30 septiembre

 

 

Es la señal que diferencia a mis

 

 verdaderos discípulos de los falsos

 

 


 

El verdadera discípulo no ambiciona ser tenido en más por los otros  

el falso discípulo se autoenaltece, se autocelebra y atrae la atención de todos hacia sus actos y hacia su persona, hipócritas igualmente tanto unos como la otra  

sobre el que es otro pequeño Yo y vive y obra en Mí y para Mí, hay una señal que las almas advierten.  

vosotros, mis predilectos, sois luz y perfume en el mundo y embalsamáis de Mí a los hermanos y les transmitís mi Luz que está en vosotros  

El silencio, María, dice más que palabra alguna cuando es silencio de amor

 


 

Dice Jesús:

"Es la señal (se esclarece eso en el escrito de 1.º de octubre) que diferencia a mis verdaderos discípulos de los falsos.

 

El verdadera discípulo no ambiciona ser tenido

en más por los otros

 

El verdadera discípulo no ambiciona ser tenido en más por los otros. Humilde como su Maestro y como mi Madre dulcísima, oculta con el mayor cuidado sus dotes espirituales so capa de vida común. Supone para él sufrimiento que se descubra su verdadera naturaleza y, si posible fuera, querría que nadie se percatara y, menos, que se hablara de él.

 

 el falso discípulo se autoenaltece, se autocelebra

 y atrae la atención de todos hacia sus actos y

hacia su persona, hipócritas igualmente tanto unos

como la otra

 

Por el contrario, el falso discípulo se autoenaltece, se autocelebra y atrae la atención de todos hacia sus actos y hacia su persona, hipócritas igualmente tanto unos como la otra. Se ingenia con falsa humildad para hacer que los demás le contemplen a la luz que a él le place, o sea, a una luz de santidad que es, por el contrario, doble pecado: de mentira y de soberbia. Mas, hija mía, como la flor de papel se diferencia de la verdadera, así el falso discípulo difiera del verdadero. Puede engañar al que mira superficialmente; mas no al que a él se acerca con atención.

 

sobre el que es otro pequeño Yo y vive y obra en Mí

y para Mí, hay una señal que las almas advierten.

 

Por lo demás,  -entiéndelo- sobre el que es otro pequeño Yo y vive y obra en Mí y para Mí, hay una señal que las almas advierten. He dicho las almas, pues es en vano lamentarse de qué los demás no la adviertan. El alma poseída de Dios exhala de sí un perfume y una luz que son de Dios, de Dios que vive en ella. Y tú sabes bien que cuando el perfume y la luz son intensos se filtran a través de cualquier cerradura. Y ¿qué luz y qué perfume pueden ser más intensos que los de Dios? Ahora bien, si una vista y un olfato humanos, limitados por tanto, llegan a percibir la luz y los perfumes, por muy encerrados que se encuentran, ¿cómo quieres tú que el alma, cuya sensibilidad no es humana sino espiritual, no perciba el olor y la luz de Dios que vive en un corazón?

 

vosotros, mis predilectos, sois luz y perfume en el

mundo y embalsamáis de Mí a los hermanos y les

transmitís mi Luz que está en vosotros

 

Te lo dije ya otras veces (22 de abril y 12 septiembre), que vosotros, mis predilectos, sois luz y perfume en el mundo y embalsamáis de Mí a los hermanos y les transmitís mi Luz que está en vosotros. ¿A qué pues extrañarte de esto? Deja que el mundo, así el bueno como el menos bueno, diga: "Tú eres una hija de Dios".  También esto sirve para atraerlos a Mí. Puesto que tú, hasta en esto, eres "María", canta tu Magníficat". A María no la ensoberbecían las alabanzas de los demás; mas tampoco negaba las grandes cosas que Dios hacía en Ella.

 

El silencio, María, dice más que palabra alguna

cuando es silencio de amor

 

María, o sea, tú, jamás debe exaltarse. Cual flor acariciada por el sol, deje que otros vean cómo el Sol la envuelve y diga humildemente: "Por tu gracia soy hermosa" y dé a todos caritativamente del tesoro que Dios pone en ella con su caricia de luz y su aroma de verdad. Y haga todo eso imitando mi silencio y el de María. ¡Santa virtud la de saber callar! El silencio, María, dice más que palabra alguna cuando es silencio de amor."

C. 43. 378-379

A. M. D. G.