Las Apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 59

 

El beso de nuestra Madre.

María Luisa, volvió de Garabandal con mucha más fe.

Carmen McGrath, cura después de 51 años de dolores.

Por medio del beso que he dado, mi Hijo hará prodigios.

 

Dice María Luisa:

Quiero dar gracias a Nuestra Señora por lo que me sucedió en Garabandal en agosto de 1962, cuando las Apariciones de la Virgen a Conchita, Mari Loli, Jacinta y Mari Cruz.

Subí a Garabandal acompañada de mi marido, que sufría de asma e insuficiencia bronquial. Llegamos en nuestro coche y las niñas estaban en una de sus "marchas extáticas."

Foto: Mari Loli, en éxtasis, inicia una veloz marcha extática. Ceferino, su padre, va detrás. Con Mari Loli, Conchita y Mari Cruz, en estado normal, van de su mano y Jacinta con ellas.

Mi marido corrió tras las niñas, subiendo el escarpado que sube a los Pinos varias veces. Después que el éxtasis terminó, mi marido se dió cuenta de que respiraba bien.

Otro prodigio que presencié fue que una de las niñas en éxtasis, parada delante de nuestro coche, le hizo la señal de la Cruz. Desde ese momento quedó una cruz en el parabrisas, que duró mucho tiempo, inluso después que se lavó el parabrisas.

Mi marido y yo estábamos cerca de un sacerdote cuando Conchita cayó en éxtasis y vino hacia nosotros con el Crucifijo en la mano. Cuando el sacerdote vio acercarse a Conchita con el crucifijo, él pensó que se lo daría a besar a él; pero ella vino y se lo dió a mi marido.

En ocasiones la Virgen solo daba a besar el Crucifijo a una persona y nadie más, en respuesta a alguna petición, necesidad o para aumentar su fe; de este modo, esa persona sentía que la Virgen le había escuchado.

Cuando salió del éxtasis le pregunté:

-- Conchita, ¿por qué diste el crucifijo a besar a mi marido y no al sacerdote?.

Ella contestó:

-- Porque la Virgen me dijo que le diese a besar a su marido.

Además de todo esto, yo debo dar gracias a la Virgen de que mi marido volviese de Garabandal con gran fe. Antes, él era un católico lejano y frío, pero después él llegó a ser un ferviente católico.

También, ese día, mi propia fe aumentó; doy gracias a la Virgen y le pido que perseveremos.

 

Carmen McGrath cura después de 51 años de dolores.

Carmen McGrath.
California, EEUU.
Agosto 2003.

 

Mi nombre es Carmen McGrath y vivo en California, EEUU, cerca del Parque Nacional de Yosemite. Soy muy feliz de contar esta historia del amor de Dios a mis amigos los Trabajadores de Nuestra Señora.

Mis amigas Candy y Maria, nuestra amiga hispanohablante, me invitaron a acompañarlas en una peregrinación a Garabandal.

Maria, Carmen McGrath, en el centro, y Candy,
en Santo Toribio, cerca de Garabandal.

 

Nunca pensé que tendría el privilegio de ir en peregrinación a donde nuestra Bendita Madre se ha aparecido. Llegamos a Garabandal el 10 de mayo de 2001 y nos hospedamos en la Posada Paquita, que está cercana a La Calleja. Este es un sendero que sube a los Pinos, donde sucedieron muchas de las apariciones. Subimos este sendero y oramos a menudo en los pinos.

Durante los diez días de permanencia sentíamos una gran alegría. Garabandal está cerca de las impresionantes montañas cántabras llamadas "Picos de Europa" que son como Catedrales y a veces en la niebla es como si llevasen un velo. Todo ello nos hace dar gracias y alabar a Dios por la belleza que Él nos da.

Mientras estábamos en Garabandal, nos encontramos a "Los Trabajadores de Nuestra Señora", del grupo de Canadá, con el Obispo Roman Danylak, el Dr. Michael y Helen Rozeluk.

 Celebramos el Santo Sacrificio de la Misa con ellos en la Iglesia del pueblo. Rezamos juntos por la tarde. Queríamos ir al Monasterio de Santo Toribio pero no había manera de llegar a allí y entonces, inesperadamente, Dr. Michael vino y nos dijo que ellos querían que nosotros fuésemos con ellos.

Nosotras no les habíamos dicho acerca de nuestro deseo de ir y por eso estábamos emocionadas. Fuimos invitadas a ir con ellos al Monasterio de Santo Toribio, que está cerca de Garabandal, donde se venera el trozo más grande de la Cruz Verdadera de Jesús.

Besamos la Cruz y yo puse mis rosarios y la alianza en la Cruz. Nos dieron una reliquia de la Cruz Verdadera de Jesús. En la capilla, los peregrinos, este grupo que vino con el Obispo Danylak, cantamos un Himno antiguo: "Adoramos tu Cruz, Oh Cristo, y alabamos tu Resurrección." Qué Amor sentíamos por Él en esos momentos maravillosos.

Durante los dias que estuvimos en Garabandal, vinieron varios grupos de peregrinos. Había gente de Corea, Canadá, Irlanda, la India, Checoeslovaquia, Italia, España y Hungría. Estábamos agradecidos de poder celebrar el Santo Sacrificio de la Misa con ellos, en sus idiomas.

Rezamos en las Estaciones del Vía Crucis a lo largo del sendero que sube a los Pinos, el sitio del futuro Milagro. Rezamos también el Santo Rosario. Allí sentíamos más la importancia del Santo Rosario y del Escapulario, porque allá arriba nos sentíamos mas cerca de Dios.

Debemos aprender a rezar el Rosario muy despacio, como Nuestra Señora enseñó a las niñas. Nosotras lo rezamos lentamente, pensando y meditando lo que decíamos.

Nuestra Señora apareció en Garabandal con el Escapulario marrón, como Nuestra Señora del Monte Carmelo. Llevando el Escapulario, somos de Ella de una manera especial. Su amor nos cobija para llevarnos al Cielo. Ella dijo que los que lleven el Escapulario se salvarán.

 

La Santísima Virgen me curó en Garabandal después de 51 años de dolores.

Después de dar a luz a mi cuarto hijo, tuve dolores de cabeza violentos que me dolían tanto que hasta me hacían vomitar.

Durante años, los médicos no encontraron la causa. Me dijeron que no eran dolores de los tipos conocidos, tampoco era una migraña. Mi madre tuvo la misma clase de dolores de cabeza. Los síntomas eran: despertar por la mañana con el dolor y no ser capaz de trabajar hasta la tarde. Los ruidos eran insoportables.

 En la planificación de nuestra peregrinación yo traje mis medicinas para los dolores de cabeza. ¡No se necesitaron!. ¡No tuve ni un dolor de cabeza mientras estuve en Garabandal!.

Yo no me di cuenta que estaba curada hasta que he vuelto a casa. Tuve esta dolencia durante cincuenta y un años y ahora, a los ochenta y un años, desde nuestro viaje a Garabandal, no he tenido mas dolores. ¡Doy gracias Dios y le alabo! ¡Dios es tan bueno!.

Hay más. Apenas terminó nuestra peregrinación, estaba citada para una operación de mi rodilla. Sin embargo, en la fecha planificada, enfermé de gripe y la tuve que cancelar.

Mientras estuve en San Sabastián de Garabandal, no tuve problema. Podía andar sin dolor todo el tiempo. Ya no tengo dolor al andar y no tuve que operarme.

Por estas dos curaciones doy gracias a Dios de todo corazón, que me ha curado por la intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre del Cielo. Ahora me despierto por la mañana sin dolor de cabeza y sin cojear a causa de la rodilla.

¡Es maravilloso: el Médico más grande en el mundo entero es JESÚS!. Gracias Jesús. Lo alabo y lo adoro. Yo nunca pedí una curación. En Garabandal rezé a Dios por otros que lo necesitaban. Dios se acordó de mí y me curó. ¡Gracias Dios mío!.

 

A. M. D. G.

 


 

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