25-11
Del corazón de nuestra santa
Trinidad procede el alma de María
Todas las almas son creadas por el Pensamiento del Padre
De aquel corazón procede el alma de María
Las tres etapas de la Redención
La Madre es la flor del todo abierta que muestra toda la púrpura de su regia vestidura
Dice Jesús:
por el Pensamiento del Padre
"Todas las almas son creadas por el Pensamiento del Padre que envía a estas sus hijas a animar los cuerpos engendrados en la Tierra. Mas el alma de la Purísima no brotó tan sólo del Pensamiento del Padre.
Del torbellino de ardores que forman nuestra Trinidad santa parten los tres amores que convergen en el centro, ese punto en que nuestra Divinidad se unifica y resplandece. Allí se encuentra el vértice del Amor formado de los tres amores reunidos en uno y, aduciendo un símil humano, podría decir que allí radica el corazón de nuestra santa Trinidad.
De aquel corazón procede el alma de María
De aquel corazón procede el alma de María. Como chispa desprendida de nuestra Voluntad amorosa, Ella fue engendrada por nuestros tres amores y por nuestro tres deseos de poseerla como hija, como madre y como esposa; y, para crearla, pusimos en juego toda nuestra perfección ya que Ella estaba destinada a ser la piedra angular del verdadero Templo, el arca del pacto nuevo, el inicio de redención que como todas las cosas de Dios, lleva del Dios Trino el signo simbólico del tres.
Las tres etapas de la Redención
El primer tiempo de la redención es la creación –obra la más específica del Padre– del alma sin mancha destinada a bajar para habitar una carne que habría de ser tabernáculo de Dios; y el amor, tanto del Hijo como del Espíritu Santo, velaron gozosos su formación. El segundo tiempo es cuando, por obra del Espíritu, la sin culpa, la toda hermosa y pura unió su ardor de virgen enamorada de Dios al ardor del amor de Dios y, por obra del Espíritu, engendró a Cristo para los hombres. Y el tercer tiempo, cuando Cristo completó su misión de Redentor al morir en la Cruz.
También entonces se encontraba María unida a la obra de Dios y, por obra del Hijo, llegó a ser Corredentora y Víctima con Él. Indisolublemente ligada a Dios y a la Voluntad de Dios, Ella aparecía presente en cada uno de los momentos de las etapas del camino de la Redención y, sin María, no habríais tenido al Redentor.
La Madre es la flor del todo abierta que muestra
toda la púrpura de su regia vestidura
La Madre es la flor del todo abierta que muestra toda la púrpura de su regia vestidura. Mas la Madre, para ser tal, ha de iniciarse, no ya sólo en el capullo inviolado de la Virgen, mas también en el germen, todavía no nacido, del que más tarde brotarán el tallo, el capullo y la flor.
Al celebrar la fecha de la Concepción Inmaculada de María, fruto suave de nuestro amor y portadora del Fruto del amor infinito que soy Yo, destinado a vuestra salvación, habéis de tener presente, no sólo a María recién concebida, sino que también su origen –tres veces santo por haber concurrido a crearla nuestros tres amores– y su singular dignidad de iniciadora del perdón del Eterno hacia el hombre.
Plácida aurora del día de la Redención, se presenta Ella ante vosotros en su casto fulgor de Estrella de la mañana y de alba paradisíaca. La cuna que se apresta a recibirla precede en muy poco a la mía y con su sonrisa os enseña el Gloria que ha de cantarse al Eterno que, con su Caridad perfectísima, llevó a cabo para vosotros los dos amorosos prodigios: el de la Concepción Inmaculada de María y el de mi Encarnación".
C. 43, 563-565
A. M. D. G.