15 octubre

Dice Jesús:

""La Iglesia ha aplicado a María, mi Madre bendita, las alabanzas que el esposo del Cantar tributa a su amada. Y, en verdad, no hay criatura en el mundo que tenga tanto derecho a tomar para sí tales alabanzas excluyendo de ellas, sobre todo, la parte sensual que celebra las bellezas físicas, grandes, por cierto, en María por cuanto su exclusión de la culpa original hizo de María una criatura perfecta como lo fueron los dos primeros creados por el Padre.  Los dos primeros, obra excelsa del Creador, gozaban, además de la belleza incorpórea del alma, de la belleza física del cuerpo creado por el Padre.

La deformidad física le sobrevino al hombre como una de las tantas consecuencias del pecado

La deformidad física le sobrevino al hombre como una de las tantas consecuencias del pecado. El pecado no lesionó únicamente al espíritu. Lesionó igualmente a la carne. Del espíritu, al perder la Gracia, derivaron instintos contrarios a la naturaleza que dieron como fruto las monstruosidades de la raza. Si el hombre no hubiese conocido el pecado, tampoco habría conocido ciertos estímulos ni establecido contactos depravados y malditos que marcaron después, a través de los siglos, con un estigma de fealdad la primigenia belleza.

Y aun cuando el hombre no hubiera llegado a envilecerse con ciertas culpas, la maldad marcó los rostros de los malvados y de sus descendientes con estigmas que, aún hoy día, estudiáis para reprimir la delincuencia

Y aun cuando el hombre no hubiera llegado a envilecerse con ciertas culpas, la maldad, llevada hasta la delincuencia, marcó los rostros de los malvados y de sus descendientes con estigmas que, aún hoy día, estudiáis para reprimir la delincuencia.

Mas deberíais comenzar vosotros, científicos que los estudiáis, por borrar de vuestro corazón el primero de los estigmas de delincuencia: ése que os hace rebeldes a Dios, a su Ley y a su Fe

Mas deberíais comenzar vosotros, científicos que los estudiáis, por borrar de vuestro corazón el primero de los estigmas de delincuencia: ése que os hace rebeldes a Dios, a su Ley y a su Fe. Antes de reprimir las culpas de la carne y de la sangre, es preciso cuidar del espíritu. Si el hombre, cuidándose en primer lugar de sí mismo, se cuidara seguidamente de la educación espiritual de sus hermanos, reconociendo que este espíritu es el motor de todos vuestros actos y no negándolo con las palabras y menos con las obras de toda la vida, de tal modo decrecería la delincuencia que llegaría a ser una manifestación esporádica de algún que otro pobre enfermo mental.

La deformidad física es una tan cierta como antigua señal de conjunción con el Mal

La deformidad física es una tan cierta como antigua señal de conjunción con el Mal que, en los tiempos mosaicos, cuando, por un conjunto de razones que un día expliqué (9 de julio), era preciso usar de una severidad y de un absolutismo que más tarde. Yo modifiqué con mi doctrina de amor, el deforme era excluido de los servicios divinos. No era para enseñar a los hombres a faltar a la caridad para con los infelices por lo que la Justicia estableció aquella Ley. Era para poner un freno a la animalidad de los hombres mediante el temor y el terror a que, por sus culpas contra la naturaleza, engendrasen seres deformes, excluidos, por tanto, del servicio divino, aspiración máxima de los hijos de Israel

Transcurrieron siglos y siglos desde los tiempos de Moisés y, a pesar de todas las leyes, el hombre seguía fornicando con el mal, con la lujuria llevada hasta aberraciones monstruosas y con la barbarie

Transcurrieron siglos y siglos desde los tiempos de Moisés y, a pesar de todas las leyes, el hombre seguía fornicando con el mal, con la lujuria llevada hasta aberraciones monstruosas y con la barbarie llevada igualmente hasta los mayores refinamientos de la criminalidad. En los hijos de los hijos de estos millones de pecadores se iban marcando los estigmas de las pasadas culpas de sus padres mientras que, bajo la envoltura de una carne nada hermosa y deformada por los defectos físicos o enfermedades horrendas, palpitaba un corazón tan digno de Dios como el de otros seres físicamente hermosos.

Y entonces Yo, fruto del Amor y portador del amor entre los hombres, para enseñaros el amor, os enseñé a amar a los desgraciados

Y entonces Yo, fruto del Amor y portador del amor entre los hombres, para enseñaros el amor, os enseñé a amar a los desgraciados; llamé a mi lado a los lisiados, a los ciegos, a los leprosos, a los dementes, curándolos cuando era el caso, amándolos siempre con un amor de predilección y enseñándoos a amarlos de este modo.

Esto respondía, incluso, a una razón de alta justicia

Esto respondía, incluso, a una razón de alta justicia, pues Yo, que había venido a redimir las deformidades del espíritu y a amar hasta el holocausto a vuestros espíritus deformes a fin de devolverles la belleza requerida para entrar en el Cielo, ¿cómo podía no amar a los deformes de la carne cuya deformidad constituía una cruz que por sí misma redimía al espíritu que la sabía llevar?

 El Salvador amó y ama a los desgraciados de la tierra

No. El Salvador amó y ama a los desgraciados de la tierra. Y si bien no puede obrar para todos el milagro de devolver la perfección a sus miembros destinados a perecer,  -no lo puede por razones que resulta ocioso explicar a los hombres-  puede, en cambio, dar a todos aquellos que se sienten humillados por una enfermedad, la seguridad divina de la posesión del Cielo si saben sufrir su prueba martirial sin poner en duda la bondad del Eterno y sin rebelarse contra su suerte culpando de ella a Dios. Si también saben amarme por el dolor, Yo les premiaré su amor y, así, los desechados de la tierra serán los que triunfen en el Cielo.

Mi Madre, la Sin culpa, la Toda hermosa, la Deseada de Dios, la Destinada a ser Madre para Mí, poseía la armónica integridad de sus miembros

Mi Madre, la Sin culpa, la Toda hermosa, la Deseada de Dios, la Destinada a ser Madre para Mí, poseía la armónica integridad de sus miembros, descubriéndose en ello el dedo modelador de Dios que habíala creado a su perfecta semejanza.

Por espacio de siglos se han esmerado los artistas en su empeño de representar a María. Mas, ¿cómo representar la perfección? Esta se trasluce del interior al exterior

Por espacio de siglos se han esmerado los artistas en su empeño de representar a María. Mas, ¿cómo representar la perfección? Esta se trasluce del interior al exterior. Y por más que podáis tal vez con el pincel y la gubia dar a vuestra obra una forma perfecta, os será imposible infundir en ella esa luz del alma que es algo espiritual y toque inefablemente divino aplicado a una carne que es santa, toque que veis traslucirse del interior de vuestros hermanos haciéndoos exclamar: "¡qué cara de santo!"

¿Cómo habéis de poder representar a María, la Toda Santa del Señor? Cuantas veces se apareció y os empeñasteis después en reproducir su imagen, los que gozaron de su visión hubieron de exclamar: "Es hermosa esta obra, pero no es María. Ella es de una hermosura distinta, de una hermosura que no podéis reproducir y que es imposible describir".

¿Podrías reproducir a María tu, a quien, para fortalecerte en la prueba que te venía encima, te concedí ver a mi Madre y tuya...?

¿Podrías reproducir a María tu, a quien, para fortalecerte en la prueba que te venía encima, te concedí ver a mi Madre y tuya (12 y 19 de septiembre); lo podrías tú, por más que fueses una pintora o escultora eminente? No. Tienes manifestado que, si bien, como mujer instruida y de palabra precisa, te sientes capacitada para componer, te resulta, no obstante, pobre e insuficiente esta palabra para describir a María. Para expresar lo más indescriptiblemente bello que hay en el mundo aplicándolo a mi Madre y nuestra, tienes dicho de Ella que es "luz" Mas lo que no podéis describir, ¡oh hijos de Ella y hermanos míos!, es el espíritu de María que aflora por entre los velos de su carne inmaculada. Santificaos para ver a María. Aunque, por un suponer, no tuvierais en el Paraíso otra cosa que ver sino a Ella, seríais suficientemente felices. Porque Paraíso quiere decir lugar donde se goza de la visión de Dios, y quien ve a María, ya ve a Dios, pues Ella es el espejo sin mancha de la Divinidad.

¿Ves, por tanto, cómo las alabanzas del Cantar se apropian con toda justicia a María, la cual, con su alma pura e inmaculada, hirió el corazón de Dios que es su Rey y que asimismo le complace en sus deseos de amor por vosotros cual si Ella fuese su Reina?

Yo querría que, dentro del ámbito de vuestras fuerzas, así como debéis amor a Dios con todo lo que sois, os esforzaseis en amar a María

Yo querría que, dentro del ámbito de vuestras fuerzas, así como debéis amor a Dios con todo lo que sois, os esforzaseis en amar a María. Amar quiere decir imitar con espíritu de amor a aquel a quien se ama. De esto os hice Yo un dulce mandato: "se entenderá que me amáis cuando se vea que hacéis las obras que Yo hago". El mismo mandato os doy ahora respecto de mi Madre: "Se verá que la amáis cuando la imitéis."

¡Oh, si el mundo se esforzara en imitar a María! El Mal, en todas sus variadas manifestaciones que van de las ruinas de las almas a las de las familias, de las ruinas de las familias a las de las Naciones y a las del globo terráqueo entero, caería vencido para siempre, porque María tiene al Mal bajo su talón virginal y si María fuese vuestra reina y vosotros fueseis verdaderamente hijos, súbditos e imitadores suyos, el Mal ya no podría dañaros.

Sed de María y así, automáticamente, seréis de Dios, ya que Ella es el Jardín cerrado en donde Dios está, el Jardín santo en el que Dios florece. Porque Ella es la Fuente de la que brota el Agua Viva que asciende hasta el Cielo proporcionándoos el medio de subir a ese Cielo que soy Yo, Cristo, Redentor del mundo y Salvador del hombre

C. 43. 424-428

A. M. D. G.