9 diciembre 1943.

Zacarías. Cap. XI, v. 4-7-10-13-14-15-17

 

 

Apacienta mis corderos

 

 


 

Muchos de éstos se han asilvestrado.

  se han servido de ellos como de rebaño sin amo

  Apacienta mis corderos suministrándoles sin desmayo la palabra y las bendiciones de que colmé tu mano inocente que no conoce otra sangre que la mía que elevas sobre el altar

  Golpea pues con la otra vara y vean así los fieles que no eres cómplice en las culpas de los grandes.

  Y sepan las gentes que mi Doctrina no ha cambiado, que no hay más que una Ley, que hay un solo Dios cuyo primer mandamiento es el amor, ...

  Hablar quiere decir "dolor" y, a las veces, "muerte". Mas acuérdate de Mí.

   Recuerda el Apocalipsis de Juan y lo mismo al dragón:

 


 

Dice Jesús:

"Nunca como ahora debo repetir al que me representa: "Apacienta mis corderos".

 

Muchos de éstos se han asilvestrado.

 

Muchos de éstos se han asilvestrado. Mas no es de ellos toda la culpa y por eso me dan lástima.

Los había confiado a los poderosos para que cuidasen de ellos dándoles, al efecto, cuanto precisaban y así no abusaran más y fuesen buenos con sus súbditos, ya que, si ejercen el poder, es sólo por mandato de Dios. En realidad son rebaño de Dios, son hijos de Dios y deberían ser atendidos con respeto pensando en su verdadero Rey que es el Eterno del que son pueblo.

 

se han servido de ellos como de rebaño sin amo

 

Por el contrario, se han servido de ellos como de rebaño sin amo. Los han empujado adonde han querido, los han alimentado con los manjares que les han parecido y, para obnubilarles la mente y hacerles olvidar el Bien corrompiéndoles con doctrinas que Yo maldigo, han hecho de ellos sus esclavos a los que se niega hasta la libertad de pensar llevándolos como borregos al matadero para servir sus intenciones delictivas contra toda la Humanidad. Contra Toda: Lo mismo contra la que es su "Patria" como la que es "Patria de los demás". Se han enriquecido explotando el sacrifico de los individuos, haciéndose ladrones de los bienes de Dios y del hombre que son el Alma y la Existencia, asesinos tanto de una como de otra.

Pues bien: Por todo el ajenjo que se da como alimento a las gentes llevándolas hasta desesperar de Dios; por todo el hambre que soportan los cuerpos y las almas de mis hijos; por cuantos en esta hecatombe vienen a ser los corderos del rebaño de Dios sin que pasión alguna les mueva a rebelarse contra Él, como hacen sus seductores y amos, hijos del Mal y precursores del Anticristo, vengo Yo con mi Palabra y con mi Amor a apacentar a los pobres de mi grey y te repito a ti que eres mi Vicario:

 

Apacienta mis corderos suministrándoles sin desmayo

la palabra y las bendiciones de que colmé tu mano

inocente que no conoce otra sangre que la mía

que elevas sobre el altar

 

"Apacienta mis corderos suministrándoles sin desmayo la palabra y las bendiciones de que colmé tu mano inocente que no conoce otra sangre que la mía que elevas sobre el altar en rito de propiciación ni otro además que el mío de bendecir a aquellos por quienes, como Yo, sientes compasión.

Dos varas puse en tu mano y me eres grato por haber usado la del amor. Mas el amor, cuyo poder supera al del mismo Dios, cae, cual pedrezuela lanzada contra una roca, cuando se dirige a quienes tan sólo tienen un mínimum de hombres, siendo, en verdad, demonios con corazón de granito.

 

Golpea pues con la otra vara y vean así los fieles que no

 eres cómplice en las culpas de los grandes.

 

Golpea pues con la otra vara y vean así los fieles que no eres cómplice en las culpas de los grandes. Se es también cómplice cuando, por falta de valor, se deja de clamar contra sus infamias. Tu Maestro no quiere los anatemas ni los rayos; mas hay momentos en que es preciso saber echar mano de ellos para persuadir, no a los poderosos, cuyo ánimo poseído de Satanás es incapaz de persuasión, sino a los pobres del mundo, puesto que ni Dios ni los justos de Dios comparten y favorecen los métodos y arbitrariedades de quien sobrepasó toda medida llegando a creerse un dios cuando es tan sólo una bestia inmunda.

 

Y sepan las gentes que mi Doctrina no ha cambiado,

que no hay más que una Ley, que hay un solo Dios cuyo

primer mandamiento es el amor, ...

 

Habla en nombre de la Justicia que representas. Esta es la hora. Y sepan las gentes que mi Doctrina no ha cambiado, que no hay más que una Ley, que hay un solo Dios cuyo primer mandamiento es el amor, que Él, aún ahora, lo mismo que a lo largo de los siglos anteriores a mi venida en la que confirmé la Ley; ordena no robar, no fornicar, no matar, no apropiarse los bienes ajenos.

Díselo a los ladrones de hoy que no se contentan con la bolsa sino que roban las almas a Dios y sus tierras a los pueblos; díselo a los fornicadores, a los grandes fornicadores de hoy cuya fornicación no es ya esa fornicación bestial con una mujer sino la demoníaca con el poder político; díselo a los homicidas de hoy que se arrogan el derecho de matar pueblos enteros tras haber matado en otros  –los suyos–  la fe en Dios, la honestidad en cualquiera de sus formas y el amor al bien; díselo a los insaciables de ahora que, con hambre de chacales, asaltan donde y lo que les place creyendo lícito cualquier delito a cuenta de hacerse con lo que no es suyo.

 

Hablar quiere decir "dolor" y, a las veces, "muerte".

Mas acuérdate de Mí.

 

Hablar quiere decir "dolor" y, a las veces, "muerte". Mas acuérdate de Mí. Yo soy más de estimar que el "gozo" y que la "vida" porque doy a quien me es fiel un gozo y una vida que no conocen término ni medida. Acuérdate de Mí que supe purificar mi Casa de las inmundicias y seguir rectilíneo un solo fin: "la gloria de mi Padre". Esto me concitó el odio, la venganza y la muerte porque los golpeados por mi furor encontraron un traidor que, por treinta denarios, me entregó en sus manos.

Siempre, aun entre los de nuestra mayor confianza, tenemos un enemigo y un traidor. Pero... no importa. No ha de ser el discípulo más que su Maestro y si Yo, aun sabiendo que el látigo de mis palabras, más que el de los cordeles  –elemento simbólico más que real–  me iba a acarrear la muerte, hablé, habla tú también. Y si Yo, por amor de los hombres y tuyo, soporté a un enemigo, a un traidor y el horror de un beso de traición, tú, el primero de entre mis hijos de ahora, no debes arredrarte ante todo lo que, antes que tú, sufrió tu Maestro.

Mas si después, no obstante haber puesto todos los medios, quebrara la Justicia y, arrastrados más y más por Satanás, tanto los dominadores como los sometidos se apartasen, por mimetismo maléfico, cada vez más de Dios, retiraré entonces la Luz y la Verdad. Y eso acaecerá cuando, hasta en mi morada  –la Iglesia–  habrá demasiados que, por humano interés e indigna debilidad, serán, entre los sometidos, sembradores del Mal con su diversidad de doctrinas. Entonces conoceréis al pastor que no se cuida de las ovejas abandonadas, al pastor ídolo del que habla Zacarías.

 

Recuerda el Apocalipsis de Juan y lo mismo al dragón:

 

Recuerda el Apocalipsis de Juan y lo mismo al dragón: el Mal, padre del Anticristo futuro que prepara su reinado, no ya perturbando las conciencias, mas también envolviendo en sus lazos a la tercera parte de las estrellas y trocando en fango los astros. Cuando en la Corte de Cristo sobrevenga esta demoníaca vendimia entre los grandes de su Iglesia, entonces, con la luz casi reducida a un reflejo y conservada como única lámpara en los corazones de los fieles a Cristo,  –porque la Luz, lo prometí, no puede morir ni aún en los períodos de pavor, ya que ha de conservar aquel mínimo capaz de tornar a esplender tras de la prueba–  entonces vendrá el pastor ídolo que será y estará como y donde quieran sus amos.

Quien tenga oídos para oír que oiga. Para los que vivan en aquel tiempo será un beneficio la muerte."

C. 43, 620-623

A. M. D. G.