EN DIRECCIÓN A MEIERÓN

 


 

#Caminan en una dirección sin saber exactamente a donde van  

#Jesús está muy afligido... Ayer por la noche lloró.   

#"La paz sea con vosotros. ¿Estáis todos?"Falta Judas de Simón... creía que había estado contigo   

#Oh si viviera todavía el Sabio! Hilel era bueno Bendice al Altísimo que se lo llevó a su eterna paz. De este modo el espíritu del Sabio no conoció el odio grande que se me tiene."  

  #Cuando haya muerto, cuando esté lejos, cuando esté en el cielo santo, di a los hombres que: "El sufrió más por el odio vuestro, que por la muerte...". "   

#"Maestro, ¿qué te pasa? ¿Qué quieres que haga por ti el viejo Natanael?" Nada, Bartolomé... Tus oraciones... Para que vea bien lo que tengo que hacer...

#llega Judas... "Maestro... me retrasé... Dame la paz con un beso. Será la señal de que me has perdonado mi malhumor de ayer.

#"¿No es verdad que no hubieras podido haber estado conmigo esta noche?" "No. No hubiera podido y nunca podré condividir los abrazos entre mi espíritu y mi Padre, con un tercero, todo carne y sangre, como eres tú y en lugares a donde vas. Amo la soledad poblada de ángeles, para olvidar que el hombre es hedor de carne corrompida por los sentidos, por el oro, por el mundo y por Satanás."

#Me inclino ante la tumba de los justos que esperan la redención. voy a decir a sus huesos: "El que infundió en vosotros el espíritu pronto estará en el reino de los cielos, dispuesto a descender en el último día, para hacer que reviváis para siempre en el paraíso"

 


 

CAMINAN EN UNA DIRECCIÓN SIN SABER EXACTAMENTE

 A DONDE VAN

 

Una hermosa aurora primaveral ha teñido el cielo de color rosado y ha puesto su alegría en las colinas. Los discípulos están contentos. Se van reuniendo a la entrada del pueblo, mientras esperan a los retrasados.

"El primer día que no hace frío, después de la granizada." dice Mateo, frotándose las manos.

"¡Ya era tiempo! ¡Estamos en el mes de Adar!" exclama Andrés.

"Buenas las tendríamos si hubiéramos caminado por los montes con el frío de los días pasados..." comenta Felipe.

"¿A dónde vamos después?" pregunta Andrés

"Quien lo sabe... De aquí nos vamos a Sefet o a Meierón. ¿Pero luego?" le responde Santiago de Zebedeo, y se voltea a preguntar a los hijos de Alfeo: "¿Sabéis a donde iremos?"

"Nos dijo Jesús que quiere ir hacia el norte. No dijo más" responde lacónico Judas de Alfeo.

"¿Otra vez? En la próxima luna debemos empezar la peregrinación de Pascua..." dice no muy entusiasmado Pedro.

"Tendremos más que tiempo" le replica Tadeo.

"Sí, pero no podremos descansar en Betsaida..."

"Pasaremos para llevar consigo a las mujeres y a Marziam" afirma Felipe.

 

Jesús está muy afligido... Ayer por la noche lloró.

 

"Lo que os ruego es que no mostréis fastidio, falta de ganas o algo semejante. Jesús está muy afligido... Ayer por la noche lloró. Lo encontré así cuando preparábamos la cena. En la terraza no oraba, como creíamos, sino que lloraba" dice Juan.

"¿Por qué? ¿Se lo preguntaste?" interrogan todos.

"Sí, pero no me respondió más que: "Ámame, Juan". "

"Tal vez... sea por los de Corozaín."

Zelote que acaba de llegar dice: "El Maestro se acerca con Bartolomé. Vamos a su encuentro."

Van, pero continúan su charla: "O es por Judas. Ayer estuvieron solos..." dice Mateo.

"¡Tienes razón ! Judas dijo que no se sentía bien y que no quería a nadie consigo" observa Felipe.

"¡No quiso quedarse ni con el Maestro! ¡ Yo me hubiera quedado de muy buena gana!" suspira Juan.

"¡También yo!" van diciendo todos los demás.

"Ese hombre no me gusta... O está enfermo, o embrujado, o loco, o endemoniado. Debe de tener algo" asegura Tadeo.

"Y sin embargo, no lo vas a creer, en el regreso fue ejemplar. Siempre defendió al Maestro y sus intereses como nadie de nosotros lo ha hecho. Lo vi con mis propios ojos, lo oi con mis orejas. Espero que no dudaréis de mi palabra" afirma Tomás.

"¿Crees que no nos fiamos de ti? Claro, hombre, que nos fiamos. Y nos gusta que Judas sea mejor que nosotros. Pero lo estás viendo. Es raro ¿sí o no?" pregunta Andrés.

"¡Oh, raro si lo es! Tal vez sufra por cosas íntimas... Tal vez porque no pudo hacer el milagro. Es un poco orgulloso. Con buen fin, pero se preocupa mucho de ser algo, de que se le alabe..."

"¡Umh, tal vez será así! El hecho es que el Maestro está triste. Miradlo que no parece el hombre que conocimos. Pero ¡vive el Señor! que si logro descubrir quién es el que lo hace sufrir... ¡Basta! Sé o que haré" afirma Pedro.

Jesús que está conversando con Natanael los ve y apresura el paso sonriente.

"La paz sea con vosotros. ¿Estáis todos?"

 

"La paz sea con vosotros. ¿Estáis todos?"

Falta Judas de Simón... creía que había 

estado contigo

 

"Falta Judas de Simón... creía que había estado contigo porque en la casa donde tenía que dormir, me dijeron que no llegó y que todo estaba en orden..." explica Andrés.

Jesús arruga por un instante el cejo, se concentra dentro de Sí bajando la cabeza, luego dice: "No importa. Vámonos. Diréis a los de las últimas casas que vamos a Meierón y luego a Giscala. Si Judas nos busca que se lo digan. Vámonos."

Todos presienten tempestad, pero obedecen sin replicar. Jesús continúa hablando con Bartolomé, unos pocos metros delante de los demás. Oigo pronunciar los hombre de varios personajes ilustres. Hilel, Yael, Barac, lo mismo que mencionar glorias patrias acompañadas de sus comentarios.

 

Oh si viviera todavía el Sabio! Hilel era bueno 

Bendice al Altísimo que se lo llevó a su eterna paz. 

De este modo el espíritu del Sabio no conoció 

el odio grande que se me tiene."

 

"¡Oh si viviera todavía el Sabio! Hilel era bueno, pero también era un hombre de carácter. No hubiera pedido el buen sentido. Te hubiera reconocido por sí mismo."

"¡No te enfades, Bartolomé! Bendice al Altísimo que se lo llevó a su eterna paz. De este modo el espíritu del Sabio no conoció el odio grande que se me tiene."

"¡Señor mío, no sólo odio!..."

"¡Más odio que amor! Y así será siempre."

"No te pongas triste. Te defenderemos."

"No es la muerte lo que me angustia... Es ver los pecados de los hombres."

"¡La muerte, no!... No hables de ella. No llegarán a tanto... porque tienen miedo."

 

Cuando haya muerto, cuando esté lejos, 

cuando esté en el cielo santo, 

di a los hombres que: 

 

"El sufrió más por el odio vuestro, 

que por la muerte...". "

 

"El odio será más fuerte que el miedo, Bartolomé. Cuando haya muerto, cuando esté lejos, cuando esté en el cielo santo, di a los hombres que: "El sufrió más por el odio vuestro, que por la muerte...". "

"¡Maestro! ¡Maestro! ¡No hables así! Nadie te odiará hasta el punto de matarte. Puedes siempre impedirlo, Tú que eres poderoso..."

Jesús sonríe tristemente, diría yo, como cansado, mientras con su paso lento sube por el camino montañoso que lleva a Meierón, y que cuanto más sube, tanto más se descubre un vasto y hermoso panorama sobre el lago de Tiberíades que se ve desde la cortadura de una garganta por encima de las colinas vecinas, que en forma de arco, hacen de biombo a la vista del lago de Merón y luego, más allá del lago de Tiberíades, sobre el altiplano transjordánico, hasta los montes recortados y lejanos de la Auranítide, Traconítide y Perea. 

Jesús señala hacia el nornordeste, diciendo: "Después de la Pascua iremos allá, a la tetrarquía de Filipo. Y apenas si tendremos tiempo para estar nuevamente para Pentecostés, en Jerusalén."

"¿No sería mejor hacerlo ahora, pasando del toro lado del Jordán, hacia sus fuentes... regresando por la Decápolis?..."

Jesús se pasa la mano por la frente, con aire de cansado, como quien no logra comprender bien y en voz baja dice. "No lo sé, no lo sé todavía, Bartolomé." ¡Qué desconsuelo, dolor, tristeza ondea en su voz!

 

"Maestro, ¿qué te pasa? ¿Qué quieres que haga 

por ti el viejo Natanael?"

 

Nada, Bartolomé... Tus oraciones... 

Para que vea bien lo que tengo que hacer...

 

Bartolomé se inclina un poco, como herido de dolor y con tono cariñoso dice. "Maestro, ¿qué te pasa? ¿Qué quieres que haga por ti el viejo Natanael?"

"Nada, Bartolomé... Tus oraciones... Para que vea bien lo que tengo que hacer... Nos están llamando... Esperemos aquí..."

Esperan bajo un grupo de árboles. Doblan la curva los otros en grupo: "Maestro, Judas nos viene siguiendo a la carrera..."

"Esperémoslo, pues."

 

llega Judas... "Maestro... me retrasé...  

Dame la paz con un beso. 

Será la señal de que me has perdonado 

mi malhumor de ayer.

 

Pocos momentos después llega Judas... "Maestro... me retrasé... Me quedé dormido y..."

"¿En dónde, si no te encontré en la casa?" pregunta sorprendido Andrés.

Por un momento Judas no sabe qué responder, pero rápido replica: "¡Oh! me desagrada que os enteréis de mi penitencia. Estuve en el bosque toda la noche, para orar, para hacer penitencia... Al amanecer el sureño me venció... Soy un débil y... Pero el Altísimo Señor tendrá compasión de su pobre siervo. ¿No es verdad, Maestro? Me desperté tarde y todo amodorrado."

"De veras que tienes cara de cansado" observa Santiago de Zebedeo.

Judas ríe: "¡Oh, claro! Pero el corazón está más alegre. La oración hace bien. De la penitencia brota un corazón contento. Da humildad y generosidad. Maestro, perdona a tu tonto Judas..." y se arrodilla a los pies de Jesús.

"Está bien, Levántate y vámonos."

"Dame la paz con un beso. Será la señal de que me has perdonado mi malhumor de ayer. No quise, es verdad, pero era porque quería orar..."

"Hubiéramos podido hacerlo juntos..."

Judas ríe y dice: "No. No hubieras podido orar conmigo esta noche, y estar donde estuve..."

"¡Oh, qué cuentos! ¿Por qué? Siempre está con nosotros y nos ha enseñado a orar" dice sorprendido Pedro.

Todos se echan a reír, mas no Jesús que mira fijamente a Judas que lo ha besado y que lo mira con ojos alegres y maliciosos como si lo desafiara.

 

"¿No es verdad que no hubieras podido 

haber estado conmigo esta noche?" 

 

"No. No hubiera podido y nunca podré condividir 

los abrazos entre mi espíritu y mi Padre, 

con un tercero, todo carne y sangre, 

como eres tú y en lugares a donde vas. 

Amo la soledad poblada de ángeles, 

para olvidar que el hombre es hedor de carne 

corrompida por los sentidos, por el oro, 

por el mundo y por Satanás."

 

Se atreve a repetir: "¿No es verdad que no hubieras podido haber estado conmigo esta noche?"

"No. No hubiera podido y nunca podré condividir los abrazos entre mi espíritu y mi Padre, con un tercero, todo carne y sangre, como eres tú y en lugares a donde vas. Amo la soledad poblada de ángeles, para olvidar que el hombre es hedor de carne corrompida por los sentidos, por el oro, por el mundo y por Satanás."

Los ojos de Judas no ríen más. Responde seco: "Tienes razón. Tu espíritu ha visto la verdad. ¿A dónde vamos ahora?"

"A venerar las tumbas de los grandes rabíes y de los héroes de Israel."

"¿Qué? ¡Cómo! Gamaliel no te ama. Los otros te odian" dicen varios.

 

Me inclino ante la tumba de los justos

 que esperan la redención. 

 

voy a decir a sus huesos: 

"El que infundió en vosotros el espíritu pronto 

estará en el reino de los cielos, 

dispuesto a descender en el último día, 

para hacer que reviváis para siempre en el paraíso"

 

"No importa. Me inclino ante la tumba de los justos que esperan la redención. voy a decir a sus huesos: "El que infundió en vosotros el espíritu pronto estará en el reino de los cielos, dispuesto a descender en el último día, para hacer que reviváis para siempre en el paraíso"."

Se ponen en camino hasta que llegan al poblado de Meierón. Es bello. Está lleno de luz y de sol, en medio de colinas cubiertas de árboles frutales.

"Detengámonos aquí. Por la tarde iremos hacia Giscala. Las grandes tumbas están esparcidas por estas pendientes, en espera de su glorioso despertar."

VI. 164-168

A. M. D. G.