5 de septiembre

 

 

"El señor es contigo"

 

 


 

#El Señor está siempre con el alma en gracia. Dios no se aleja ni aún cuando se acerca el Tentador  

 #María estaba con Dios y Dios estaba con María. Ambas perfecciones se atraían y unían con un movimiento continuo de afectos  

 #cuando se cerraron los Cielos sobre el Agonizante y la traspasada, la privación de Dios fue, de las siete espadas, la más viva y lacerante, toque insuperable en el edificio del dolor requerido por la Redención.   

#María alcanzó el vértice del dolor, completo también en Ella a pesar de no haber sido crucificada materialmente, del Calvario al momento de la resurrección.  

 #Se os antoja cosa de poca monta la unión con Dios cuando es la más esencial   

#María jamás se separó de Dios   

#El que se encuentra unido con Dios está saturado de Dios y todo lo que no sea Dios queda en la superficie al modo de un viento que riza ligeramente la superficie del ánimo sin que entre a perturbar el interior  

#María poseyó a la perfección la unión con Dios y procuró con todas sus fuerzas identificarse cada vez más con El.  

 #He dicho: "María encontró en esto la principal fuerza para hacerse invulnerable".

 


 

Dice Jesús:

" "El señor es contigo".

 

El Señor está siempre con el alma en gracia. Dios no 

se aleja ni aún cuando se acerca el Tentador

 

El Señor está siempre con el alma en gracia. Dios no se aleja ni aún cuando se acerca el Tentador. Tan sólo se aleja Dios cuando la criatura cede ante el Tentador y corrompe su alma. Entonces se retira Dios porque El no puede cohabitar con el Enemigo. Se retira y, como un Padre, no enojado sino dolido, espera a que venga el arrepentimiento al corazón de la criatura y reanude ésta el lazo de amor con el Padre.

Dios querría estar siempre con vosotros. Si todos vuestros ángeles, tan numerosos como las estrellas del cielo, pudiesen saludaros con las palabras: "El Señor es contigo", el gozo de vuestro Señor sería completo, por cuanto Nosotros deseamos estar con vosotros, ya que para esto os creamos.

 

María estaba con Dios y Dios estaba con María. Ambas

 perfecciones se atraían y unían con un movimiento 

continuo de afectos

 

María estaba con Dios y Dios estaba con María. Ambas perfecciones se atraían y unían con un movimiento continuo de afectos. La Perfección infinita de Dios descendía con gozo inconcebible para vosotros, mortales, a tomar posesión de esta criatura. La perfección humana de María, la única que haya sido siempre perfecta en los hijos del hombre, se lanzaba al encuentro de la Perfección divina para poder vivir.

 

cuando se cerraron los Cielos sobre el Agonizante

 y la traspasada, la privación de Dios fue, de las siete 

espadas, la más viva y lacerante, toque insuperable 

en el edificio del dolor requerido por la Redención.

 

Si ciertamente, el estar con Dios era la vida de María y en la hora sobredesgarradora del Calvario y del Sepulcro, cuando se cerraron los Cielos sobre el Agonizante y la traspasada, la privación de Dios fue, de las siete espadas, la más viva y lacerante, toque insuperable en el edificio del dolor requerido por la Redención.

 

María alcanzó el vértice del dolor, completo también

 en Ella a pesar de no haber sido crucificada 

materialmente, del Calvario al momento 

de la resurrección.

 

Yo llegué al vértice del dolor completo del Getsemaní a la hora de nona. María alcanzó el vértice del dolor, completo también en Ella a pesar de no haber sido crucificada materialmente, del Calvario al momento de la resurrección. Y el motivo de tal superdolor es uno sólo: el estar privados de la unión con Dios.

También para vosotros debiera ser así. Mas, hoy día, el hombre encuentra gravosa la unión con Nosotros y no percibe cuánta es su miseria al estar privado de Nosotros. Miseria, ceguera, locura, muerte, esto es la pérdida de la unión con vuestro Señor. Y ¡nunca pensáis en ello!

 

Se os antoja cosa de poca monta la unión con Dios 

cuando es la más esencial

 

Si perdéis algunas monedas, un objeto cualquiera, la salud, un empleo, un animal, os ponéis en movimiento para encontrarlos y echáis mano de todos los recursos humanos y sobrenaturales para alcanzar ese objetivo, Para encontrar cualquier cosa limitada y caduca sabéis, sí, rogar; mas cuando perdéis a Dos no le buscáis. No acudís a mis Santos para que os ayuden a reencontrar el camino de Dios, ni empleáis los recursos humanos para frenar vuestros impulsos. Se os antoja cosa de poca monta la unión con Dios cuando es la más esencial.

 

María jamás se separó de Dios

 

María jamás se separó de Dios. Sus espíritus permanecieron fundidos en un abrazo de amor que tuvo su coronamiento en el Cielo. Esta unión constituyó la principal fuerza de María, en cuanto hija de Adán, porque en ella encontraba la coraza con la que hacerse invulnerable a las dentelladas del Tentador.

Quien está con Dios, no es que no vea el mal que, cual sórdido indumento o repugnante enfermedad, recubre a tantas criaturas. Lo ve y hasta con mayor nitidez que muchos otros; mas nada turba su vista. El mal no entra de los ojos a estimular los instintos incubados en la carne o los movimientos malignos de la mente. Esto ocurre únicamente en aquellos que, desconectados de Dios, tienen en sí, como huésped, al Enemigo.

 

El que se encuentra unido con Dios está saturado de Dios

 y todo lo que no sea Dios queda en la superficie al modo

 de un viento que riza ligeramente la superficie del ánimo

 sin que entre a perturbar el interior

 

El que se encuentra unido con Dios está saturado de Dios y todo lo que no sea Dios queda en la superficie al modo de un viento que riza ligeramente la superficie del ánimo sin que entre a perturbar el interior. Y no sólo esto sino que quien está unido con Dios, unido verdaderamente con El, se bien es cierto que absorbe en sí lo exterior, difunde su interior sobre los prójimos, esto es: difunde el Bien, difunde a Dios.

Sí, ciertamente es así: aquel que está con Dios tiene un poder irradiante mucho más potente que el de tantos cuerpos del universo con los que el hombre gastó su mente y levantó un monumento de orgullo, Y, sobre todo, tiene un poder sobrenaturalmente útil, puesto que quien lleva en sí al Santo de los santos y vive de El, lo comunica a los demás. Es lo que hace decir: "Este es un santo".

 

María poseyó a la perfección la unión con Dios y

 procuró con todas sus fuerzas identificarse cada 

vez más con El.

 

María poseyó a la perfección la unión con Dios y procuró con todas sus fuerzas identificarse cada vez más con El. Se podría decir que María se anuló en Dios pues tanto vivió sólo de El.

 

He dicho: "María encontró en esto la principal fuerza

para hacerse invulnerable".

 

He dicho: "María encontró en esto la principal fuerza para hacerse invulnerable".  No entendáis las cosas al revés. María, la Humildísima, no osaba pensar ni de lejos ser Ella la criatura perfecta. Ella ignoraba su destino y su condición de inmaculada. Conoció el misterio con las palabras de Gabriel y el abrazo nupcial con el Espíritu Santo. Mas durante su juventud, edad llena de insidias, repito, encontró la fuerza en la unión con Dios. La quiso encontrar a cualquier precio, pues hubiera preferido morir  cien veces antes que salir ni por un instante del influjo de Dios.

Yo quería que, más que a tantas prácticas más o menos piadosas, mis dilectos especialmente y después los demás, tendiesen a esta práctica soberana de la unión conmigo. Práctica fácil que haría que la plegaria fuese realmente plegaria, el corazón inflamado, casto el cuerpo, honesto el pensamiento; todo en vosotros vendría a ser santo y bueno y la tierra conocería días nuevos en los que los ángeles podrían saludar a los hombres con las palabras: "El Señor está con vosotros."

C. 43. 316-318

A. M. D. G.