1.º de septiembre.

 

 

No está sola. Me tienes a Mí como 

 

Cirineo y a mi Madre como Verónica

 


 

#Me acuerdo de mi necesidad de ayuda en las horas trágicas de la Pasión. y lo que para Mí deseé quiero que lo tengan también los que son doblemente semejantes  

 #María, con su santidad inmaculada, sufrió cruelmente por la muerte de sus padres a los que no pudo confortar con sus beso

 


 

Dice Jesús:

"No, no estás sola. Tienes a tu Jesús al lado como bien pocos le tienen, porque si es verdad que, mediante mi Gracia, estoy con todos mis hijos, con bien pocos lo estoy en la forma que estoy contigo y que he empleado al  ver tu penosísimo estado general. Yo sé hasta dónde puede llegar la resistencia de un ser y, dado que el peso del dolor que debes soportar es agobiante y fuera de lo normal, he provisto a eso con medios extraordinarios que para muy pocos reservo.

 

Me acuerdo de mi necesidad de ayuda en las horas 

trágicas de la Pasión. y lo que para Mí deseé quiero 

que lo tengan también los que son doblemente 

semejantes

 

Me acuerdo de mi necesidad de ayuda en las horas trágicas de la Pasión. y lo que para Mí deseé quiero que lo tengan también los que son doblemente semejantes. Semejantes por discípulos y semejantes por angustiados y crucificados.

 

María, con su santidad inmaculada, sufrió cruelmente

 por la muerte de sus padres a los que no pudo confortar

 con sus beso

 

No está sola. Me tienes a Mí como Cirineo y a mi Madre como Verónica. María, con su santidad inmaculada, sufrió cruelmente por la muerte de sus padres a los que no pudo confortar con sus besos. ¿Ves cómo te pareces a Ella? (María Valtorta sufrió agudamente por no haber podido asistir a su padre en el trance de la muerte acaecida en 1935) María, con su alma tan perfecta, sólo inferior a Dios, supo amar y sufrir cual ninguno, porque la santidad, al ser perfeccionamiento de todos los sentimientos buenos del corazón comporta, en consecuencia, una acrecentada capacidad de amar o de sufrir, tanto más acrecentada cuanto más santa es el alma. Y el alma de María era santísima.

Pues bien, esta Mujer a la que ningún dolor se le ahorró  -y ninguna como Ella debiera haber estado exenta de él por ser inmaculada y, por tanto libre del peso del dolor causado por la culpa de Adán-  esta mujer que tantas lágrimas derramó por tantos lutos y que vio cómo la muerte le arrebató a su padre, a su madre, a su esposo y  a su Hijo, Yo te la doy por Verónica y te la doy por madre.

Es el mes del Corazón traspasado de María y de la exaltación de mi Cruz. No rehuyas el asemejarte a la Traspasada y al Inmolado

C. 43. 309-310

A. M. D. G.