El mismo día 27-12,

a las 6 de la mañana

 

 

Mis cuatro evangelistas son los que,

 cual focos irradiantes, lanzan mi Voz

 en la dirección buscada por sus

espíritus ardientes.

 

 


 

¿No son ellos acaso, a veinte siglos de distancia, los que, aún hoy día, evangelizan y me atraen la masa de los humanos y de los creyentes...?

  ¿No son ellos los que os presentan una apariencia tan viva y perfecta de mi cuádruple figura de Hombre divino en mi Humanidad perfecta,...?

  ¿No es, sobre todo, mi Divinidad la que resplandece y fulgura con su Inteligencia trayéndoos de las profundidades del cielo la Luz, la Caridad, la Sabiduría, el Conocimiento y al mismo Dios,...?

  Aliméntate, hija querida, con esta santa Palabra y con la que Yo te regalo. Porque estás destinada a repetir las enseñanzas del Verbo

 


 

Dice Jesús:

"Mis cuatro evangelistas son los que, cual focos irradiantes, lanzan mi Voz en la dirección buscada por sus espíritus ardientes. Llevan mi Gloria a las gentes a las que me dan a conocer y con su ardor imprimen movimiento al trono sobre el que fulgura mi Majestad de Dios, de Redentor y de Maestro, Su espíritu, viviente eterno en el seno de Dios, mueve las místicas ruedas y, sin medios humanos, comunica vida a las mismas por ser espíritu de Vida.

 

No son ellos acaso, a veinte siglos de distancia, los que,

 aún hoy día, evangelizan y me atraen la masa de los

 humanos y de los creyentes

 

¿No son ellos acaso, a veinte siglos de distancia, los que, aún hoy día, evangelizan y me atraen la masa de los humanos y de los creyentes llenando con el fragor santo de mi enseñanza la Iglesia Romana en la que resuena mi Voz que retumba como el sonar de un órgano bajo las místicas bóvedas del inmenso Templo de Dios que os cobija a vosotros, los cristianos que no sois perjuros, apagados o renegados y que se extiende con la amplitud del firmamento sobre toda la Tierra y sobre todas las gentes agrupadas a la sombra de la Cruz y del Tabernáculo?

¿No es su palabra eco de la mía que penetró en sus corazones haciéndose en ellos Luz por un querer del Espíritu de Dios, la misma que, con rumor de inmensas aguas, os trae el acento de la voz sublime de Dios?

¿No está tal vez en el rumor de sus pasos el de las multitudes que su palabra atrajo a Mí, rumor semejante al de un ejército en marcha, del santo ejército de Cristo, su Jefe y Señor, que vence con él a las fuerzas del Infierno y conquista para él y con él el Cielo?.

 

¿No son ellos los que os presentan una apariencia tan viva

 y perfecta de mi cuádruple figura de Hombre divino en mi

 Humanidad perfecta,...?

 

¿No son ellos los que os presentan una apariencia (y no me refiero aquí a la apariencia del rostro sino a la del estilo) tan viva y perfecta de mi cuádruple figura de Hombre divino en mi Humanidad perfecta, no diferente a la vuestra en las necesidades y pasiones si bien sublimada a esa Perfección que os enseña hasta qué cimas hay que subir para pertenecer al Cielo y cuáles os había hecho el Padre para ese Cielo? ¿No os muestran mi paciencia y mi fortaleza con las que vencí a Satanás, a la Muerte y al Mundo y os vencí a vosotros con el amor arrastrándoos como a bloques de mármol de Parto has poneros sobre la rampa en cuya cima está el Cielo?

¿Y no os muestran mi valor y mi heroísmo, ante los que nada son los del león, puesto que Yo no tengo el arrojo del que asalta para nutrir su yo sino el valor heroico y sublime del que se deja asaltar y matar para hacer de Sí mismo alimento de Vida para los desfallecidos de la Tierra?

 

¿No es, sobre todo, mi Divinidad la que resplandece y

fulgura con su Inteligencia trayéndoos de las

 profundidades del cielo la Luz, la Caridad, la Sabiduría,

 el Conocimiento y al mismo Dios,...?

 

¿No es, sobre todo, mi Divinidad la que resplandece y fulgura con su Inteligencia trayéndoos de las profundidades del cielo la Luz, la Caridad, la Sabiduría, el Conocimiento y al mismo Dios, Uno y Trino, haciéndoos conocedores del Padre y poseedores del Espíritu, arrebatándoos hasta alturas en las que sólo quien transformó su pesantez humana en levedad espiritual vuela como águila atraída por el amor a uniones eternas en las que ya no sois hombres sino dioses?

¿No os enseñan con su quedarse inmóviles en adoración cuando retumba mi Voz en los Cielos, la gran verdad de que no hay otra voz más potente que la mía, ni más santa ni verdadera, y que, cuando Ella habla, toda otra voz y todo otro poder deben enmudecer y detenerse para recibirla como perla de inestimable valor y llevarla consigo para mostrársela a las gentes a fin de llevarlas a Dios?

¿No descansa sobre ellos mi Gloria como sobre seguro trono y resplandece de mi Luz sobre estos benditos que sembraron el Orbe con mi Palabra cristianizándolo y redimiéndolo con las enseñanzas del Redentor y Dios, Jesucristo?

 

Aliméntate, hija querida, con esta santa Palabra y con la

 que Yo te regalo. Porque estás destinada a repetir las

 enseñanzas del Verbo

 

Aliméntate, hija querida, con esta santa Palabra y con la que Yo te regalo. Porque estás destinada a repetir las enseñanzas del Verbo ( que toma tu poquedad para asombrar a los grandes y consolar a los humildes, Acepta el alimento que te ofrezco y no lo rehúses. Y si su contenido te parece áspero e indigesto cual pesado rollo de pergamino, sabe que Yo rompo sus sellos y desmenuzo sus partes porque te amo y quiero nutrirte con un alimento santo.

Abre tu corazón y harta su hambre insaciable porque el corazón que llegó a conocer a Dios tiene de Él un hambre insatisfecha. Mi Evangelio antiguo y el nuevo serán miel dulcísima para tu espíritu."

C. 43, 676-678

A. M. D. G.