6 de diciembre

 

 

Cada vez estoy peor.

 

 


 

Ahora que me encuentro así, grave y aislada, ellos se marcharon y... buenas noches

   Déjalo todo en mi rústica cuna de Belén.

 


 

Cada vez estoy peor. Desde hace tres días es tan atroz el dolor que siento en la región esplénico-renal izquierda que me obliga a gritar al moverme y, si me estoy quieta, es como si un perro me estuviese carcomiendo por dentro o si allí tuviese un enorme absceso. Tengo, por tanto, esa región inflamada. Así que, desde ayer tengo dolores mucho más agudos y ambos pulmones de tal manera congestionados que la respiración me resulta penosísima y difícil. Ayer, a las 15 horas, tuve ciertamente un rato de desconsuelo... pensando que haya tal vez de morir aquí, sola y lejos de mi casa...

 

Ahora que me encuentro así, grave y aislada,

ellos se marcharon y... buenas noches

 

¿Por qué ha de estar usted tan lejos? ¿Por qué consentí en venir aquí? ¿Qué compasión he recibido a cambio por este sacrificio hecho en favor de los demás? Ahora que me encuentro así, grave y aislada, ellos se marcharon y... buenas noches. Pero... paciencia y adelante.

Menos mal que estoy en los brazos de Jesús. No ha mucho me lamentaba con El: "Señor", le decía, "yo me encuentro cada vez peor. Tú, como si ya no tuviéramos confianza, nada dices para compadecerte de mi estado y, de poder marchar, ni la más remota esperanza. ¿Qué hacemos?"

 

Déjalo todo en mi rústica cuna de Belén.

 

Me respondió atrayéndome hacia Sí –¡oh, qué cosa tan dulce es ésta!–: "Déjalo todo en mi rústica cuna de Belén. ¡Tienes tanto frío, tantas espinas, te encuentras tan incómoda, tan sola; sufres tanto...! Dame tu frío, tus espinas, tus incomodidades, tus soledades y tus sufrimientos. Llena con todo eso mi pobre cuna y, al contacto del Niño Dios, se transformará en bendiciones y gracias. Quiero que me la llenes porque el mundo está necesitado de gracias, de amor y de misericordia. Quiero inundar el mundo de misericordia y ésta ha de desbordarse de mi cuna. Mas las cosas que llenan la cuna son el amor y la generosidad de mis almas víctimas, de las almas que son de verdad mis esposas. Vete en paz. Yo estoy contigo."

Así pues... ¡adelante! Pero, Jesús, ten piedad! Un poco de compasión también para nosotras, las víctimas. Tú tuviste al Cirineo, a las piadosas mujeres (Mt 27, 32; Mc 15, 21; Lc 23, 27), a la Verónica junto con el amor de tu Madre y de Juan. Dame, al menos a mí director y mi casa. Haz que muera teniéndole a él al lado y en ella; y después haz de mí lo que quieras, cuanto quieras y como quieras.

754-755

A. M. D. G.