25 octubre
El hombre cree poder criticar a Dios
y sus obras
¿Por qué hace esto? ¿Por irreflexión? No, siempre por soberbia.
El amor al padre no exime al hijo de ser respetuoso con él.
Y ¿habría de ser de otra suerte tratándose del Padre santo?
Este es vuestro deber. Y cómo haya de entenderse este deber os lo tengo ya mostrado
¿Qué derecho tenéis a ello? Decíos siempre: "No hemos hecho sino cumplir con nuestro deber".
Dice Jesús:
"El hombre cree poder criticar a Dios y sus obras
¿Por qué hace esto? ¿Por irreflexión?
No, siempre por soberbia.
¿Por qué hace esto? ¿Por irreflexión? No, siempre por soberbia. Este veneno, uno de los tres venenos de Lucifer, es el que actúa siempre en él. En su soberbia, no valora la diferencia existente entre él y Dios y le trata como a un igual.
El amor al padre no exime al hijo de ser respetuoso con él.
Cierto que Dios os llama hijos suyos, hechos a su imagen y semejanza; mas decidme, hombres: en las relaciones entre padres e hijos que vienen determinadas únicamente por la ley de una conciencia recta, ¿acaso trata un hijo de igual a igual a su padre? No. El amor al padre no exime al hijo de ser respetuoso con él. Y aún el profundo amor de un hijo para con el mejor de los padres se halla siempre penetrado de reverencia como el del padre lo está de autoridad. Será una autoridad hecha de sonrisas de palabras de bondad; pero siempre será autoridad que aconseja y dirige.
Y ¿habría de ser de otra suerte tratándose
del Padre santo?
Y ¿habría de ser de otra suerte tratándose del Padre santo? Ahora bien, si un padre de la tierra es merecedor de vuestro reverente y reconocido amor porque os alimenta y viste con su trabajo; si merece vuestro respeto porque os guía con su experiencia; si merece vuestra obediencia por ser él para cada uno de vosotros la máxima autoridad, –y así lo fue desde Adán– Dios, el Padre que os creó, que os amó, que proveyó a vuestras necesidades, que os salvó por medio de su Hijo en la parte que no muere, el Padre que regula todo el Universo –fijaos: todo el Universo– para que esté al servicio del hombre y así le da lluvias y rocíos, luz y calor, guía y camino, comida y vestido, voz y consuelos, fuego y bebida mediante el curso de los vientos y de la evaporación de las aguas que forman las nubes que riegan la tierra mediante el sol que enjuga y fecunda y con sus torrentes de luz esteriliza los morbos y alivia la vida; mediante los astros que, a modo de relojes eternos y brújulas perfectísimas os indican la hora y la dirección de vuestro camino por tierras y desiertos, por montes y océanos; mediante las mieses, los frutos, los animales que os están sujetos; mediante las plantas vivas o sepultadas desde milenios y los manantiales que, no sólo apagan la sed sino que curan vuestros males ya que en ellos disolvió elementos salutíferos, ¿no debe ser amado, respetado, obedecido y servido este Dios Padre vuestro? Servido, no porque seáis siervos suyos sino porque es dulce y justo dar a quien tanto hace por vosotros ese poco que de vuestra poquedad podéis darle.
Y vosotros, hijos de Dios y hermanos de Cristo...
no tenéis más que darle amor porque este amor es lo
que Él quiere de vosotros
Y vosotros, hijos de Dios y hermanos de Cristo que os habla para enseñaros a amar, no tenéis que hacer sino dar a nuestro Padre santo y admirable –ya que Él, Señor como es del Universo que le obedece cual vosotros no sabéis ni queréis, de nada necesita– no tenéis más que darle amor porque este amor es lo que Él quiere de vosotros, lo mismo que Yo, Dios como Él e Hijo suyo Santísimo, se lo di y se lo doy.
Este es vuestro deber. Y cómo haya de entenderse este
deber os lo tengo ya mostrado
Este es vuestro deber. Y cómo haya de entenderse este deber os lo tengo ya mostrado. Amadle, obedecedle y así cumpliréis con vuestro deber. Y, después de haberle amado mediante la obediencia a sus llamadas de amor, no os arroguéis el derecho de quejaros si Él no os recompensa con esplendidez
¿Qué derecho tenéis a ello? Decíos siempre:
"No hemos hecho sino cumplir con nuestro deber".
¿Qué derecho tenéis a ello? Decíos siempre: "No hemos hecho sino cumplir con nuestro deber". Decíos siempre: "Dios lo hizo antes que nosotros". Decíos siempre: "La aparente falta de premio sólo es válida para los sentidos, pues Dios nunca deja sin premio al que le ama y le obedece."
¿Sabéis vosotros, polvo esparcido por el suelo, los secretos del Altísimo? ¿Podéis decir que leéis los decretos de Dios escritos en los libros del amor? Veis el momento presente; pero ¿qué sabéis del minuto que le sigue? ¿No reflexionáis que lo que en el momento presente puede pareceros un bien, es un mal en el futuro y que si Dios no os lo concede es para evitaros un dolor, una fatiga mayor de la que ahora vivís? Mas aunque fuese, aunque así fuese, ¿os es lícito acaso imponeros a Dios? ¿Qué más habéis hecho de lo que debíais? ¿No pensáis que no sois vosotros sino que es siempre Dios vuestro Creador, por cuanto Él os da infinitamente más de lo que vosotros le dais?
¡Oh Justicia, río que no se desborda para castigar sino para
derramar sus ondas formadas por la Sangre santísima
de mis venas, vertida hasta la última gota, hecha de las
lágrimas de María, del heroísmo de los mártires y de los
sacrificios de los santos,
¡Oh Justicia que eres Bondad! ¡Oh Justicia sublime y santa que sólo para Ti eres Justa y, en cambio, eres misericordiosa para tus hijos! ¡Oh Justicia, río que no se desborda para castigar sino para derramar sus ondas formadas por la Sangre santísima de mis venas, vertida hasta la última gota, hecha de las lágrimas de María, del heroísmo de los mártires y de los sacrificios de los santos, río cuya corriente es Piedad y que prefieres tornar al manantial mediante un milagro de poder porque la Misericordia es tu dique, más fuerte que tu enojo, siendo el Amor el otro dique, amor de un Dios que hizo de Sí mismo un baluarte con el que resguardar al hombre del castigo y conquistarlo para la Vida!
Amad a esta Justicia a la que le duele castigaros; amad a este Padre que cumple con su deber de padre y es benigno al no exigiros exactitud en el cumplimiento de vuestro deber.
Por un verdadero acto de amor Dios detiene, incluso,
el movimiento de los astros revocando el decreto del Cielo.
...el amor vence a Dios
Lo dije y lo repito: Por un verdadero acto de amor Dios detiene, incluso, el movimiento de los astros revocando el decreto del Cielo. Si la fe puede remover árboles y montañas, el amor vence a Dios. Cada acto de verdadero amor hace destellar con centuplicados fulgores el divino volcán de fuego de luz en el que vivimos al amarnos, enciende los Cielos de gozo con el de Dios Uno y Trino y, como desde una nube celeste, hace descender gracias y perdón hasta sobre quienes no saben amar en consideración a quienes sí lo saben.
Amad y bendecid al Señor. Como sabéis pedir y exigir que se os escuche, sabed también dar gracias. Con harta frecuencia os olvidáis de ello. La gracia de Dios llega a retirarse cuando os convertís en tierra estéril que no es capaz de producir una flor siquiera de agradecimiento para el Padre que cuida de vosotros.
A quienes, aun dentro de la prosperidad, saben acordarse de que son hijos míos, les digo bendiciéndoles: "Id en paz. Vuestra fe amorosa os salva ahora y siempre." "
C. 43. 463-466
A. M. D. G.