23-11
(Añade a lápiz María Valtorta: Isaías cap. 40).
Disponed los caminos del Señor
Dad de lado a cuanto no es pasto mío. Reuníos en torno a la Cruz.
Tornad al Señor que abandonasteis
Dice Jesús:
"Yo siempre doy el doble, el triple, el céntuplo, el infinito para compensar cuanto no dais vosotros. Y esto porque os amo y os juzgo con un rigor suavizado por el amor. Así pues, no os pago como vuestras iniquidades reclaman, ya que siento con mayor fuerza la necesidad de ayudaros que la de castigaros y, al veros desgraciados, no me sufre contemplaros tales.
Parad mientes en mis castigos desde que el hombre existe
y advertiréis que con ellos siempre busqué salvar a
cuantos guardaban algo de bueno en sí.
Parad mientes en mis castigos desde que el hombre existe y advertiréis que con ellos siempre busqué salvar a cuantos guardaban algo de bueno en sí. No eran perfectamente justos los salvados en los azotes con que castigaba a los hombres prevaricadores, sacrílegos, ladrones y homicidas; pero veía en ellos su esfuerzo por ser justos y aquel empeño, aunque mínimo, de justicia que para los mismos representaba toda su capacidad de llegar a serlo, me bastaba.
Un padre que tenga un hijo enfermizo, pero determinado, ¿puede acaso menospreciarlo porque no sea un operario resistente, un caminante incansable, un muchacho fuerte al que nada le arredra? De ninguna manera, antes se ingenia para suplir la insuficiencia de su hijo y lo hace con suma cautela para que no lo advierta y se disguste por ello. Pues bien, el Padre que vosotros tenéis en el Cielo, vuestro Padre santo, ¿podrá obrar de otra suerte?
Yo soy el que opero en vosotros las tres cuartas partes
y el resto lo hacéis vosotros con vuestra voluntad.
Yo os prevengo, os pongo los auxilios en las manos y lo hago con tal cuidado que no os percatáis de ello, creyéndoos capaces de realizarlo. No, hijos. Yo soy el que opero en vosotros las tres cuartas partes y el resto lo hacéis vosotros con vuestra voluntad.
¿Crees, María, que por ti sola habrías podido lo que puedes? ¡Ay, pobre hija! Aún estarías en el a, b, c, del amor y dando los primeros pasos en el camino de la perfección. Mas Yo te tomé, te instruí y te llevé. Cual flor arrebatada por el viento al borde de un sendero, Yo te levanté del polvo y del lodo y te conduje a la Luz; y tanto más te llevaré a Ella cuanto más tú me secundes con tu voluntad.
Ahora bien, ¿cuántos hay que tengan una voluntad recta? Pocos, excesivamente pocos. De ahí que, a pesar de todos mis cuidados, no adelantéis.
los caminos se hallan cada vez más obstruidos para el
Señor por vuestra mala voluntad puesta al servicio de la
Bestia ¿Cómo podrá el Pastor santo congregar a su grey
dispersa si antes no se reúnen las ovejas en torno al
cayado de su Palabra?
Han pasado ya veinte siglos desde que una "Voz" proclamó lo que ya dijo Isaías: "Disponed los caminos del Señor". Y, con todo, los caminos se hallan cada vez más obstruidos para el Señor por vuestra mala voluntad puesta al servicio de la Bestia que os hace acumular montañas de orgullo, abrir socavones de culpas, vías tortuosas de mentiras y valles de indolencia.
¿Cómo podrá el Pastor santo congregar a su grey dispersa si antes no se reúnen las ovejas en torno al cayado de su Palabra? Heme aquí. Una vez más vengo a apacentar a mis corderos y a sostener a las ovejas que están lactando, es decir, a los ministros de Cristo que os suministran la leche de su Palabra.
Dad de lado a cuanto no es pasto mío. Reuníos en torno
a la Cruz.
Dad de lado a cuanto no es pasto mío. Reuníos en torno a la Cruz. Es la enseña de la victoria sobre todos los enemigos del hombre. Todos los enemigos: los externos, proporcionados por guerras, pestilencias, y hambres. Los internos, doble e incalculablemente destructores proporcionados por el espíritu del mundo, el racionalismo, la triple idolatría y las intrigas de Satanás.
Abrid, hombres, los ojos y desprended de ellos la costra acumulada por tantos errores y vedme a Mí, pero tal cual soy: con todo mi poder de Dios Uno y Trino, Creador, Redentor y Vivificador vuestro.
Doblad vuestra cerviz altiva, incapaz de nada que sea eterno y reconoced que esta vuestra nada es grande tan sólo cuando Dios alienta en ella al estar dentro de vuestro espíritu. Humillad vuestra inteligencia que es mía porque Yo os la infundí y pensad siempre en lo que Yo soy y en lo que sois vosotros.
Para llegar a creer no son precisas trabajosas obras de
ciencia. El libro más hermoso es el universo que Yo creé
de la nada sin el concurso del hombre
Para llegar a creer no son precisas trabajosas obras de ciencia. El libro más hermoso es el universo que Yo creé de la nada sin el concurso del hombre. Sabed leer en el mismo el nombre de Dios y, al contemplar la inmensidad del firmamento, comenzaréis a descubrir la mía y, observando el movimiento de los astros, llegaréis a comprender mi poder.
Átomos de polvo posado sobre el granillo rodante por los espacios al que llamáis Tierra –polvillo lanzado por el soplo de Dios que cruza raudo al lado de otros infinitos polvillos semejantes a él– ¿no sentís derrumbarse vuestra soberbia al contemplar el firmamento tras del cual estoy Yo? Seres efímeros que duráis lo que un instante de eternidad, ¿cómo no acabáis de comprender mi Eternidad cuya duración es un abismo insondable en el que se hunden los milenios que otra cosa no son que pulsaciones de mi actividad?
Tornad al Señor que abandonasteis
Tornad al Señor que abandonasteis. Él, en su triple condición, volverá a ser Creador del Bien que destruisteis, Salvador del Bien que todavía os quedó y Vivificador del Bien al que aún ahora no sabéis servir.
Venid. Yo seré quien os lleve si, por entero, os entregáis a Mí."
C. 43, 556-558
A. M. D. G.