17 septiembre
Yo soy siempre aquel, igual,
inmutable en la palabra
y en la doctrina.
son diversos los destinos del hombre.
¿Quién marca vuestro destino? Es éste un punto clave para no incidir en error
Nunca es Dios malo ni tampoco injusto.
Todo cuanto hizo El, lo hizo por vosotros, para conseguiros la salvación eterna
cuanto más uno está en las tinieblas, tanto más huye, odia el dolor y se rebela contra él.
Nunca olvidéis que Dios conoce vuestros destinos, pero que sois vosotros los que hacéis el destino
Sois libres. Os creó mayores de edad. Es gozo para Dios el que permanezcáis en la casa del Padre
aquellos que son como blanda arcilla en manos del alfarero, son los predilectos de mi Corazón
Dice Jesús:
"Cuanto dijo la Sabiduría en el cap. 6.º, v.1-10, lo tengo ya explicado más de una vez (dictados del 24 y 28 de julio y del 25 de agosto) desde que soy para ti Maestro de un modo más amplio del que lo sea para muchos hermanos tuyos. No nos detengamos pues a considerar aquellas palabras. La Sabiduría verdadero te las explicó mucho antes de que se te abriera el Libro por aquella pagina.
Y no te sorprendas si llegas a encontrar más de una
vez en el Libro sentimientos y palabras idénticos a los
que oíste directamente de Mí.
Y no te sorprendas si llegas a encontrar más de una vez en el Libro sentimientos y palabras idénticos a los que oíste directamente de Mí. Yo soy la Palabra del Padre y la Palabra es una. Por eso es ahora la misma que lo era en tiempos de los patriarcas y de los profetas. Es natural, por tanto, que, al leer las palabras antiguas, llegues tú a encontrarlas iguales a las novísimas que oyes de Mí. Soy Yo el que te hablo como era Yo el que hablaba a los antiguos. Y si vuestros tiempos y vuestros pensamientos han cambiado tanto y si tú, mi pequeño Juan, eres tan distinta de los majestuosos patriarcas y de los vehementes profetas, Yo soy siempre aquel, igual, inmutable en la palabra y en la doctrina.
Dios no cambia. el contenido auténtico de sus
enseñanzas en lo que atañe, no a la vida que pasa
sino al alma que no muere, permanece y permanecerá
siempre el mismo
Dios no cambia. Se adecua a vuestros cambios, a vuestra, llamémosla así, evolución, en los contornos de su labor; mas el núcleo de la misma, el contenido auténtico de sus enseñanzas en lo que atañe, no a la vida que pasa sino al alma que no muere, permanece y permanecerá siempre el mismo, por más que la Tierra continuara siendo Tierra durante mil y diez mil años todavía y el hombre llegase a alcanzar tal grado de evolución material -fíjate bien- que le permitiera abolir las leyes del espacio, de la gravedad, de la velocidad, y alcanzase a ser casi omnipresente mediante aparatos que anulasen las distancias, que es algo a lo que tendéis y vosotros conocéis con los nombres científicos de televisión, telefoto y semejantes, o aboliese con la ayuda de otros aparatos la imposibilidad de actuar a distancia, creando los radiocomandos que desencadenarán sobre la tierra la venganza demoníaca de las deflagraciones a distancia por medio de rayos mortíferos y otros inventos semejantes del ámbito satánico.
Nunca podré deciros que os es lícito prescindir
de la Ley de la Caridad, de la Continencia, de la
Sinceridad, de la Honestidad y de la Humildad.
No, nunca; jamás os lo podré decir.
Nunca podré deciros, por más que lleguéis a ser asaltadores de otros planetas, creadores de rayos potentes como el de mi sol y captadores de ondas que anulen para el oído y para el ojo las más inconmensurables distancias, que os es lícito prescindir de la Ley de la Caridad, de la Continencia, de la Sinceridad, de la Honestidad y de la Humildad. No, nunca; jamás os lo podré decir. Antes bien, ahora y siempre os digo y os diré: "Bienaventurados si empleáis la inteligencia en descubrimientos para el bien común. Malditos si prostituís vuestra inteligencia mediante un comercio ilícito con el Mal a fin de alumbrar obras de maldad y de destrucción."
Y basta de esto (ya tocado en el dictado del 21 de julio). Te voy a hablar, por el contrario, de lo que te puede servir de consuelo y guía.
son diversos los destinos del hombre.
Se dice en el Eclesiástico, cap. 33, v. 11-15, que son diversos los destinos del hombre.
¿Quién marca vuestro destino? Es éste un punto
clave para no incidir en error
¿Quién marca vuestro destino? Es éste un punto clave para no incidir en error. Error que puede ser motivo de pensamientos blasfemos y hasta de la muerte del alma. Dice a veces el hombre: "Puesto que es Dios el autor del destino, Dios fue injusto y malo con el hombre al llenarle de desventuras".
Nunca es Dios malo ni tampoco injusto.
No, hija. Nunca es Dios malo ni tampoco injusto. Sois miopes vosotros y no veis sino muy imperfectamente y esto tan sólo cuando tenéis las cosas cerca de vuestra pupila. ¿Cómo, entonces, vais a poder saber el porqué de vuestro destino -escrito en el Libro del Señor?- ¿Cómo vais a poder vosotros , seres de la Tierra que no es sino un granito de polvo rotante en el espacio, comprender lo que es la verdad justa de las cosas que aparece escrita en el Cielo? ¿Cómo dar un nombre exacto a cuanto os sucede?
El niño, al que su madre le administra una medicina, llora, llama a su madre fea y mala y hace cuanto puede por rechazar aquel medicamento que a él se le antoja inútil y repugnante. Mas la madre es consciente de que no hace eso por malignidad sino por bondad; sabe que con la autoridad que en ese momento despliega para hacerse obedecer, no realiza torpeza alguna antes se reviste de una majestad que le confiere prestancia; sabe que aquella medicina es útil para su hijito y con caricias y voz severa le obliga a tomarla. Si se la pudiera tomar la madre para curar a su pequeñín, ¡cuánta tomaría...!
También vosotros sois niños respecto al buen Padre que tenéis en los cielos. El ve vuestras enfermedades y no quiere que continuéis enfermos. Vuestro Padre amoroso os quiere sanos y fuertes y os suministra los medicamentos precisos para robustecer vuestras almas, enderezarlas, curarlas y hacer que se encuentren, no sanas tan sólo sino también hermosas.
Todo cuanto hizo El, lo hizo por vosotros, para
conseguiros la salvación eterna
Si pudiera pasar sin haceros llorar, ¿creéis que no lo haría Él, cuyo Corazón, todo amor, está bañado por las lágrimas de sus hijos? Mas, a cada uno su tiempo. Todo cuanto hizo El, lo hizo por vosotros, para conseguiros la salvación eterna. Llegó a expatriarse de los Cielos y a derramar su Sangre, hasta la última gota para dárosla como medicina santísima que sana toda llaga, vence toda enfermedad y vigoriza toda debilidad.
no habéis sabido despegaros del pecado y recaéis en
él de continuo; y Él, el Eterno, que os ama, os da un
castigo de dolor, más o menos grande según la altura
a la que quiere elevaros
Vuestro tiempo es éste, ya que, no obstante haber salido de los Cielos la Palabra para proporcionaros la dirección de la Vida y a pesar de la Sangre derramada para redimiros, no habéis sabido despegaros del pecado y recaéis en él de continuo; y Él, el Eterno, que os ama, os da un castigo de dolor, más o menos grande según la altura a la que quiere elevaros o el grado hasta el que quiere haceros expiar aquí abajo vuestro débito de hijos desertores.
hay personas cuyo dolor es para que brillen con luz
redoblada en la otra vida; mas hay otras para las
que el dolor tiene por objeto purificar su estola
mancillada y alcanzar la Luz
Ciertamente, hay personas cuyo dolor es para que brillen con luz redoblada en la otra vida; mas hay otras para las que el dolor tiene por objeto purificar su estola mancillada y alcanzar la Luz. Son la inmensa mayoría. Ahora bien, -resulta un contrasentido, pero es verdad- so éstos, precisamente, los que más se rebelan contra el dolor y tratan a Dios de injusto y malo porque les abreva con él. Son éstos los más enfermos si bien se creen los más sanos.
Cuanto más uno está en la Luz, tanto más acepta, ama y desea el dolor.
Acepta cuanto está en la Luz como uno.
Ama cuando está en la Luz como dos.
Desea y pide el dolor cuando está en la Luz como tres, inmerso en ella y viviendo de la misma.
cuanto más uno está en las tinieblas, tanto más huye,
odia el dolor y se rebela contra él.
Mientras que, por el contrario, cuanto más uno está en las tinieblas, tanto más huye, odia el dolor y se rebela contra él.
Huye: Las almas débiles, faltas de fuerza para operar el gran mal así como el bien, que arrastran una vida espiritual lánguida, envuelta en las calinas de la tibieza y de las culpas veniales, tienen un miedo cerval a toda pena, de cualquier clase que sea. Son espíritus sin armazón, sin fuerza.
Odia: Los viciosos, para los que el dolor supone un obstáculo en el disfrute de toda suerte de vicios, odian a este gran maestro de la vida espiritual
Se rebela: El gran pecador, vendido por completo a Satanás, va acumulando delito sobre delito espiritual hasta llegar a la cumbre de la rebelión constituida por la blasfemia y el suicidio y homicidio con ánimo de vengarse (así al menos lo cree él) del sufrimiento. Así pues en este caso, la obra paterna de Dios se transforma en fermento del mal por cuanto ese gran pecador se encuentra amasado con el Mal al modo que la harina con la levadura. Y el Mal, haciendo de levadura en la elaboración del dolor, se hincha en ellos haciéndolos panes para el Infierno.
¿A cual de estas tres categorías has pertenecido?
¿A cual perteneces ahora?
¿En cual quieres quedarte?
¿A cual de estas tres categorías has pertenecido? ¿A cual perteneces ahora? ¿En cual quieres quedarte? No es precisa la respuesta. La sé. Por eso te hablo y estoy contigo.
Dice otras veces el hombre: "Si cada uno tiene
marcado su destino, resulta inútil esforzarse
y luchar.
Dice otras veces el hombre: "Si cada uno tiene marcado su destino, resulta inútil esforzarse y luchar. Puesto que todo está determinado, dejémonos llevar".
Es éste otro pernicioso error. Sí, es cierto, Dios conoce el destino; mas ¿ya lo conocéis vosotros? No. No lo conocéis en momento alguno.
Te voy a poner un ejemplo: Pedro me negó. Estaba marcado en su destino que él cometiese tal yerro. Mas él se arrepintió de haberme negado y Dios le perdonó e hízole su Pontífice. De haber él persistido en su yerro, ¿habría podido llegar a ser mi Vicario?
Nunca olvidéis que Dios conoce vuestros destinos,
pero que sois vosotros los que hacéis el destino
No digáis: así estaba destinado. Nunca olvidéis que Dios conoce vuestros destinos, pero que sois vosotros los que hacéis el destino. El no violenta vuestra libertad de acción. Os da los medios y los consejos, os hace las advertencias para reintegraros al buen camino, no os fuerza a quedaros.
Sois libres. Os creó mayores de edad. Es gozo para Dios
el que permanezcáis en la casa del Padre
Sois libres. Os creó mayores de edad. Es gozo para Dios el que permanezcáis en la casa del Padre; mas si decís: "Quiero irme de ella", El no os detiene. Llora por vosotros y se aflige por vuestro destino. Y nada más quiere hacer puesto que, de hacer más, os privaría de aquella libertad que os dio. Dios se alegra cuando comprendiendo por el mordisco de la carestía que sólo hay dicha en la casa del Padre, volvéis a Él. Dios muestra su alegría y reconocimiento a cuantos con su sacrificio y sus plegarias, sobre todo con estas dos cosas, y también con sus palabras, se esfuerzan en devolverme un hijo. Pero más, no.
aquellos que son como blanda arcilla en manos del
alfarero, son los predilectos de mi Corazón
Ahora bien, debes saber que aquellos que son como blanda arcilla en manos del alfarero, son los predilectos de mi Corazón. Mi mano sobre ellos es suave como una caricia. Mis caricias los modelan comunicándoles mi impronta y semejanza de mansedumbre, de humildad, de caridad y de pureza junto con la más hermosa de todas las semejanzas: la mía de Redentor.
estas almas son las que continúan mi misión de
Redentor y a las que Yo digo de continuo "gracias"
que es la más protectora de las bendiciones.
Y así, estas almas son las que continúan mi misión de Redentor y a las que Yo digo de continuo "gracias" que es la más protectora de las bendiciones. Y si es sagrado el velo de la Verónica por llevar mi efigie, ¿qué no lo serán estas almas que son mi efigie verdadera?
¡Ánimo, María! Mi Paz está contigo. Yo estoy contigo. No temas."
C. 43. 346-350
A. M. D. G.