(29-12-43)

 

 

Las heridas de mis manos

 

 


 

me fueron hechas así

  Fue ésta, de todas las heridas de mis miembros sufridas a lo vivo, la más extensa de todas

  Muchos fueron los espasmos que sufrí sobre la Cruz.

  En cuanto a aquella palabra cuyo verdadero significado no comprendes, sabe que quiere decir: contubernio con Satanás. Esto se verifica de múltiples modos  

 


 

Dice Jesús:

 

me fueron hechas así:

 

"Las heridas de mis manos, que tú no has llegado a ver porque raramente muevo la izquierda, bien por costumbre contraída en el trabajo o ya también por ser la más herida, me fueron hechas así:

La intención de los verdugos era suspenderme de los carpos, por la parte superior más próxima a la articulación de la muñeca, a  fin de hacer más segura la suspensión. Y así, tras haberme tendido sobre la cruz, me traspasaron la mano derecha por ese punto.

Mas, puesto que el constructor del patíbulo había marcado el agujero para la izquierda más allá del punto al que mi carpo podía llegar (pues era costumbre marcar los sitios de los clavos a fin de hacer más fácil su entrada en el grueso leño y más segura la suspensión de un cuerpo colocado, no horizontal sino verticalmente y sin más sostén que tres largos clavos) después de haberme estirado el brazo hasta desgarrar los tendones, optaron por hundir el clavo en el centro de la palma de la mano, entre hueso y hueso del metacarpo.

Esto no aparece en la Sábana porque la mano derecha cubre a la izquierda.

 

Fue ésta, de todas las heridas de mis miembros sufridas

a lo vivo, la más extensa de todas

 

Fue ésta, de todas las heridas de mis miembros sufridas a lo vivo, la más extensa de todas ya que, una vez alzada la Cruz, cuando el peso del Cuerpo se desplazó hacia abajo y hacia adelante, el clavo desgarró sobre manera en dirección al dedo pulgar alargando el orificio mucho más que en la mano derecha en la que el carpo aguantó la suspensión mejor que el metacarpo. Y fue asimismo la más torturadora, bien por coincidir  con el lado del corazón o porque los tendones de la mano produjéronme un espasmo atroz que me alcanzó hasta la cabeza.

Los pintores y escultores que, por sentido del arte, me pintaron o esculpieron con la mano derecha semiabierta y la izquierda con el puño cerrado, afirmaron, sin querer, una verdad física de mi cuerpo martirizado porque, realmente, la mano izquierda, por la fuerza del espasmo y el truncamiento de los nervios seccionados, se cerró, y, con el transcurrir de las horas, se fue apretando cada vez más a medida que aumentaban el espasmo y la contracción de las fibras nerviosas.

 

Muchos fueron los espasmos que sufrí sobre la Cruz.

 

Muchos fueron los espasmos que sufrí sobre la Cruz. De ellos te hablaré un día. Pero el de las manos fue uno de los más crueles.

La herida de la mano derecha la oculta casi del todo la manga y es más pequeña y regular.

Cuando me aparecí a ti como Hombre de dolores, camino del Calvario, no viste las heridas de mis manos porque, al no haber sido aún crucificado, lógicamente no las tenía todavía. Tenía, sí, en las manos la sangre que goteaba de la cabeza coronada y de la piel rasgada por los azotes, mas no las heridas. Te las mostraré en otras circunstancias más acordes con dicha visión dolorosa, que no en estas navideñas.

 

En cuanto a aquella palabra cuyo verdadero significado

 no comprendes, sabe que quiere decir: "contubernio

con Satanás". Esto se verifica de múltiples modos

 

En cuanto a aquella palabra cuyo verdadero significado no comprendes, sabe que quiere decir: "contubernio con Satanás". Esto se verifica de múltiples modos, todos ellos maldecidos por mí. También de esto te hablaré un día. Mas, por ahora, debes saber que ello está muy en boga en el mundo siendo causa de muchas desventuras y de inexorables castigos, tanto aquí como en la eternidad.

C. 43, 691-693

A. M. D. G.