Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 248

 

La medalla me salvó la vida y me curó el corazón.

 

Por el beso que he dado, mi Hijo hará prodigios.

 

 

Anthony Cuozzo:

La medalla me salvó la vida y me curó el corazón.

El 23 de Febrero de 1982, Anthony Cuozzo se levantó como siempre y bajó a desayunar. Según bajaba las escaleras empezó a sentir un fuerte dolor en el pecho. Ya en la cocina, apenas se podía tener en pie. A pesar de este aviso, se fue a trabajar.

Poco después, la dolencia fue creciendo y sus compañeros de trabajo le llevaron a Urgencias del Hospital Beekman de Nueva York. El diagnóstico fue que había sufrido un infarto. Los siguientes cuatro años estuvo a tratamiento de los frecuentes ataques de angina de pecho. El 25 de diciembre de 1984, Anthony sufrió otro ataque severo por lo que él y su esposa decidieron mudarse a Milford, Pennsylvania, bajo el cuidado del Dr. Walter Kaufman.

En Marzo de 1987, el Dr. Kaufman le dijo:

-- Estás sentado sobre una bomba de relojería. Te puedes morir en cualquier momento, incluso viendo la televisión.

Él explicó a Anthony que su corazón estaba muy mal y que necesitaría una operación a corazón abierto. El mismo día que recibió esta noticia, su hermana, Jenny, de Palm Coast, Florida, llamó a su esposa, Anita, y después de saber la gravedad del estado de Anthony, se ofreció para ayudarle a internarle en el Hospital Deborah, en New Jersey. Anthony y Anita fueron al hospital Deborah para una serie de pruebas y evaluación.

Unos meses antes de recibir la noticia de que tendría que operarse, Anthony, aunque no practicante de su religión, vio con gran interés un programa de diapositivas sobre las Apariciones de Garabandal que le trajeron sus primos Tony y Ann, quienes también le dieron un escapulario y una medalla que contenía un trozo de misal besado por Nuestra Señora en Garabandal, que él llevó puesto, desde entonces, con gran fe.

Cuando Anthony Cuozzo entró en el Hospital Deborah, pidió ayuda a Nuestra Señora del Monte Carmelo de Garabandal desde lo mas profundo de su corazón.

11 sesiones de rayos X fueron examinadas por varios doctores. Después, uno de los doctores vino a ver a Anthony y le dijo:

-- Cuando usted salga de aquí, lo primero que ha de hacer, es ir a la iglesia a dar gracias a Dios. No hemos encontrado el más mínimo rastro de las lesiones de su corazón.

Entonces Anthony pensó por un momento y dijo a su esposa:

-- Ha sido la medalla. Creo que es un milagro, Anita. Esta medalla me salvó la vida y me curó el corazón.

El Dr. Clare Sui, una persona creyente, le dijo más tarde:

-- Si no hubiese visto el cardiógrafo y los rayos-x , no lo hubiese creído. Esto es un milagro. Usted ha rejuvenecido diez años. ¡Siga rezando!

Como consecuencia de esta curación, Anthony se convirtió. Él va ahora a la Santa Misa y a Comulgar con frecuencia y reza varios rosarios cada día. Puso una imagen de Nuestra Señora en su jardín. Su lectura preferida son los libros sobre Garabandal. Su salud ha mejorado notablemente, trabaja y puede llevar cargas pesadas sin ninguna dificultad.

En el hospital Deborah, Anthony compartió habitación con un señor de Florida que iba a ser operado también del corazón. Este hombre curó también completamente. Era un hombre creyente que pertenecía aun grupo de Oración que estuvo rezando por él todo el mes. Ambos curaron milagrosamente y no necesitaron operación.

La hermana de Anthony, Jenny, y su marido, Carmine Izzillo, también vieron el programa de diapositivas sobre las Apariciones de Garabandal. Quedaron muy impresionados. Carmine se hizo miembro activo del grupo del Rosario en su parroquia.

Anthony Cuozzo está profundamente agradecido a sus primos, Tony y Catarelli por haberle mostrado las diapositivas y por haberle entregado la medalla de Garabandal. Cuando se pidió permiso a Anthony para escribir esta historia, al principio estuvo un poco retraído, porque no deseaba publicidad. Pero después cambió, pensando en que podía inspirar a otros a volver a Dios, pensando que "lo que le ha sucedido a él, también me puede suceder a mí".

 

A. M. D. G.

 


 

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