16 septiembre

 

 

JOEL cap.II, v. 18-32 Inicio de mi Reino

 

 sobre la tierra

 

 


 

Tras las guerras tremendas que habrá traído Satanás a la Tierra mediante su Mensajero tenebroso: el Anticristo, sobrevendrá el período de la tregua  

La Tierra parecerá surgir de una segunda creación, nueva totalmente en los sentimientos que serán de paz y de concordia entre los pueblos y de paz entre el Cielo y la Tierra, porque haré que se desparrame sobre vosotros mi Espíritu  

Después vendrá el Reino sin confines, ni de tierra, ni de tiempo  

Vuestro Dios obrará toda suerte de prodigios con el fin de atraer a Sí al mayor número de vivientes  

crees tú que tantos prodigios de Amor y tantas luces del Espíritu han de convertir los hombres a su Dios Eterno Desengáñate.  

se aprovecharán del bienestar que les daré para descender cada vez más al abismo que les satisface 

 Ni la paternal largueza en sus dones, ni las aterrorizantes señales del cielo serán capaces de hacer de los vivientes de aquel tiempo hijos de Dios  

Es entonces cuando se verá quiénes tienen en sí el Reino de Dios y quiénes el de Satanás

 


 

Dice Jesús:

"No es en el sentido que tú lo entiendes. Llegará la hora de la paz y del perdón también para vosotros, los italianos. Llegará la hora en que volveréis a establecer alianza con el Señor tras haber estado en manos de Satanás que os zarandeó cual si fueseis una madeja de hilo en manos de un loco furioso. Mas las palabras de Joel (cap. II, v. 18-32) no fueron dichas para este o aquel pueblo en particular. Lo fueron para mi pueblo, para el pueblo del Único, Verdadero, Gran Rey: del Señor Dios vuestro, Uno y Trino, Creador y Redentor del género humano. Aquel período de bienestar del que habla Joel es el anuncio anticipado de cuanto mucho más tarde habla Juan en su Apocalipsis.

 

Tras las guerras tremendas que habrá traído Satanás

 a la Tierra mediante su Mensajero tenebroso:

el Anticristo, sobrevendrá el período de la tregua

 

Tras las guerras tremendas que habrá traído Satanás a la Tierra mediante su Mensajero tenebroso: el Anticristo, sobrevendrá el período de la tregua en el que, después de haberos mostrado con la prueba cruenta de qué dones puede ser obrador Satanás, buscaré atraeros a Mí colmándoos de mis dones.

 

La Tierra parecerá surgir de una segunda creación,

 nueva totalmente en los sentimientos que serán de

paz y de concordia entre los pueblos y de paz entre

el Cielo y la Tierra, porque haré que se desparrame

sobre vosotros mi Espíritu

 

¡Oh, mis dones! ¡Será vuestro regalo! No conoceréis hambres, estragos, calamidades. Vuestros cuerpos y más vuestras almas serán apacentados por mi mano. La Tierra parecerá surgir de una segunda creación, nueva totalmente en los sentimientos que serán de paz y de concordia entre los pueblos y de paz entre el Cielo y la Tierra, porque haré que se desparrame sobre vosotros mi Espíritu que os penetrará y os dará la visión sobrenatural de los decretos de Dios.

Será el Reino del Espíritu. El reino de Dios que vosotros pedís  -y no sabéis lo que pedís porque nunca reflexionáis-  en el "Pater noster". ¿A dónde queréis que venga el Reino de Dios si no es a vuestros corazones? Ahí es donde debe iniciarse mi Reino sobre la Tierra. Reino grande aunque siempre limitado.

 

Después vendrá el Reino sin confines, ni de tierra,

ni de tiempo

 

Después vendrá el Reino sin confines, ni de tierra, ni de tiempo. El Reino eterno que hará de vosotros habitadores eternos de los Cielos, porque, como es natural, Yo hablo a los que son súbditos míos y no a los réprobos que tienen ya su rey horrendo: Satanás.

 

Vuestro Dios obrará toda suerte de prodigios

con el fin de atraer a Sí al mayor número de vivientes

 

Vuestro Dios obrará toda suerte de prodigios con el fin de atraer a Sí al mayor número de vivientes porque Yo soy Dios de Misericordia, de Perdón y de un Amor tan infinito que, por mucho que podáis estudiarlo y tratar de comprender su medida, no lo conseguiréis. Lo que vosotros creéis sea la infinitud de mi amor hacia vosotros, es como la piedrezuela diminuta del cauce de un río respecto de una cordillera completa de montañas cuyas bases dividen los continentes y cuyas cimas se ciñen con las nubes.

 

¿crees tú que tantos prodigios de Amor y tantas

luces del Espíritu han de convertir los hombres

 a su Dios Eterno?

Desengáñate.

 

Ahora bien, ¿crees tú que tantos prodigios de Amor y tantas luces del Espíritu han de convertir los hombres a su Dios Eterno? Desengáñate. Si Yo tuviera con pobres animales privados de razón los cuidados que he de emplear con vosotros para las necesidades de vuestros cuerpos  -sólo éstos-  esos animales, con sus lenguajes informes, me alabarían desde el amanecer hasta el ocaso y si supieran dónde encontrarme, vendrían de todas las partes del globo a dar gracias a su Tutor benéfico. Pero los hombres, no.

 

se aprovecharán del bienestar que les daré para

 descender cada vez más al abismo que les satisface

 

Sordos del todo, en su casi totalidad, a las voces y a los dones espirituales, y sordos, casi del todo, a los dones corporales, en lugar de reconocer mi Bondad y de amarme en reconocimiento, se aprovecharán del bienestar que les daré para descender cada vez más al abismo que les satisface, en el que se revuelcan cual bestias inmundas en un pantano, apeteciendo lo que seduce a las nueve décimas partes de la humanidad: la codicia, la lujuria, el fraude, la violencia, el latrocinio, la herejía, la superstición y otras aberraciones del sentido y de la mente tan horrendas que a las personas honestas paréceles imposible que puedan ser verdaderas. Pero lo son y hacen enrojecer de vergüenza a los Cielos y excitar con movimiento de indignación a nuestra Divinidad.

 

Ni la paternal largueza en sus dones, ni las

 aterrorizantes señales del cielo serán capaces de

hacer de los vivientes de aquel tiempo hijos de Dios

 

Ni la paternal largueza en sus dones, ni las aterrorizantes señales del cielo serán capaces de hacer de los vivientes de aquel tiempo hijos de Dios. Y es entonces cuando llegará mi día grande y terrible. No día de veinticuatro horas, pues mi tiempo tiene otra medida. Llámasele "día" porque es durante el día cuando se obra y Yo obraré en aquel tiempo. Llevaré a cabo la última selección de los vivientes sobre la tierra que tendrá lugar en el último desencadenamiento de Satanás.

 

Es entonces cuando se verá quiénes tienen en sí

el Reino  de Dios y quiénes el de Satanás

 

Es entonces cuando se verá quiénes tienen en sí el Reino de Dios y quiénes el de Satanás. Porque estos últimos, con boca, actos y, sobre todo, con corazón blasfemo, cometerán los últimos desprecios a mi Ley y los sacrilegios postreros contra Dios, mientras que los primeros, los hijos y súbditos del Señor  -al tiempo que asolará la Tierra la última batalla con un horror indecible-  se estrecharán a mi  Cruz, invocarán mi Nombre salvífico y mi venida como Juez no les aterrorizará antes será su gozo, ya que los fieles son los salvados, aquellos a los que Joel llama los "residuos" del Señor, o sea, aquellos que al Señor le quedarán tras el pillaje de Satanás.

Benditos, benditos, benditos para siempre estos hijos. De ellos es el Paraíso eterno. Unidos con los fieles al Señor de todos los tiempos, poseerán a Dios cuya posesión es la eterna bienaventuranza."

 

Ya que parecía que Jesús me dejaba esta mañana descansar, una ver recitado, según mi costumbre, el "Veni, Sancte Spiritus", he abierto la Biblia al azar. Me ha salido el capítulo II del libro de Joel y, precisamente, los versículos que van del número 8 al 12.

Yo daba a aquellas palabras una interpretación cual mi corazón de italiana sueña con todas sus fuerzas. Pero Jesús me las explica dándoles un significado mucho más elevado... y la borriquilla de María lo escribe diciéndose a sí misma que el único que sabe es el Señor.

C. 43. 343-345

A. M. D. G.