. Fue anterior a ese pensamiento creador.

Ese holocausto, llevado a cabo por la segunda Persona de Nuestra Trinidad santa, es como un latido en el centro del corazón eterno de nuestro Ser, desde siempre. Desde siempre, ¿entiendes? Eterno, como somos eternos Nosotros. Todo previsto y todo preordinado desde la eternidad.

 

Yo soy el eterno Inmolado, la Víctima eterna,

el que os transfunde su Sangre para curaros de las

 enfermedades de las culpas

 

Yo soy el eterno Inmolado, la Víctima eterna, el que os transfunde su Sangre para curaros de las enfermedades de las culpas, el que con ella os vuelve a soldar con Dios, el que os da todas las certezas de la fe y de la esperanza y os nutre con su caridad para que podáis creer, vivir en Dios, santificaros mediante la Palabra que no muere y que no permite que quien de ella se nutra muera.

Creed en Mí, amigos míos, y pedidme la gracia de creer cada vez más. La luz de la Fe y la de la Caridad os permitirán ver cada vez más claramente, ya desde esta vida, a vuestro Dios y a vuestro Jesús."

C. 43.  301-304

A. M. D. G.