JESÚS EN CASA DE LÁZARO

MARTA HABLA DE LA MAGDALENA

 


 

#Una mujer vende a Zaqueo un brazalete de oro. Iscariote se interesa por la mujer   

JUDAS SE ENCUENTRA CON JESÚS 

 JESÚS EN BETANIA EN LA CASA DE LÁZARO 

 LÁZARO PRESENTA A JESÚS A SU HERMANA MARTA 

 LÁZARO DIALOGA CON JESÚS 

 LÁZARO DESCUBRE A JESÚS SU GRAN DOLOR: MARÍA MAGDALENA

  MARTA CON JESÚS HABLA DE MARÍA MAGDALENA. ¿CREÉIS QUE IGNORASE VUESTRA HERIDA?. DADME VUESTRO PERDÓN COMPLETO, SANTO... Y YO HARÉ 

 ¿QUÉ ES LA POSESIÓN DIABÓLICA?  PERDONA PORQUE ESTÁ ENFERMA. AUN MI NOMBRE SOLO ES SALVACIÓN 

 


 

La plaza del mercado de Jericó con sus árboles y mercaderes que vocean. En una esquina el alcabalero Zaqueo ocupado con sus transacciones legales e ilegales. Probablemente también se ocupa en comprar y vender cosas preciosas porque veo que pesa e indica el valor de collares y objetos de metal finos, no sé si se los den a cambio de dinero porque no pueden pagar las contribuciones o se los venden por otras causas.

 

UNA MUJER VENDE A ZAQUEO UN BRAZALETE DE ORO

ISCARIOTE SE INTERESA POR LA MUJER

 

El turno es de una mujer delgada, cubierta toda con un grande manto que tira al color rojizo de moho grisáceo. También tiene la cara cubierta con un velo de algodón grueso y de color amarillo que no deja que se le vea. No se nota más que la delgadez de su cuerpo, que se descubre pese a la vestidura grisácea que la envuelve. Debe ser joven, al menos por lo poquísimo que se ve, esto es, una mano que por un momento sale del manto y extiende un brazalete de oro, y por los pies calzados con sandalias no muy sencillas, cubiertas con cuero, que llevan correas por las que aparecen los dedos, lisos y juveniles, y un poco de los tobillos delgados blanquísimos.

Extiende el brazalete sin decir palabra alguna, recibe el dinero sin objetar y se va. Ahora caigo en la cuenta que tiene a sus espaldas a Iscariote que atentamente la observa, y cuando está para irse le dice una palabra que no logro oír. Pero ella como si fuese muda no responde y se va ligera.

Judas pregunta a Zaqueo: "¿Quién es?"

"No pregunto a los clientes su nombre, sobre todo cuando son buenos como esa."

"Es joven, ¿verdad?"

"Así parece."

"Es judía."

"Y ¿quién lo va a saber? ¡El oro es amarillo en todos los países!"

"Déjame ver el brazalete."

"¿Lo quieres comprar?"

"No."

"Entonces nada. ¿Qué piensas? ¿Que se ponga uno a hablar con ella?"

"Quería ver si lograba saber quién es..."

"¿Te urge tanto? ¿Eres nigromante que adivinas, o perro de caza que perciba el olor? ¡Lárgate y cálmate! Si así es, o es honrada o infeliz o leprosa... Lo que sea... no hay nada que hacer."

"No tengo hambre de mujeres" responde Judas con desprecio.

"Así será... pero con esa cara que tienes, muy poco lo creo. ¡Bien! si no quieres algo más, quítate. Tengo a otros a quienes servir."

Judas se va enojado y pregunta a un vendedor de pan y a uno de frutas si conocen a la mujer que les había antes comprado pan y manzanas, y si saben en dónde habita. No lo saben. Responden: "Hace tiempo que viene, cada dos o tres días. Pero dónde esté lo ignoramos."

"Y ¿cómo habla? " insiste Judas.

Los dos se echan a reír y uno de ellos responde: "Con la lengua."

 

JUDAS SE ENCUENTRA CON JESÚS

 

Judas les dice unas frescas y se va... a caer justamente en medio del grupo de Jesús y de los suyos que vienen a comprar pan y alimentos para la comida de todos los días. La sorpresa es mutua y... no muy entusiasta. Jesús dice tan sólo: "¿Quién eres?" y mientras masculla entre dientes alguna cosa, Pedro rompe en una clamorosa carcajada: "O soy ciego o incrédulo. No veo las viñas. Y no creo en el milagro."

"Pero ¿qué dices?" preguntan dos o tres de los discípulos.

"Digo la verdad. Aquí no hay viñedos. Y no puedo creer que Judas vendimie, entre este polvo, sólo porque es discípulo del Rabí."

"Hace tiempo que la vendimia terminó" responde secamente Judas.

"Y Keriot está lejos a muchos kilómetros" concluye Pedro.

"Tú al punto me atacas. No me quieres."

"No. Soy menos tonto de lo que tú querrías."

"Basta" corta Jesús. Está enojado y se vuelve a Judas: "No pensaba encontrarte aquí. Me imaginaba que por lo menos estarías en Jerusalén para los Tabernáculos."

"Mañana me voy. Estaba yo esperando a un amigo de la familia que..."

"Te ruego: es suficiente."

"¿No me crees Maestro? Te juro que yo..."

"No te he preguntado nada y te ruego que no digas nada. Estás aquí y basta. Puedes venir con nosotros ¿o tienes todavía otros negocios? Responde con franqueza."

"No... he terminado. Ese tal vez no viene y yo voy a Jerusalén a la fiesta. Y ¿Tú a dónde vas?"

"A Jerusalén."

"¿Hoy mismo?"

"Esta tarde estaré en Betania."

"¿En la casa de Lázaro?"

"Exacto."

"Entonces, vengo yo también."

"Ven también hasta Betania. Después Andrés, Santiago de Zebedeo y Tomás irán a Get Semmi a preparar y esperarnos a todos nosotros, y tú irás con ellos." Jesús marca en tal forma las palabras que él otro no tiene qué decir.

"¿Y nosotros?" pregunta Pedro.

"Tú con mis primos y Mateo iréis a donde os enviaré para regresar por la tarde. Juan, Bartolomé, Simón y Felipe se quedarán conmigo, o sea irán por Betania a anunciar que el Rabí ha llegado y que les hablará a las tres de la tarde."

Aprisa van por la campiña desierta. Sopla aire anunciador de tempestad no en el cielo sereno, sino en los corazones, todos lo presienten y avanzan en silencio.

 

JESÚS EN BETANIA EN LA CASA DE LÁZARO

 

Al llegar a Betania, viniendo de Jericó, la casa de Lázaro es de las primeras. Jesús despide al grupo que debe ir a Jerusalén, después manda el otro que va hacia Belén.

"Id seguros. Encontraréis a mitad del camino a Isaac, Elías y los demás. Decidles que estaré en Jerusalén por muchos días y que los espero para bendecirlos."

Entre tanto, Simón ha llamado al cancel y lo han abierto. Los siervos dan aviso a Lázaro, que acude. Judas Iscariote que se había distanciado unos cuantos metros, torna atrás con la excusa de decir a Jesús: "Te he desagradado, Maestro, lo entiendo, perdóname" y entre tanto echa una ojeada por el cancel abierto que da al jardín y a la casa.

"Sí. Está bien. ¡Vete, vete! No hagas esperar a los compañeros."

Judas debe de irse. Pedro murmura: "Esperaba que hubiese cambio de órdenes."

"Esto jamás. Pedro, sé lo que hago. Pero tú compadece a este hombre..."

"Trataré pero no prometo... Adiós, Maestro. Ven, Mateo y también vosotros dos. Vámonos ligeritos."

"Mi paz sea siempre con vosotros."

Jesús entra con los cuatro restantes y después de dar el beso a Lázaro, presenta a Juan, Felipe y Bartolomé. Después les dice que se retiren y El se queda con Lázaro.

 

LÁZARO PRESENTA A JESÚS A SU HERMANA MARTA 

 

Se dirigen a la casa. Esta vez bajo el hermoso portal hay una mujer. Es Marta. Es alta aunque no tanto como su hermana, morena mientras que la otra es rubia y de color de rosa, pero también bella con un cuerpo armónicamente grueso, bien modelado, de cabeza negra, frente morena y lisa y dos ojos dulces y suaves, grandes con pestañas oscuras. Tiene la nariz ligeramente encorvada hacia abajo y una boca pequeña muy roja que resalta más en su color moreno de las mejillas. Sonríe y muestra unos dientes fuertes y blanquísimos.

Viste de lana azul oscura con tiras de rojo y verde oscuro en el cuello y en las extremidades de las amplias mangas cortas hasta el codo, de las que salen otras mangas de blanco y finísimo lino amarradas a la muñeca con un cordoncillo que las recoge. También arriba del pecho, a la altura del cuello, se deja ver una camiseta blanca, finísima amarrada con una cinta. El cinturón de color azul, rojo y verde hecho de una tela muy fina que le llega hasta las caderas y termina en un fleco por el lado izquierdo. La ciñe un vestido rico y casto.

"Tengo una hermana, Maestro. Es esta. Se llama Marta. Es buena y piadosa. Es el consuelo y la honra de la familia y la alegría del pobre Lázaro. Antes era mi primera y única alegría, pero ahora es mi segunda, porque la primera eres Tú."

Marta se postra hasta el suelo y besa la orla del vestido de Jesús.

"Paz a la buena hermana y a la mujer casta. ¡Levántate!"

Marta se levanta y entra en casa con Jesús y Lázaro, luego pide licencia de ausentarse por los quehaceres de la casa.

 

LÁZARO DIALOGA CON JESÚS

 

"Es mi paz..." Lázaro murmura y mira a Jesús. Es una mirada investigadora, que Jesús hace como que no la ve.

Lázaro pregunta: ¿Y... Jonás?"

"Ha muerto."

"¿Muerto?... ¿Entonces?..."

Lo tuve al fin de su vida. Murió libre y feliz en mi casa, en Nazaret, entre Yo y mi Madre."

"¡Doras te lo había acabado antes de entregártelo!"

"Sí, con cansarlo y también con golpearlo..."

"Es un demonio y te odia. Odia a todo el mundo esa hiena... ¿No te dije que te odiaba?"

"Me lo dijo."

"Desconfía de él, Jesús. Es capaz de todo, Señor... ¿qué te dijo Doras? ¿No te dijo que me evitaras? ¿No te ha puesto en mal al pobre Lázaro?"

 

LÁZARO DESCUBRE A JESÚS LA CAUSA DE SU GRAN DOLOR: 

MARÍA MAGDALENA

 

"Creo que me conoces suficientemente para comprender que Yo juzgo con justicia, y cuando amo, amo sin pensar si ese amor puede hacerme bien o mal según los entenderes del mundo."

"Pero ese hombre es cruel, y atroz en herir y dañar... Me molestó también hace unos días. Vino aquí y me dijo... ¡Oh!... ya tengo bastantes penas para querer también arrebatarme de Ti."

"Soy el consuelo de los atormentados y el compañero de los abandonados. He venido a ti también por esto."

"¡Ah! Entonces... ¡sabes!... ¡Oh! ¡Vergüenza mía!"

"No. ¿Por qué tuya? Lo sé. Y ¿qué con ello? ¿Te despreciaré porque sufres? Yo soy misericordia, paz, perdón y amor para todos, ¿cuánto más para los inocentes? Tú no tienes el pecado por el que sufres. ¿Estaría bien que me ensañase contra ti, si tengo piedad también de ella?"

"¿La has visto?"

"Sí. No llores."

Mas Lázaro, con la cabeza reclinada en sus brazos sobre la mesa, llora dolorosamente. Se asoma Marta y mira. Jesús le hace seña de estarse quieta y se retira con lágrimas que le caen silenciosamente. Lázaro poco a poco se calla  se humilla por su debilidad. Jesús lo consuela, y como desea retirarse un momento, sale al jardín y pasea entre las pequeñas veredas donde una que otra rosa purpúrea todavía se ve.

 

MARTA CON JESÚS HABLA DE MARÍA MAGDALENA

 

¿CREÉIS QUE IGNORASE VUESTRA HERIDA?

 

DADME VUESTRO PERDÓN COMPLETO, SANTO... Y YO HARÉ

 

Poco después Marta lo alcanza. "Maestro... ¿Lázaro te ha dicho?"

"Sí, Marta."

"Lázaro no puede estar tranquilo desde que sabe que Tú lo sabes y de que la viste."

"¿Cómo lo supo?"

"Primero, aquel hombre que estaba contigo y que se dice ser tu discípulo; aquel joven, alto, moreno y sin barba... luego Doras. Este abofetea con su desprecio. El otro dijo solo que la habías visto en el lago... con sus amantes..."

"¡Pero no lloréis por esto! ¿Creéis que ignorase vuestra herida? La sabía desde que estaba con el Padre... No te aflijas, Marta. Levanta tu corazón y la frente."

"Ruega por ella, Maestro. Ruego... pero no sé perdonar completamente y tal vez el Eterno rechaza mi oración."

"Has dicho bien: es menester perdonar para ser perdonados y escuchados. Yo ruego por ella. Pero dame tu perdón y el de Lázaro. Tú, buena hermana, puedes hablar y obtener todavía más que Yo. Su herida está recientemente abierta y adolorida para que mi mano la toque. Tú puedes hacerlo. Dadme vuestro perdón completo, santo... y Yo haré..."

"¿Perdonar?... no podremos. Nuestra madre murió de dolor por sus malas acciones y... eran de poca importancia en comparación de las actuales. Veo los tormentos que sufrió mi madre... los tengo presentes. Y veo lo que sufre Lázaro."

"Está enferma, Marta, está loca. ¡Perdónala!"

"Está endemoniada, Maestro."

 

Y ¿QUÉ ES LA POSESIÓN DIABÓLICA, SINO UNA ENFERMEDAD 

DEL ESPÍRITU CONTAGIADO POR SATANÁS HASTA EL PUNTO 

DE CONVERTIRSE EN UN SER ESPIRITUAL DIABÓLICO?

 

PERDONA PORQUE ESTÁ ENFERMA

 

AUN MI SOLO NOMBRE ES SALVACIÓN

 

"Y ¿qué es la posesión diabólica, sino una enfermedad del espíritu contagiado por Satanás hasta el punto de convertirse en un ser espiritual diabólico?... De otro modo ¿cómo explicarías ciertas perversiones en los humanos? Perversiones que hacen al hombre una bestia peor que cualquiera de ellas, más libidinosa que los monos en calor, y así sucesivamente, ¿y crean un ser híbrido en que se funden el hombre y el animal y el demonio? Esta es la explicación de lo que nos deja estupefactos como una monstruosidad inexplicable en tantas creaturas. No llores. Perdona. Yo veo. Porque tengo una vista más alta que la del ojo y del corazón. Tengo mirar de Dios. Veo, te digo: Perdona porque está enferma."

"Entonces... ¡cúrala!"

"La curaré. Ten fe. Te haré feliz. Perdona y di a Lázaro que lo haga. Perdónala. Vuélvela a amar. Acércate a ella. Háblale como si fuese una como tú. Háblale de Mí..."

"¿Cómo quieres que te entienda a Ti, que eres Santo?"

"Parecerá que no comprende. Pero aun mi solo nombre es salvación. Haz que piense en Mí y me llame... ¡Oh! Satanás huye cuando en un corazón se piensa en mi nombre. Sonríe, Marta, ante esta esperanza. Mira esta rosa. La lluvia de los días pasados la había ajado, pero el sol de hoy la ha vuelto a abrir y está más bella todavía porque la lluvia que queda entre pétalo y pétalo la enriquece de diamantes. Así sucederá con vuestra casa... llanto y dolor, ahora, y después... alegría y gloria. Vete. Dilo a Lázaro mientras Yo, en la paz del jardín, ruego al Padre por María y por vosotros..."

II. 686-692

A. M. D. G.