13 DICIEMBRE 1943
Comentando el Salmo 34.ª
Os hablo a vosotras, mis queridas
víctimas
El mundo busca atraeros a peligrosas trampas
Dice Jesús:
"Os hablo a vosotras, mis queridas víctimas, que tan necesitadas estáis de un ángel confortador, como lo tuve Yo, que os animé a sufrir, pues si bien me resultaba amable cumplir la Voluntad del Padre con mi espíritu encendido de caridad, no por eso me veía exento de terrores y de la oposición de la carne ante el sufrimiento.
El espíritu que grita: "Inmolación para conseguir la
salvación" y la carne que gime: "¡Piedad! Quiero vivir
y no sufrir".
Tampoco vosotros, pequeños Jesuses, desconocéis el dualismo que se da entre el espíritu y la carne. El espíritu que grita: "Inmolación para conseguir la salvación" y la carne que gime: "¡Piedad! Quiero vivir y no sufrir". Ahora bien, Yo vengo y, a fin de dar fuerzas a vuestra carne, incluso para el dolor, os entrego mi Palabra.
Yo tengo piedad hasta de vuestra carne porque, cuando ella es instrumento de redención, cuando es el espíritu de Dios el que la posee y mueve a su placer como lo hace el viento con el tallo de hierba al que besa, entonces no es materia de reprobación sino santa que ha de gozar de la gloria en mi Reino.
Yo santifiqué asimismo la carne redimiéndola con mi
doctrina y con mi Sangre. Es la vestimenta de vuestro altar.
Yo santifiqué asimismo la carne redimiéndola con mi doctrina y con mi Sangre. Y así quien vive fiel a mi doctrina y no desprecia mi Sangre, se purifica por su virtud una y más veces con ella, se mejora a sí mismo y santifica, incluso, su propia carne haciéndola aceptable a Dios.
Es la vestimenta de vuestro altar. El alma es el altar sobre el que el espíritu se inmola. Ahora bien, todo altar, si ha de estar dispuesto a convertirse de inmediato en mística mesa, ha de revestirse de linos purísimos. Una carne pura, sacrificada, hermoseada por el dolor, es el mantel que reviste vuestro altar, mantel cándido, planchado, ornamentado, ante el cual no tiene a menos presentarse el Sacerdote eterno para cumplir el rito con la hostia de vuestro espíritu.
No esperéis, víctimas queridas, agradecimiento, ni comprensión de parte del mundo.
"Vosotras estáis en el mundo, pero el mundo no os conoce porque ya no sois del mundo." En esto, como veis, sois semejantes a vuestro Maestro.
Vosotras os inmoláis por el mundo "y el mundo os mira moviendo la cabeza o cubriéndoos de desprecios" e hiriéndoos con sus armas perversas. También en esto os asemejáis a Mí.
El mundo busca atraeros a peligrosas trampas
El mundo busca atraeros a peligrosas trampas "con preguntas engañosas que semejan alabanzas pero que so encuestas preparadas para poner en sus manos las piedras con que lapidaros". Responded al mundo "con el silencio y la paciencia" y si llega a insistir en su malvada inquisición –para persuadirse a sí mismo y sentirse justificado haciendo ver que cuanto vosotros decís es blasfemia– responded: "Yo hago lo que mi Padre quiere. Mis obras son manifiestas; no actúo en la sombra para dañar, actúo a la luz de la verdad. Si os parece que obro mal, demostrádmelo y si no podéis, puesto que nada de malo hay en cuanto hago, ¿por qué me herís?". Y si es que el mundo os mata, Yo os daré doble vida y seréis dos veces mártires: por parte del mundo y por parte del amor.
No os canséis de ser víctimas. Las injurias y las ingratitudes del mundo, por más quesean como golpes de ariete asestados a una carreta endeble, no os lanzarán fuera de la senda purpúrea del sacrificio –mi senda– que enlaza con la enlaza con la calzada real de la gloria y conduce vuestro espíritu a la felicidad de mi morada.
No digáis: "Es todo inútil". Cuando parece que el grano haya caído en tierra infecunda, al no germinar pronto con tiernas hojas, entonces es cuando echa profundas raíces para nacer después más robusto dando manojos de granadas espigas. Es, por el contrario, vuestro llanto el que debe rociar las tierras áridas, y vuestra sangre, bien sea sangre de las venas o del espíritu, es decir, el holocausto total, la que ha de nutrir el polvo sin savia transformándolo en tierra fecunda.
La oración es como el agua que se evapora con los rayos
del sol y sube, descendiendo después para proporcionar
alimento a la tierra.
La oración es como el agua que se evapora con los rayos del sol y sube, descendiendo después para proporcionar alimento a la tierra. Vuestra oración –y toda vuestra vida es oración– se eleva por la acción del amor hasta mi trono intercediendo por vuestros hermanos. Yo que la veo, y no me equivoco, la bendigo y la reexpido a quien es digno de recibirla. Y si entre vuestros hermanos no tenéis sino enemigos del amor, es decir, de Dios y vuestros, vuestra oración, a la que mi bendición transformó en "gracia", torna a vosotros colmándoos de bienes celestiales.
No os canséis de llamar "hermanos" a quienes os tratan como enemigos. Los pequeños Jesuses no saben tener sino "hermanos" por más que los otros no sepan tener para ellos sino odio enemigo. Dejad a los Satanases, tanto inconscientes como conscientes, realizar su obra. Vosotros cumplid la vuestra. Yo vigilo, juzgo y doy a cada uno según sus méritos.
Os he hablado para desengañaros de las satisfacciones humanas en vuestra vida de víctimas. Yo, Víctima suprema, nunca recibí durante mis treinta y tres años de vida tantas injurias como durante las pocas horas transcurridas desde el Getsemaní hasta mi muerte. Sin embargo, esas horas, precisamente, fueron las que me hicieron Redentor. Tenedlo bien en cuenta.
Por ahora, únicamente consuelo debéis esperar de Mí. Y, concluida la prueba, tendréis la dicha de leer en el libro de la Vida los nombres de los salvados por vosotros y de esperar, estrechados a mi Corazón, su agradecimiento cuando, una vez redimidos por "nuestros" padecimientos, entren en la Paz."
A mí.
"No hablo para dar satisfacción a una curiosidad supersticiosa o simplemente humana tal vez. No soy un oráculo pagano ni quiero que vosotros lo seáis. Así pues, no te privaré del gozo de mi Palabra, pero la haré recaer únicamente sobre puntos relacionados con el espíritu sin establecer paralelismos entre éste y los acontecimientos actuales o de un futuro próximo.
Quedará esta laguna como advertencia para muchos y durará hasta que Yo quiera. Mas si de tu labor se hiciese un uso que no fuera espiritual, en tal caso te ordenaré que escribas únicamente para ti y, en el supuesto de que no obedezcas, retiraré mi Palabra.
El hombre corrompe cuanto toca. Tu Jesús se muestra hoy desazonado y severo, aunque no contigo, pobre alma, sino con los que no son rectos de corazón ni de pensamiento."
C. 43, 638-641
A. M. D. G.