20 octubre
El episodio de la mujer contrahecha
curada en día de sábado es exactamente
el tuyo.
el martirio es amor profesado, confesado y realizado a la perfección.
Pláceme servirme de las nulidades, a las que el amor y la humanidad las hacen caras a mi Corazón, para con ellas hacer resplandecer mi Poder.
Ten siempre presente tu pasado y mi obrar
Dice Jesús:
"El episodio de la mujer contrahecha curada en día de sábado es exactamente el tuyo.
Tu humanidad y la de los demás te habían deformado.
el martirio es amor profesado, confesado y realizado
a la perfección.
Te encontrabas, en un principio, muy erguida, alma pequeña que ibas por mi Camino impelida por una fuerza de amor hacia tu Jesús del que captaras, sobre toda otra cosa, su majestad de mártir, anhelando asemejarte a Él en el martirio porque el Amor te había revelado que el martirio es amor profesado, confesado y realizado a la perfección.
Te encorvaste más tarde. Inclinaste hacia la tierra tu alma que en un principio, miraba únicamente al Cielo. Las preocupaciones y afectos humanos ocuparon el lugar de las preocupaciones espirituales con las que tan sólo te preocupabas de los intereses de Dios y, consecuentemente, aún sin tú deliberadamente pretenderlo, de los intereses de tu alma. Los afectos humanos ocuparon el puesto del amor hacia Mí.
Estas preocupaciones y estos afectos, mucho más agobiantes que mi Cruz, puesto que si la cruz es peso, es también apoyo y elevación, habíanle "encorvado". Y, por encima de haberte dejado tú encorvar por motivos humanos, estaba la labor del Seductor de las almas que aprovecha vuestras debilidades para hacer de ellas medios de pecado.
Y pecaste, ¿sabes? Sí, pecaste dándome tanto dolor. Sabía con mi Inteligencia que ésta era una fase transitoria; mas no habría querido que tú la vivieses. ¡Te alejaba tanto de mi Camino y del Cielo...!
Ámame mucho, María, pues mi Misericordia para contigo ha obrado prodigios. Con amor de Padre, actuando como Médico y con paciencia de Dios, te opuse al Mal. Me sentiste por fin y te volviste a Mí. Te encontrabas ya en mi Camino y querías seguirme y amarme. Pero estabas encorvada.
Tu espíritu no acababa de desprenderse de las secuelas
de tus enfermedades espirituales ni de las tendencias
de la carne
Tu espíritu no acababa de desprenderse de las secuelas de tus enfermedades espirituales ni de las tendencias de la carne. Había permanecido harto tiempo oprimida y excitada por un sinnúmero de cosas y así la otra humanidad que te rodeaba no era, en verdad, garantía suficiente de una resurrección total, antes bien contrarrestaba los progresos de tu espíritu y, con su modo de obrar, paralizaba tus esfuerzos por resurgir del todo. Esto constituye tu única excusa.
Ahora bien, hasta de esta situación quiero que extraigas un motivo para amarme a Mí y también a tu prójimo que en tal medida te obstaculizó. Cualquier prójimo, recuérdalo. Si quien te hizo llorar y te arrancó las nuevas plumas que el amor, una vez conocido y practicado, te proporcionaba para volar hasta Mí, hubiese contado durante toda la vida con todo aquel amor de predilección que Yo te di a ti, piensa que hubiera sido mejor que tú. Este es el pensamiento que tuve en cuenta al juzgar a aquellos espíritus obtusos y éste debe ser el pensamiento que has de tener tú para perdonarlos y amarlos plenamente.
Cuando te juzgué suficientemente castigada por tu
deserción y pensé que ya la habías expiado, te enderecé,
alma mía.
Cuando te juzgué suficientemente castigada por tu deserción y pensé que ya la habías expiado, te enderecé, alma mía. Sabia que el dolor estaba a punto de caer sobre ti y con el dolor la soledad. Por algo soy llamado "Misericordia", pues lo soy. Y vine a fin de ser para ti Parentela, Amistad y Alegría. Todo. Mas antes hube de desatarte de las ligaduras que aún te envolvían.
Los "jefes de las sinagogas" si hubieran conocido
el momento y la causa que escogí para obrar el milagro,
se habrían escandalizado de ello
Los "jefes de las sinagogas" -que también los hay ahora y se encuentran entre los que ven como vigas las briznas ajenas y no ven sus vigas; entre los que se permiten analizar, censurar y criticar la obra de Dios- si hubieran conocido el momento y la causa que escogí para obrar el milagro, se habrían escandalizado de ello.
Y qué, ¿por ventura no soy Yo dueño de obrar cómo y cuándo me place? Si de tu oscura nada he querido hacer una fuerza luminosa y operante; si de ti, pura miseria, he querido hacer una riqueza, ¿acaso no me es lícito hacerlo? Y si he juzgado que ya bastaba tu prueba y que tu constancia, tu confianza, tu arrepentimiento y tu amor merecían el premio de mi ayuda y de mi amor, ¿quién hay que se atreva a criticar mi obra?
Pláceme servirme de las nulidades, a las que el amor y la
humanidad las hacen caras a mi Corazón, para con ellas
hacer resplandecer mi Poder.
Pláceme servirme de las nulidades, a las que el amor y la humanidad las hacen caras a mi Corazón, para con ellas hacer resplandecer mi Poder. Si únicamente hubiese de tomar a los "perfectos", ¿cómo habían los pobres hombres de tener esperanza de entrar en el Cielo?
Tomo a los débiles, a los pecadores que saben únicamente tener confianza, esperanza y afecto para Mí; -no digo "amor", puesto que si amasen no serían débiles ni pecadores- tomo a estos hijos que mezclan en sus imperfecciones venas de perfección y hago de los mismos luces y maestros para sus pobres hermanos más débiles y pecadores que ellos. Los enciendo en el amor, despierto en ellos hambre de sacrificio, del que acepto su oferta. Y, una vez llegados al estado de "víctimas", los consagro a su misión.
Para Mí todos los días son "sábado" porque, en orden a la Perfección, todos los días os encontráis siempre faltos, si bien todos los días creo oportuno también decir: "Basta" a todo aquello que os encorva y reservarme el alma que escogí para mi servicio.
Ten siempre presente tu pasado y mi obrar
Ten siempre presente tu pasado y mi obrar. Lo primero te servirá para mantenerte humilde y purificarte cada vez más con el arrepentimiento, y lo segundo para encenderte cada vez más en el amor.
Vive con la esperanza puesta en tu Jesús. ¿Cómo voy a ser severo contigo habiéndote amado tanto?
Vive con constancia. Sólo tu voluntad podría separarte de Mí y sumirte en el abismo.
Vive con humildad. Yo me comunico con las almas humildes.
Vive con amor puesto que, cuanto más me ames, tanto más exactamente me comprenderás.
Vive con la paz en tu corazón. Yo te la doy para tu consuelo."
C. 43. 445-447
A. M. D. G.