8-11

 

 

Ahora y en la hora de la muerte

 

 


 

Mas pensad con la mente puesta en Dios y pedid con inteligencia de hijos de Dios

   Ella merodea por vuestro derredor a lo largo de toda vuestra jornada terrena porque el dador de la Muerte no deja un instante de asechar su presa

   Pero tenéis una Madre en el Cielo, una Madre que ve sobre v osotros la Sangre de su Hijo y que, por esa Sangre, os ama como a hijos propios.

   María es la Vencedora de Satanás. La verdadera Muerte, la del espíritu, no llegará para aquellos que saben rogar a la Madre para el tiempo de la vida, para el de su permanencia en la tierra, para la hora de la tentación y para el trance de la Muerte.

 


 

Dice Jesús:

" "Ahora y en la hora de la muerte". Es la invocación contrapuesta a "Líbranos del mal". Vosotros no os dais cuenta; pero es así. Además de un Padre, os di una Madre y si pedís al Padre que os libre del Mal, ¿cómo no habéis de pedir a la Madre que aleje de vosotros la muerte que es un mal?

 

Mas pensad con la mente puesta en Dios y pedid con

 inteligencia de hijos de Dios

 

Mas pensad con la mente puesta en Dios y pedid con inteligencia de hijos de Dios. No os deben preocupar tanto el mal y la muerte, en el sentido humano de la palabra, como el Mal y la Muerte en el sentido sobrenatural que es el más verdadero, porque vuestra vestimenta actual es ropa que se depone y vuestra morada actual es morada que habréis de dejar. Mas tras este día, os aguarda un futuro en el que llegaréis a poseer lo que es vuestra legítima pertenencia.

 

Ella merodea por vuestro derredor a lo largo de toda

 vuestra jornada terrena porque el dador de la Muerte

no deja un instante de asechar su presa

 

Y, ¡ay de vosotros si, llevados de vuestra voluntad perversa, escogéis la porción maldita! No se presenta una vez tan sólo ante vuestra alma la muerte del espíritu. Ella merodea por vuestro derredor a lo largo de toda vuestra jornada terrena porque el dador de la Muerte no deja un instante de asechar su presa. No siempre vuestra vigilancia y vuestra fortaleza son tan cerradas que lleguen a hacer inútiles las astucias del Enemigo. Vuestra debilidad os lleva a la pereza y vuestros apetitos carnales al deseo de satisfacerlos encontrando en ellos la muerte.

Pero tenéis una Madre en el Cielo, una Madre que ve sobre vosotros la Sangre de su Hijo y que, por esa Sangre, os ama como a hijos propios. Una Madre que es poderosa ante Dios por su triple condición de Hija, Esposa y Madre de Dios.

"Ahora": que ruegue María por vuestra actual situación de hombres tan erizada de peligros. "Y en la hora de la muerte": que ruegue asimismo por vosotros en el instante decisivo de la vida. "Y en la hora de la Muerte": o sea, cuando vuestro espíritu herido por el Mal, pueda perecer.

 

María es la Vencedora de Satanás. La verdadera Muerte,

la del espíritu, no llegará para aquellos que saben rogar

 a la Madre para el tiempo de la vida, para el de su

 permanencia en la tierra, para la hora de la tentación

y para el trance de la Muerte.

 

María es la Vencedora de Satanás. La verdadera Muerte, la del espíritu, no llegará para aquellos que saben rogar a la Madre para el tiempo de la vida, para el de su permanencia en la tierra, para la hora de la tentación y para el trance de la Muerte.

Como niños bajo el manto de su madre, la plegaria de María os sirve de escudo contra el ardor de los sentidos y del demonio, os hace crecer en Cristo y entrar en su Reino. Y si Cristo puede hacer resucitar los muertos a la Gracia, María, cuando de veras le amáis, impide que la Muerte os separe de su Hijo".

C. 43. 513-515

A. M. D. G.