"HACER EL BIEN ES ORACIÓN MAYOR 

QUE LOS SALMOS"

 


 

#PRIMER LIBRO DE LOS REYES: QUE REFIERE CÓMO DAVID FUE traicionado por los de Zif 

 #LOS FARISEOS TIENTAN A JESÚS   

#CURA A UN HOMBRE QUE TIENE EL BRAZO ATROFIADO

 


 

Jesús entra en la sinagoga de Cafarnaum, que se llena poco a poco de gente porque es sábado. Todos se sorprenden de verlo. Todos lo señalan en medio de un murmullo. Alguien tira del vestido a este, o a aquel apóstol para preguntarle cuando regresaron a la ciudad, pues nadie sabía que hubiesen llegado.

"Acabamos de desembarcar exactamente ahora, junto al "pozo de la higuera" viniendo de Betsaida, para no dar un paso fuera de lo prescrito, amigo" responde Pedro a Urías el fariseo, y este, ofendido de que un pescador lo llame "amigo", desdeñosamente se va a reunir con los suyos, en primera fila.

"¡No lo provoques, Simón!" amonesta Andrés.

"¿Provocarlo? Me preguntó y le respondí diciendo también que evitamos caminar por respeto al sábado."

"Dirán que nos fatigamos con la barca..."

"Terminarán por decir que nos fatigamos al respirar ¡necio! Es la barca la que trabaja, el viento y las ondas, no nosotros que vinimos en ella."

Andrés se traga la reprimenda y calla.

Después de las oraciones preliminares, llega el momento de la lectura de un trozo y su explicación. El sinagogo pide a Jesús que lo haga, pero Jesús señala a los fariseos, diciendo: "Que lo hagan ellos." Pero como ellos no quieren, Él tiene que hacerlo.

 

PRIMER LIBRO DE LOS REYES: QUE REFIERE CÓMO DAVID FUE 

TRAICIONADO POR LOS DE ZIF

 

Jesús lee el trozo del primer libro de los Reyes, donde se refiere cómo David fue traicionado por los de Zif, al decirle a Saúl que estaba en Gabaa. Devuelve el rollo y empieza a hablar.

"Violar el precepto de la caridad, hospitalidad, honradez, es siempre una fea acción. Pero el hombre no titubea en hacerlo con la mayor indiferencia. Aquí tenemos un doble episodio de esta violación y el castigo que Dios infligió.

La conducta de los de Zif era fraudulenta. La de Saúl no lo era menos. Los primeros, viles en su intento de congraciarse con el más fuerte y sacar partido. El segundo, vil en su intento de quitar de en medio al ungido del Señor. Por esto el egoísmo se mancomunaba. Y a la propuesta indigna el falso y pecador rey de Israel se atreve a dar una respuesta en que se menciona el nombre del Señor: "Sed benditos del Señor".

¡Burla a la justicia de Dios! Burla común y corriente. Muchas veces se invoca sobre la perversidad del hombre o como garantía el Nombre del Señor y su bendición. Está dicho: "No invocarás el Nombre de Dios en vano". ¿Y puede haber cosa más vana, peor, que el nombrarlo para realizar un crimen contra el prójimo? Y sin embargo es un pecado más frecuente que otros, que cometen sin importarles gran cosa aun aquellos que son los primeros en las reuniones del señor, en las ceremonias y en el enseñamiento. Acordaos que es pecaminoso indagar, señalar, preparar cualquier cosa para dañar al prójimo. Y también pecaminoso es hacer que otros indaguen, señalen y preparen cualquier cosa para que el prójimo reciba mal de otros. Tentar con recompensas o amenazar con represalias es inducir a los otros al pecado.

Os advierto que es pecado. Os advierto que es egoísmo y odio una conducta semejante. Sabéis que el odio y el egoísmo son los enemigos del amor. Os lo advierto porque me preocupo que estéis en pecado. Porque no quiero que Dios os castigue, como sucedió a Saúl que, mientras perseguía a David para aprehenderlo y matarlo, los filisteos destruían la nación. En verdad que esto siempre sucederá al que hace mal al prójimo. Su victoria durará cuanto la hierba del campo. Nace pronto, pero pronto se seca y el pie indiferente del viajero la aplasta. Mientras la buena conducta, la vida honesta parece que a duras penas nace y se sostiene. Pero una vez que se ha formado como hábito de vida, se convierte en un poderoso y frondoso árbol que ni siquiera los huracanes arrancan, ni la canícula quema. Quien es fiel a la Ley, realmente fiel, se convierte en un árbol poderoso que no se dobla a las pasiones, ni lo quema el fuego de Satanás.

Ya terminé. Si alguno quiere decir algo más, que lo diga."

 

LOS FARISEOS TIENTAN A JESÚS

 

"Queremos saber si hablaste por nosotros, fariseos."

"¿Está acaso llena la sinagoga de fariseos? Vosotros sois cuatro. La multitud es de cientos y cientos de personas. La palabra es para todos."

"Pero la alusión era clara."

"En verdad jamás se ha visto que uno, por el hecho de ser sospechoso por una comparación, se acuse a sí mismo. Y vosotros lo estáis haciendo: ¿Por qué os acusáis si Yo no os acuso? ¿Tenéis conciencia acaso de obrar como dije? Yo no lo sé. Pero si así fuese, corregios. El hombre es débil y puede pecar, pero Dios lo perdona si surge en él un arrepentimiento sincero y la voluntad de no pecar más. Pero claro que persistir en el mal es doble pecado y sobre él no baja el perdón."

"Nosotros no tenemos este pecado."

"Entonces no os doláis de mis palabras."

 

CURA A UN HOMBRE QUE TIENE EL BRAZO ATROFIADO

 

El incidente termina. La sinagoga se llena con el canto de los himnos. Luego parece que la reunión se vaya a clausurar sin otros incidentes, pero Joaquín, el fariseo, descubre a un hombre entre la multitud y le intima con señales y miradas que se llegue a la primera fila. Es un hombre como de cincuenta años, y tiene un brazo atrofiado, e inmóvil, más chico que el otro, por la atrofia destruyó los músculos.

Jesús lo ve, y comprende todo el engaño. Un gesto de disgusto y compasión se dibuja en su rostro muy claramente. Con todo no voltea la cabeza, antes bien afronta la situación con valor.

"Ven aquí, en medio" ordena al hombre.

Y cuando lo tiene delante, se vuelve a los fariseos: "¿Por qué me tentáis? ¿No acabo de hablar de las asechanzas y del odio? ¿Y no acabáis de decir hace unos instantes: "No tenemos este pecado"? ¿No respondéis? Responded por lo menos a esto: ¿Es lícito hacer del bien o del mal en sábado? ¿Es lícito salvar o quitar la vida? ¿No respondéis? Responderé por vosotros, y ante la presencia de todo el pueblo que juzgará mejor que vosotros, porque es sencillo y sin odio ni soberbia. No es lícito hacer ningún trabajo en sábado. Pero así como es lícito orar, así también lo es hacer el bien, porque el bien es oración más perfecta todavía que los himnos y los salmos que hemos cantado. Pero ni en el sábado, ni en cualquier otro día es lícito hacer mal, y vosotros lo habéis hecho, buscando con dolo a este hombre, que ni siquiera es de Cafarnaum, y al que hicisteis venir hace dos días, sabiendo que Yo estaba en Betsaida y previendo que vendría a mi ciudad. Y lo hicisteis para poder tener motivo de acusarme. De este modo cometéis también el pecado de matar vuestra alma en lugar de salvarla. Por lo que respecta a Mí os perdono y no desilusionaré la fe es de este, al que dijiste que viniese, y le prometisteis que lo curaría, cuando de hecho me poníais una trampa. El no tiene culpa alguna, porque vino sin otra intención que la de ser curado. Y que así sea. Hombre: extiende tu mano y vete en paz."

El hombre obedece y su mano está sana, como la otra. Al punto la usa para tomar la punta del manto de Jesús. Se lo besa. Le dice: "Tú sabes que no conocía su verdadera intención. Si la hubiese sabido, no habría venido, porque hubiera preferido tener la mano seca que usarla contra Ti. por esto no te enojes conmigo."

"Ve en paz, hombre. Sé la verdad, y para contigo tengo sólo benignidad."

La multitud sale en medio de comentarios. Al último sale Jesús con sus once apóstoles.

V. 788-791

A. M. D. G.