9-12. Más tarde.

 

 

¿Se cumplen o no las profecías?

 

 


 

Ahora añado que la profecía puede tener períodos de repetición o de aparente negación

  A quien mira con sus ojos humanos puede parecerle equivocada y contraria a los hechos, incluso, la misma Profecía perfecta que es la mía.

  Ante el Señor un día es como mil años y mil años como un día

  Por ser inútiles y vanas, huid las necias cuestiones, las genealogías, las disputas y las contiendas

   En cuanto a los fragmentos, es en vano desparramarlos como alimento de reptiles que pueden servirse de ellos como arma dañina y mordaza contra mis pequeños cristos

 


 

Dice Jesús

"Creo haber dicho repetidas veces (11 y 16 de septiembre) que: se cree o no se cree, que mi tiempo no se mide con vuestra medida y que serán bienaventurados los que crean sin exigir pruebas.

 

Ahora añado que la profecía puede tener períodos de

 repetición o de aparente negación

 

Ahora añado que la profecía puede tener períodos de repetición o de aparente negación que, a la postre y, por el contrario, vienen a resultar tan sólo una prueba aportada por Dios a la fe de los hombres.

Todas las profecías, así antiguas como modernas, (llamo antiguas a las que van de Adán hasta mi venida y modernas a las que se extienden desde mi venida hasta el momento actual, por cuanto vuestros veinte siglos son únicamente una fracción de hora respecto de mi eternidad) presentan puntos por los que parecen equivocadas, ya que, según vosotros, deberían haberse cumplido en un tiempo determinado y no se cumplieron. Mas el ojo de mi siervo ve con mi Ojo y vosotros, en cambio, veis con el vuestro. De donde resulta que mi siervo habla o transmite en mi Nombre y así, lo que vosotros creéis haber sido ya superado, puede muy bien ser un acontecimiento que esté por suceder en el futuro. Esto es aplicable a todas las profecías aún las de los espíritus más subidos.

 

A quien mira con sus ojos humanos puede parecerle

 equivocada y contraria a los hechos, incluso, la misma

 Profecía perfecta que es la mía.

 

A quien mira con sus ojos humanos puede parecerle equivocada y contraria a los hechos, incluso, la misma Profecía perfecta que es la mía. ¿No parece acaso, leyendo los evangelios, que el fin del mundo haya de tener lugar poco después de la destrucción de Jerusalén? Ahora bien, ¿cuántos siglos han transcurridos desde entonces? Con todo, el fin del mundo vendrá precedido de las señales que digo y que vuestra ignorancia y pavor tantas veces ha dado como cercanas. Sólo Yo sé el momento en que darán comienzo, momento que no juzgo necesario manifestar en bien, incluso, de quienes haya de vivir en aquella hora.

¡No pensaréis tal vez que Yo, Profeta perfecto como depositario de los secretos de la Divinidad, me haya equivocado! Como tampoco pensaréis que se hayan equivocado Pedro, Pablo y, sobre todo, Juan que quedó identificado con su Maestro aún después de mi estancia entre los hombres. Y ¿no dice Pedro: "Está próximo el término de todas las cosas"? (Pedro I carta, Cap. 4, v. 7). Y Pablo: "...Nosotros, los vivientes, que quedaremos hasta la venida del Señor (), y también: "Bien sabéis vosotros que quien lo detiene es el Señor a fin de que no se manifieste sino a su tiempo. El misterio de la iniquidad está ya en acción". Parece pues como si el Anticristo estuviese en acción desde entonces y que fuese Dios tan sólo el que no le permitiera manifestarse plenamente para ser aniquilado por Mí. Y exhorta a los cristianos de entonces a permanecer firmes en la fe a fin de resistir a la iniquidad en acción. Y, por último, mi Juan, el más iluminado, aquel para quien los Cielos estuvieron patentes con perspectivas de acontecimientos por suceder sólo conocidos por Dios, y a quien le fue abierto mi Corazón con todos sus secretos más arcanos, ¿no termina así ese Libro tan excelso que parece escrito con pluma arrancada a un arcángel: "... el tiempo está próximo... He aquí que Yo vengo presto. Él que da testimonio de estas cosas, dice: Sí, vengo presto?"

 

Ante el Señor un día es como mil años

y mil años como un día

 

Así pues, dígoos a vosotros las mismas palabras de mis santos: "Ante el Señor un día es como mil años y mil años como un día. No es que el Señor retrase los acontecimientos sino que usa de paciencia... Hay cosas difíciles de entender que los ignorantes y los poco firmes trabucan en su daño.

¡Oh!, bienaventurados los que creen y se conforman sin necesidad de excesivas pruebas. Bienaventurados los que descansan en la palabra del Señor por más que les resulte oscura no procurándose los tormentos de Tomás que sufrió durante más días que los demás por no haber creído en mi Resurrección y durante otros más días después por su pesar de no haber creído hasta comprobarla!

 

"Por ser inútiles y vanas, huid las necias cuestiones,

las genealogías, las disputas y las contiendas"

 

Como dice Pablo (a Tito v.9) : "Por ser inútiles y vanas, huid las necias cuestiones, las genealogías, las disputas y las contiendas". Tened presente que Juan, a renglón seguido, dice: "... Si bien ahora son ya muchos los anticristos, de donde podemos colegir que es ésta la última hora... No os he escrito a vosotros (o para vosotros) como a quien desconoce la verdad sino como a quien la conoce y sabe que de la verdad no puede derivarse mentira alguna". (1.ª de Juan v. 18-25) . Os recuerdo, por fin, que quien repite las palabras de Dios o habla directamente, no lo hace por humano querer "sino inspirado por el Espíritu Santo", como dice Pedro en su 2.ª carta (v. 21) .

Mi portavoz, de suyo, es una pobre nada que nunca mejor reconoce serlo que cuando le pongo delante un punto escriturístico y le digo: "Interprétalo". Parécele entonces ser un pajarillo caído en la red y asustado. Yo, que escruto su corazón, lo veo deshacerse de miedo y tembloroso como aquel estudiante que se ve constreñido a responder a su examinador sobre lo que no sabe. Y me resulta grato este su no saber porque me la mantiene humillada y flexible como tela de seda.

 

En cuanto a los fragmentos, es en vano desparramarlos

 como alimento de reptiles que pueden servirse de ellos

como arma dañina y mordaza contra mis pequeños cristos

 

En cuanto a los fragmentos, es en vano desparramarlos como alimento de reptiles que pueden servirse de ellos como arma dañina y mordaza contra mis pequeños cristos. Tengo ya dicho y repito que es necesaria mucha prudencia porque vivís entre reptiles venenosos. ¿A que saciar la necia curiosidad? Cuanto dicto no lo dicto para vuestro solaz ni para satisfacer vuestra sed morbosa de conocer el futuro. ¿Cambiáis acaso cuando lo sabéis? No. No seáis embusteros o ingenuos. No cambiáis. Los espíritus rectos tienen ya más que suficiente con lo dicho para todos sin tener por qué descorrer los velos más profundos. Los otros... ¡oh, los otros! Cuando no se hacen instrumento de daño para muchos, hácense instrumento dañador de sí mismos porque estudian mi Palabra, pero no la aceptan, estudian mi nueva Palabra con luz y método exclusivamente humanos. Y ¿no tengo dicho que tal método produce la muerte?

Dije  –y si no me canso de repetir mi Doctrina, sí de reiterar mis mandatos en atención a mi "portavoz"–  que sólo cuando ella ya no esté en el mundo se conocerán sus fatigas. No tengáis desmedido afán de explicaciones. Ella no lo tiene. No le importa ser reconocida y admirada por su fatiga ni por la magnitud de su trabajo. Con lágrimas de sangre os permite, incluso, utilizar las páginas "totalmente suyas" con miras al provecho de tantos y por mi amor. Nada más quiere sino lo que Yo quiero y en mi "portavoz" no hay más que una voluntad: la mía.

Ahí, en mis dictados tenéis cofres con perlas bastantes a colmar de esplendor al mundo. ¿A qué empeñaros en extraer hasta los diamantes que sólo por algún tiempo han de poder ser utilizados sin que las fuerzas del Mal se hagan con ellos para destruirlos? ¿No os dais cuenta de que estáis en manos de los enemigos de Cristo?

La que escribe es conducida; pero el que copia ha de saber distinguir qué daba poner a disposición de una sola que, al ser conducida por Mí, puede entender y bendecir. Conservad pues, hasta que Yo lo disponga, toda la labor de mi "portavoz" y dad a los pobres del mundo, conforme a su condición, lo que convenga darles. Y orad para que no os dejéis llevar de lo humano en la selección que hagáis.

Por los hechos acaecidos en su día bien pudo el P.M. advertir la coincidencia y dar testimonio de la misma. Por lo demás, repito, haga el mismo uso que el director de Benigna, al cual le tocaron los tiempos mejores que los actuales y tenía entre manos un material menos explosivo, diré así para acomodarme al modo del tiempo presente, todo él lleno de explosiones provocadas, no tanto por polvos químicos cuanto por sustancias infernales.

No reiteréis vuestras peticiones porque no responderé. No pretendáis una excepción porque no la he de bendecir. Tomad vuestro trabajo y entregádselo a mi Portavoz. Ella os indicará qué puntos no deban ponerse a disposición de los curiosos y de los malvados. Yo guiaré su mano en la elección.

Son los niños los que, como pajarillos, advierten por instinto el peligro. Y mi "portavoz" no es menos niño que lo fui Yo en el regazo de mi Madre. Por esto la amo."

C. 43, 623-627

A. M. D. G.