Las Apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal

 Capítulo 1

 

Incluye el texto del Diario de Conchita.

“Si pensaramos un poco quien es Jesús y lo que sufrió por nosotros no le dejariamos tan abandonado en el Sagrario y nos sacrificariamos mas por su amor.”

Conchita Gonzalez
 2 de Mayo 1965

    La historia comienza en San Sebastián de Garabandal, en el Norte de España. A unos 500 metros de altura, situado a los pies de la histórica Peña Sagra (2024 metros), pertenece al concejo de Rionansa, con capital en Puentenansa. Está a ocho kilometros de Puentenansa y a cinco kilómetros del vecino pueblo de Cosio, donde entonces residia el Párroco. En la montaña Cántabra, sin tren, sin carretera, sin teléfono, San Sebastián vivió dias memorables desde el 18 de Junio de 1961.  Actualmente tiene facil acceso ya que la carretera llega hasta el mismo pueblo.

    El Arcángel San Miguel se apareció varias veces a cuatro niñas, entre el 18 de Junio y comienzos de Julio de 1961 y anunció la venida de la Virgen el día 2 de Julio.

    María Cruz González tenía 11 años al comenzar las apariciones, es la menor de las cuatro niñas. Las otras tres se llaman: Jacinta González, Conchita González y María Dolores Mazón, a quien cariñosamente llamaban Loli. Estas tres niñas tenían 12 años. A pesar de llevar tres de ellas el mismo apellido, no son ni hermanas, ni primas entre sí.  Cuando Conchita empezó a escribir el diario tenía 13 años. Esto sucedió en 1962.

Conchita comenzó la redacción de su diario en 1962 y lo terminó en la segunda mitad del año 1963. Abarca sólo una parte de la historia de las apariciones, la que va desde el 18 de junio de 1961 hasta enero de 1963.

 

Conchita a la edad en que comenzó a escribir eI Diario.

 

 

 

SAN SEBASTIAN DE GARABANDAL

1 de Noviembre de 1962

 

María Concepción González, 13 años.

 Voy a relatar en este libro mis apariciones y mi vida corriente.

    El mayor acontecimiento de mi vida fué el día 18 de Junio de 1961 en San Sebastián. Sucedió de la siguiente manera: Era un domingo por la tarde, donde nos encontrábamos todas las niñas jugando en la plaza.

    De repente Mari Cruz y yo pensamos ir a coger manzanas y nos dirigimos directamente allí, sin decir nada a nadie que íbamos a coger manzanas.

    Las niñas al ver que nos alejábamos las dos solas nos preguntaron:
— ¿A dónde vaís?

    Nosotras les contestamos:
— ¡Por ahí!.

    Y seguimos nuestro camino, pensando cómo íbamos a apañárnosla para cogerlas. Una vez ahí nos pusimos a coger manzanas y cuando estábamos más entusiasmadas vimos llegar a Loli, a Jacinta y a otra cría que venía a buscarnos.

    Al vernos coger manzanas exclamó Jacinta:
— ¡Ay Conchita, que coges manzanas!

—¡Calla le contesté yo, que te oye la señora del maestro y se lo dice a mi mamá. 

Aniceta González, viuda, con cuatro hijos: Serafín, Cetuco (diminutivo de Aniceto), Miguel y Conchita.”

     Yo me escondí entre las patatas y Mari Cruz echó a correr por las tierras.

    Entonces Loli exclamó:
— ¡No corras Mari Cruz que te vimos, ya se lo diremos al dueño!.

    Entonces Mari Cruz vuelve a donde mí y salimos de nuestro escondrijo para reunimos todas. Estando hablando llamaron a la cría que venía con Jacinta y Loli, y se fué. Nos quedamos las cuatro solas y pensándolo mejor, volvimos las cuatro a coger manzanas. Cuando estábamos más divertidas oímos la voz del maestro, quien al ver que se movían tanto las ramas, creyó que eran las ovejas y le dijo a su mujer Concesa:

— ¡Vete al huerto, que andan las ovejas donde está el manzano!.

    Nosotras al oirlo, nos entró mucha risa. Cuando ya nos llenamos los bolsillos echamos a correr para comerlas más tranquilamente en el camino o sea en la calleja. 

Es el camino pedregoso que va desde el pueblo a un bosquecillo de nueve pinos.”

    Estando entretenidas comiéndolas escuchamos un fuerte ruido como de trueno 

    Y nosotras exclamamos a la vez:
— ¡Parece que truena!

    Eso sucedió a las ocho y media de la noche

El Gran Milagro anunciado para Garabandal tendrá lugar también a las ocho y media de la noche de un jueves. La hora y el dia tienen un significado especial ya que es el dia y hora de la institución de la Eucaristía.”

    Una vez terminadas las manzanas digo yo:
—¡Hay que gorda! Ahora que cogimos las manzanas que no eran nuestras el demonio estará contento y el pobre Ángel de la Guarda estará triste.

    Entonces empezamos a coger piedras y a tirárselas con todas nuestras fuerzas al lado izquierdo. Decíamos ahí estaba el demonio.

    Una vez cansadas de tirar piedras y ya más satisfechas empezamos a jugar a las canicas con piedras.

    De pronto se me apareció una figura muy bella con muchos resplandores que no me lastimaban nada los ojos. Las otras niñas Jacinta, Loli, y Mari Cruz al verme en este estado creían que me daba un ataque, porque yo decía con las manos juntas: "¡Ay! . . . ¡Ay! . . ." Cuando ellas ya iban a llamar a mi mamá se quedaron en el mismo estado que yo y exclamamos a la vez: "¡Ay, el Ángel!".

    Luego hubo un cierto silencio entre las cuatro... y de repente desapareció. Al volver normales y muy asustadas corrimos hacia la Iglesia, pasando de camino por la función del baile que había en el pueblo.

    Entonces una niña del pueblo, que se llama Pili González nos dijo:
— ¡Qué blancas y asustadas estáis! ¿De dónde venís?

    Nosotras muy avergonzadas de confesar la verdad le dijimos:
— ¡De coger manzanas! 

    Y ella dijo:
— ¿Por eso venís así?

    Nosotras le contestamos todas a una:
— ¡Es que hemos visto al Angel!

    Ella dijo:
— ¿De verdad? ...

    Nosotras: sí, sí... y seguimos nuestro camino en dirección a la Iglesia, y esta chica, se quedó diciéndoselo a otras.

    Una vez en la puerta de la Iglesia y pensándolo mejor nos fuimos detrás de la misma a llorar. Unas crías que estaban jugando nos encontraron y al vemos llorar nos preguntaron:
— ¿Por qué lloráis?

    Nosotras les dijimos:
— Es que hemos visto al Angel.

    Ellas echaron a correr a comunicárselo a la señora maestra.

    Una vez que terminamos de llorar a la puerta de la Iglesia, entramos en ella. En aquel mismo momento llegó la señora maestra toda asustada y en seguida nos dijo:

— Hijas mías, ¿Es verdad que habéis visto al Angel?

— ¡Sí señora!

— ¿A la mejor es imaginación vuestra?

— ¡No, señora, no! Hemos visto bien al Angel.

    Entonces la maestra nos dijo:
— Pues vamos a rezar una estación a Jesús Sacramentado en acción de gracias. 

La "estación" es una devoción a la Eucaristía. Consiste en rezar seis Padrenuestros, seis Ave Marías y seis Gloria, un Credo y generalmente se añade una Salve Regina.”

    Cuando hubimos terminado de rezar la estación nos fuimos para nuestras casas. Ya eran las nueve de la noche y mi mamá me había dicho que fuera a casa de día, y yo ese día fui ya de noche.

    Cuando llegué a mi casa mi mamá me dice:
— ¿No he dicho yo, que a casa se viene de día?

    Yo toda asustada por las dos cosas: por haber visto aquella figura tan bella y por venir tarde a casa, no me atrevía a entrar a la cocina y me he quedado junto a una pared, muy triste y le dije yo a mi mamá; 
— He visto al Angel.

Ella me respondió:
— ¡Todavía de venir tarde a casa me vienes diciendo esas cosas!

Yo le respondí de nuevo:
— Pues yo he visto al Angel.

    Ella me respondió lo mismo, pero ya más dudosa de que yo hubiera visto al Angel.

    Esto fue a las nueve y media de la noche. Después ya esa noche ya no hablamos más de ello, fue una noche corriente igual que las otras sin hablar nada, ni nada.

Ha llegado el día 19.

    Cuando nos hemos levantado, la gente ya empezaba a hablar:
— ¡Esas cuatro niñas algo vieron, porque bajaban con unas caras! . . .

    Otras respondían:
— ¡Sería un pájaro de esos grandes, como ya era algo de noche!

    Otras decían:
— ¿O sería algún nene que vino a donde ellas, o estarían soñando?

    ¡Bueno! Todo era pensar cada uno una cosa. Fue un día que nada más hablaban de eso. A nosotras nos preguntaban que cómo era y nosotras todas contentas de la bella figura que habíamos visto lo decíamos muy seguras porque algunas personas dudaban de si sería verdad. Y nosotras les decíamos: cómo era; cómo iba vestido . . . muy resplandeciente . . .

    Pero la más de la gente se reía de nosotras, pero a nosotras lo mismo nos daba como sabíamos que era verdad. Estas conversaciones se hablaron a las diez de la mañana, cuando ya nos íbamos a la escuela.

    Cuando llegamos a la escuela la señora maestra nos preguntó:
— ¿Hijas mías estáis en lo seguro de lo que me dijistéis ayer?

    Nosotras le respondimos a la vez:
— ¡Sí señora, hemos visto al Angel!

    Las niñas de la escuela que nos rodeaban estaban todas admiradas de lo que decíamos. Pero nosotras continuamos como siempre, sin preocupación ninguna.

    Cuando salíamos de la escuela cada una se dirigió a su casa. Pero ese día Jacinta y Mari Cruz salieron juntas y se encontraron con el Párroco del pueblo don Valentín Marichalar, quien les dijo todo asustado lo siguiente: ¡A ver, a ver! ¿Es verdad que visteis al Angel?. Ellas le contestaron a la vez:

    ¡Sí, señor!
— ¡No sé, no sé si nos engañáis ... les repuso.

    Ellas sonriendo añadieron:
— ¡No tenga miedo que hayamos visto al Angel!. Y siguieron su camino hacia sus casas.

    El Párroco caminaba a ver dónde estaba yo, me encontró ya cerca de mi casa, llegó todo nervioso y me dijo:
— ¡Conchita, sé sincera, ¿qué vísteis anoche?

    Yo le expliqué todo ... El me escuchaba muy atento y al final me dijo:
— Pues esta tarde si lo véis, le preguntaréis que quién es y a qué viene; a ver qué te responde.

    Le dije que así lo haría y el Párroco se marchó a casa de Loli a ver si coincidíamos todas. Yo seguí mi camino para mi casa.

    Loli contestó lo mismo que nosotras. Así, el estaba cada vez más impresionado, porque coincidíamos las cuatro en todo. Finalmente dijo:
— ¡Bueno! vamos a esperar dos o tres días para ver qué os dice y ver si seguís viendo aquella figura que decís ser un Angel. Y agregó el Párroco:

— Entonces iré donde el señor Obispo.

Se trata de D. Doroteo Fernández, antiguo Obispo Auxiliar de la diócesis y en junio de 1961, cuando comenzaron las apariciones, Administrador Apostólico de la diócesis de Santander. El año siguiente fue nombrado Obispo titular de Santander D. Eugenio Beitia Aldazabal; éste ha seguido la historia de las apariciones desde 1962 a 1965 y ha dejado la más importante de las cuatro notas que han salido de la autoridad eclesiástica. Es la nota del 8 de julio de 1965. Su dimisión, por motivos de salud, fue aceptada. Sin embargo hubo de quedar al frente de la Diócesis como Administrador Apostólico, hasta agosto de 1965.

    Nosotras como siempre llegamos a casa, comimos y después fuimos de nuevo a la escuela pues entrábamos a las dos de la tarde. En mi casa estaban haciendo una pequeña reparación. Yo fuí acasa de la señora a la que le compramos la leche y me dijo:

    ¿Es verdad que vistéis al Angel, o es cosa que dice la gente?

    Yo le respondí:
— ¡Es cierto que vimos al Angel!

    Ella me vuelve a preguntar:
¿Y cómo le vistéis?

    Yo se lo expliqué en tanto ella escuchaba con mucha atención y me dijo así, sonriendo:
— Yo, a tí te conozco muy bien, sé que no mientes y creo que ves al Angel pero a las otras niñas no las trato con frecuencia y no sé.

    Entonces yo le dije:
—Pues lo hemos visto las cuatro, Loli, Jacinta, Mari Cruz y yo y todas decíamos lo mismo.

    Ella ya no me contestó nada y yo me fuí para mi casa con la leche. Cuando llegué a casa le dije a mi mamá:
—¡Mamá, me voy a rezar a la calleja! Esto lo oyó el albañil que se llama Pepe Diez 

José Diez Cantero, a quien llaman Pepe Diez, es el albañil del pueblo, y uno de los testigos de las primeras apariciones así como del milagro de la Comunión visible de Conchita el 18 de julio de 1962.” 

y que como dije antes estaba trabajando en arreglos de nuestra casa, y también mi hermano Aniceto González que le ayudaba. Pepe dijo riendo a mi hermano:

—Van a dejar ir a rezar a Conchita?

    Mi hermano repuso:
—¡Conchita, no se te ocurra ir a rezar! la gente se reirá de tí y de nosotros, seguirán diciendo que dices ver al Angel y que eso es mentira! ¡No se te ocurra ir! ...

    Pero yo, ¡Claro! le insistía a mi mamá y cuando estaba en esto, llegaron las otras tres niñas y me llamaron.

    Mi mamá se puso nerviosa y dijo:
—"¡Ay Dios mío en qué líos os habéis metido!

    Nosotras le decíamos:
—¡En ninguno!

    Entonces mi mamá dudando si sería verdad y con tal que la dejara en paz, me permitió ir; y muy contentas nos fuimos a ese lugar llamado "Calleja" (un trocito de Cielo

Un trocito de cielo: la expresión está subrayada por Conchita en el texto original de su diario. Alusión al hecho de que la mayoría de las apariciones primeras, del ángel y de la Virgen, tuvieron lugar en este sitio y por la felicidad sobrenatural que sentian.”

    La gente al vernos pasar nos preguntaba: 
—¿A dónde váis?. Nosotras les respondíamos:

—¡A rezar a la Calleja!

    Pero la gente se reía de nosotras y nos decía: 

La gente: al principio, como Conchita lo explica, sólo los vecinos del pueblo asistían a los éxtasis. Muy pronto comenzó a sumarse la gente de los pueblos vecinos, después de toda la provincia, también de toda España y del extranjero. El 18 de octubre de 1961 la multitud alcanzó la cifra de los 5.000 cifra verdaderamente considerable, si se tiene en cuenta el aislamiento de este pueblo y la gran dificultad de acceso que habia entonces ya que la carretera se construyó años después. De igual modo la Calleja no era como se ve años después en que se fueron quitando las piedras, entonces era un camino lleno de piedras como se ve en la foto. Conchita está señalando el lugar de la Aparición de la Virgen.

—¿Por qué no váis mejor a rezar a la Iglesia?

    Y nosotras a la vez les respondíamos:
—Porque ayer se nos apareció allí el Angel, a ver si se nos aparece otra vez. A ese sitio yo le puse "la Calleja" cuando llegamos a él, nos pusimos a rezar y la gente, y los niños nos miraban, pero los niños se escondían tras la cerca o entre el maíz y nos tiraban piedras. Nosotras les decíamos que no nos tiraran piedras, pero ellos se reían y nos seguían tirando. Estuvimos allí rezando el rosario y nos quedamos un rato esperando para ver si venía el Angel. El cielo estaba muy nublado y había mucho cierzo.

    Cuando ya se hizo tarde bajamos a la Iglesia, pero en el camino encontramos a la señora maestra que nos preguntó:
—¿Habéis ido hoy a la Calleja?

—Sí, le contestamos, pero muy tristes por no haber visto al Angel.

 El hecho de ver o no la Visión es independiente del deseo de las niñas. Es la aparición misma la causa y el origen de los fenómenos místicos. Esto se verifica en Garabandal donde la voluntad de las videntes se ve impotente para cambiar cualquier cosa en el desarrollo de los acontecimientos.”

    Ella añadió:
—No os preocupéis. ¿Sabéis por qué no le habéis visto? porque está muy nublado y por eso no viene.

    Y eran las ocho y media de la noche. Fuimos a hacer una visita al Santísimo y cada una nos fuimos para nuestras casas.

    A mí, cuando llegué me preguntó mi mamá:
—¿Has visto al Angel?

    Yo le dije que hoy no le habíamos visto. Luego me puse a hacer mis labores, como siempre, cené, y me fuí a dormir a las diez menos cuarto, pero como no podía dormir me puse a rezar y oí una voz entonces que me dijo"

"NO OS PREOCUPEIS QUE ME VOLVEREIS A VER"

 Esta frase está subrayada en el original.”

    Esta voz, como me contaron al día siguiente las otras tres niñas también la oyeron ellas. Yo me quedé tranquila después de oír la voz y seguí rezando, con mucha duración, hasta que me quedé dormida.

    Todo esto sucedió el día 19 de junio del año de 1961.

Ha llegado el día 20 del mismo mes.

    Nosotras hicimos nuestra vida corriente igual que el anterior.

    En tanto la gente seguía con los mismos comentarios aunque ya cambiados. Decían, que si a lo mejor sería una imaginación nuestra pues como no lo habíamos visto el 19 creían que no se nos volvería a aparecer, pues ignoraban lo que nos había pasado por la noche. Ya que nosotras no lo habíamos dicho a nadie.

Mari Cruz y Jacinta en 1961.

Por la tarde del día veinte las otras tres niñas y yo hicimos nuestras labores, fuimos a la escuela y al regresar a nuestras casas, dijimos a nuestras mamás que íbamos a rezar a la Calleja.

    A mí, mi mamá me dijo que no, que ya que quería ir a rezar a la Calleja, que fuera a la Iglesia. Tanto mi mamá, como los padres y hermanos de las otras niñas estaban preocupados pues tenían una lucha muy grande, porque si se inclinaban a la verdad, también pensaban lo contrario.

 

Loli en 1961.

    Cuando estaba yo diciéndoselo a mi mamá llegaron a mi casa las tres niñas: Loli, Jacinta, y Mari Cruz, y se exclamaron:

—"¡Señora, deje ir a Conchita, déjela ir!"

—Pero ¿para qué queréis ir a hacer el tonto?

    Nosotras le dijimos a la vez:

—"Si no vamos a hacer el tonto; vamos a rezar haber si viene el Angel!

—No, ¡Yo no dejo ir a Conchita, id vosotras! exclamó mi mamá. Ellas se fueron pero muy despacio hasta que dejé de verlas, pues una pared me lo impidió. Yo me quedé muy triste

    Mi mamá de repente salió y con voz muy alta llamó a Loli y le dijo:

—¡Loli, dile a las otras niñas que vengan acá!

    En un momento estuvieron presentes y mi mamá les dijo:

—"Si hacéis lo que os mando dejo ir a Conchita".

    Ellas muy contentas contestaron:

—¡Si lo haremos!

—Pues bien, vosotras tres os váis ahora solas como si fuérais a jugar sin decir nada a nadie y cuando hayáis llegado a la Calleja, irá Conchita escondida para que nadie se dé cuenta.

    Ellas se fueron pero con un poco de miedo pues pensaban que mi mamá se lo decía en broma, iban muy despacio. Yo les dije:

—¡Vayan, que yo iré luego!

    Al poco rato cuando mi mamá me dejó ir me fuí y las encontré lamentándose de que tardara. Ya juntas las cuatro nos pusimos muy contentas, llegamos a la Calleja y nos pusimos a rezar el rosario.

    Terminamos y el Angel no venía, decidimos ir a la Iglesia y cuando nos levantábamos pues estábamos de rodillas, vimos una luz muy resplandeciente que nos rodeaba a las cuatro y no vimos más que esa luz y gritamos como con miedo. Entonces desapareció aquel resplandor tan grande y nos fuimos a nuestras casas pues eran ya las nueve y media y no fuimos a la Iglesia porque era muy tarde. En nuestras casas no dijimos nada a nadie.

    El sacerdote del pueblo nos advirtió que si volvíamos a ver otra vez algo se lo comunicáramos rápidamente, pero este Sacerdote vive en otro pueblo llamado Cosío, que está siete kilómetros del nuestro. Nuestros papás, no nos dejan ir solas hasta Cosío por lo que decidimos decirlo a nuestros padres, quienes fueron a contarlo al Sacerdote, pues estos dos días no había gente en la Calleja, mas que nosotros cinco: el Angel, Loli, Mari Cruz, Jacinta y yo.

Ha llegado el día 21.

    Ha sido un día corriente. La gente ya creyendo un poco más.

    Por la tarde, después de hacer lo que teníamos que hacer pedimos permiso a nuestros padres para ir al mismo lugar donde se nos aparecía el Angel. Pero al ir hacia la Calleja, viendo que la gente no nos creía le dijimos a una señora que se llama Clementina González que si quería acompañarnos para que viera que era cierto, pero ella no quiso venir sola, pues dudaba y fue a llamar a otra señora de nombre Concesa.

    Así al darse cuenta otras personas que veníamos acompañadas por estas señoras se unieron a nosotras y llegando a la Calleja nos pusimos a rezar el rosario. Terminamos y el Angel no vino. La gente se reía mucho y nos decía:

—Rezad una "Estación".

Así lo hicimos y al terminar se nos apareció el Angel. . . Era un viernes

 Parece ser un error de Conchita. En realidad se trata de un miércoles; el texto original tiene una tachadura, lo que hace pensar que la niña tuvo alguna duda al escribir el día.

    Nosotras le preguntamos que quién era y a qué venía, pero El no nos contestó nada.

    Terminada la aparición la gente estaba muy nerviosa y exclamaron:

—¡Ay hijas mías, cuando volváis a ver al Angel le decís que nos perdone por no creer! Y algunas se pusieron a llorar. En especial una señora llamada Clementina quiso llamar a toda la gente del pueblo, pero iba a llamarla cuando el Angel desapareció.

    Entre esas personas había una tía mía a la cual otra señora le decía:

—¿Tú has visto al Angel?

    Mi tía le contestó:

—Yo no le he visto, pero si vosotros no creeis en esto, no creeis en Dios. Esa y otras señoras le preguntaban esto para que no se impresionara tanto, pero ella seguía igual. Todos los que nos habían visto, bajaban al pueblo contándolo a todos, quienes quedaban muy impresionados, pues nunca se había visto ni oído cosa igual en el pueblo.

Durante las primeras apariciones: de izquierda a derecha, Loli, Jacinta, Mari-Cruz, Conchita

 Un sacerdote escucha a Conchita que habla con su Aparición.

Ha llegado el día 22.

    Nosotras seguimos igual y el señor Cura de Cosío luego que se enteró de lo que la gente había visto y oído, dijo que él se lo iba a contar todo al señor Obispo, pero la gente le decía que primero lo viera él. Que se quedara en el pueblo.

    Ese mismo día a las ocho y media de la noche fuimos a rezar al mismo lugar. Fué toda la gente con nosotras y también el señor Párroco. Nos pusimos a rezar el Rosario y al terminar se nos apareció el Angel.

    Al vernos en "éxtasis", la gente empezó a gritar y a decir que esto era cierto, estaba también un profesor, su nombre es Marín. Algunos del pueblo decían que él era el que nos preparaba y le querían meter a la cárcel y se lo repetían a los guardias que vinieron al principio, ya que terminada la aparición nos llevaban a casa de un señor del pueblo, para preguntarnos cómo habíamos visto al Angel.

 Casi desde el comienzo hubo algunos números de la Guardia Civil que velaban por el orden entre los numerosos forasteros que subían para ver a las niñas en éxtasis.

Ha llegado el día 23.

    Fuimos al mismo lugar a rezar el Rosario, pero la gente ya era mucha, pues los del pueblo lo habían contado a los de Cosío, Puentenansa, Rozadio, etc.

    A las nueve menos cuarto vino el Angel, la gente seguía muy impresionada tanto del pueblo como los que habían ido de los pueblos vecinos. Cuando terminó la aparición toda la gente nos besaba. Ese día los guardias no quisieron que el profesor nos llevara y fuimos con el Párroco a la Sacristía, donde nos preguntó, llamándonos a una por una para ver si coincidíamos.

    Nosotras le decíamos cómo le veíamos.

    Luego que terminó de preguntamos salimos junto con él, el cual dijo a la gente:

—¡Hasta ahora todo parece ser de Dios, pues coinciden las cuatro.

    Al oír esto la gente se puso muy contenta de que fuera de Dios.

Ha llegado el día 24.

    Era sábado y subió al pueblo gente de muchas partes. Nosotras hicimos lo de otros días, es decir ir a rezar el Rosario a la Calleja. Toda la gente del pueblo nos acompañaba. Cuando llegamos al lugar ya estaban ahí los forasteros quienes se habían adelantado para coger puesto para vernos mejor.

    Ese día no nos dió tiempo de empezar el Rosario. Nada más que llegar al sitio donde se nos aparecía, y lo vimos. Nunca le habíamos oído hablar. Ese día le vimos un letrero debajo de él que decía: HAY QUE ... y en la segunda línea números romanos.

En una carta escrita por Conchita a la señora William A. Nolan, de Illinois, se precisa la descripción en los términos siguientes: "la primera vez que le hemos visto, no nos ha dicho nada hasta el día 1 de julio. Antes del 1 de julio traía debajo de los pies un letrero y no entendíamos bien lo que decía. Las palabras que hemos entendido son estas: en primer renglón, hay ... y en el último renglón XVIII — MCMLXI, esto es lo que hemos entendido". Es una alusión, como se verá un poco más adelante, al mensaje del 18 de octubre de 1961.”

    Nosotras le preguntamos que qué quería decir aquello. El se sonreía pero no nos dijo nada.

    Cuando se terminó la aparición nos llevaron los mozos del pueblo en un carro para que no nos atropellara la gente y no nos besaron. Nos llevaron a la Iglesia y ahí nos metió Don Valentín, el párroco, una por una para que le dijéramos como era.

    Nosotras le dijimos que habíamos visto el letrero y él nos preguntaba qué decía, o qué letras tenía pero nosotras le dijimos que no nos habíamos fijado en el letrero. El señor cura estaba impaciente por ir con el señor Obispo a contarle todo. Entonces nos mandó con el profesor a decírselo para que lo escribiera y ver si nos acordábamos de algunas letras.

Ha llegado el día 25, domingo.

    Cada día venía más gente pues cada vez lo sabían en más partes, la gente seguía entusiasmada.

    Entre tanta gente había cinco sacerdotes, pero ellos no lo creían. También vino el señor maestro de Cosío.

    Cuando llegamos al lugar de la Calleja donde nos poníamos a rezar el Rosario, los del pueblo habían hecho un cuadro con estacas y sogas para que la gente no se nos arrimara, únicamente los sacerdotes, nuestros padres y hermanos y los médicos. Ese domingo vinieron muchos médicos, y ya dije, cinco sacerdotes. 

Al comienzo de las apariciones no habla ninguna prohibición ni restricción que impidiera a los sacerdotes subir al pueblo. En alguna ocasión subieron más de una docena de sacerdotes a presenciar los éxtasis, esto producía una gran alegría en las niñas que sentían por los sacerdotes una especial predilección. Deseaban que los sacerdotes y religiosos creyesen en la realidad de las apariciones. Otras veces, sacerdotes vestidos de paisano, eran reconocidos por las niñas como sacerdotes”.

    Cuando vino el Angel, estuvo presente el maestro de Cosío pero ese día no creía y decía que todo era comedia y a mi hermano se lo dijo —"qué bien lo hace tu hermana".

    Pero mi hermano no respondió nada.

    Ese día el médico nuestro de cabecera cuando yo estaba viendo al Angel, me cogió a mí, me levantó y me dejó caer de una altura como de un metro más o menos y al caer mis rodillas sonaron como una calavera.

 “El médico a que alude Conchita da algunas precisiones a propósito de esta caida. Conchita dice que "no se daba cuenta" ya que en el éxtasis no sienten las caidas. Cuando caen por si mismas de rodillas en éxtasis la velocidad es tal que, en las peliculas, en un fotograma se las ve de pie y en el siguiente de rodillas, es decir mas veloz que la vista o la pelicula misma, ademas suena un fuerte golpe contra el suelo pero no se hacian ningun daño ni aunque cayesen sobre piedras ya que en éxtasis eran insensibles al dolor externo, solo eran sensibles a lo que veian en la Aparición.

Según el médico ésta altura no pasó de los 75 cms. También es cierto que no la dejó caer voluntariamente sino que se debió a un aumento de peso repentino en la niña. No se podia mover a las niñas en extasis, ni incluso hombres fuertes podian levantarlas, si embargo ellas entre si o llevadas por la Aparición lo hacian con suma facilidad como si no tuviesen peso.

mi hermano intentó quitarlo pero una fuerza interna lo echaba hacia atrás, de esto yo no me daba cuenta, pero la gente me lo contó después. Terminada la aparición toda la gente se veía muy emocionada y todos querían ver mis rodillas y yo no sabía para qué.

    Entonces serían como las 8 y media de la noche. Nos fuimos a la Iglesia a rezar a Jesús Sacramentado;

 “Como se verá a propósito de los mensajes, las enseñanzas y la historia de Garabandal está muy vinculada con la Eucaristía. Estas apariciones contienen una invitación de la Virgen al culto y a la devoción a Jesús Sacramentado.

luego nos llevaron a la Sacristía donde había muchos médicos y sacerdotes. Nos hicieron muchas preguntas y algunos de los sacerdotes no lo creían, otros sí. Pasado un buen rato nos miramos las piernas que estaban llenas de pinchazos, pellizcos o de uñas que nos habían clavado pero no nos dolía, aunque sí estaban marcadas.

Ha llegado el día 26 lunes.

    Ese día no tuvimos aparición, pero el martes y el miércoles sí. El jueves y viernes tampoco aunque vino mucha gente.

    El sábado 1 de julio vino también mucha gente, muchos médicos y subían al pueblo en coche y ese día tuvimos la aparición muy temprano a las 7 y media, claro, casi de día y la gente lo veía muy bien.

    Ese día nos dijo el Angel que el domingo vendría la Virgen María bajo la advocación del Carmen.

La aparición de la Virgen del Carmen a San Simón Stock tuvo lugar, el día 16 de Julio de 1251. S. Simón Stock fue el sexto general de la Orden Carmelita. La Virgen le dijo que tendría una especial protección sobre los que llevaran el escapulario o el hábito del Carmen. En 1726, el Papa Benedicto XIII extendió a toda la Iglesia la fiesta que conmemora esta aparición.”

y el Angel seguía trayendo el letrero y nosotras no sabíamos lo que quería decir y ese día pasó como los otros. Nos metieron a la sacristía a preguntarnos cosas, acompañadas por los jóvenes del pueblo hasta el mismo lugar de los demás días.

Los jóvenes del pueblo, especialmente sus parientes y hermanos, eran los encargados de defender a las niñas del indiscreto entusiasmo de la gente.  

Ha llegado el día 28, (24).

Conchita acaba de explicarnos los sucesos del sábado 1 de julio. Ahora salta en la narración al miércoles anterior. Llegará hasta el martes, día 27, para darnos algunas explicaciones suplementarias y volverá a hablar del dia 28 un poco más abajo.

    Nosotras seguíamos muy entusiasmadas con lo que habíamos visto: el Angel con su letrero y muy sonriente.

    Nosotras hacíamos nuestras cosas igual que siempre. La gente que había visto le contaba a la que no había visto y ¡claro! venía más gente.

    El día 27 martes no tuvimos aparición, había mucha gente. Por la tarde fuimos como los demás a rezar el Rosario a la Calleja y le rezamos junto con la gente. Cuando terminamos de rezar y no vimos nada nos quedamos tristes porque creíamos que no volveríamos a ver ya nada. La gente se iba muy desilusionada "pero cuando Dios lo quiere así, es que tiene que serlo".

    Nosotras después de rezar el Rosario fuimos a la Iglesia a rezar una Estación al Santísimo, luego fuimos a casa. La gente del pueblo estaba triste pues ellos sí creían, en cambio los forasteros que habían ido y no habían visto nada regresaban riendo y decían: ¡claro, como hay mucha gente y no están muy acostumbradas no se atreven a hacerlo delante de todos!

Conchita no parece preocuparse por la opinión del público. Le da lo mismo que la opinión sea favorable o adversa; la niña permanece en la narración objetiva de la verdad, que defiende con una firmeza inalterable,”

Ha llegado el día 28.

    Nosotras estábamos un poquito tristes, pues no habíamos visto al Angel. Fuimos como de costumbre a la escuela; cuando salimos, la gente del pueblo al vemos tan tristes, lloraban y nos besaban diciendo:

—¡Rezad mucho para que vuelva!

    Cuando llegó la tarde fuimos a la calleja e hicimos lo de costumbre. La gente rezaba el Rosario con más fe que nunca para que se nos apareciera. Al terminar de rezar las letanías, se nos apareció y vino más sonriente que nunca. Nosotras le preguntábamos ¿para qué venía? y El se sonrió y no nos contestaba. Empezamos a verlo como a las nueve y terminamos a las diez; se nos hizo un minuto o menos, estábamos muy contentas con El.

Durante el éxtasis el tiempo les parece muy corto a causa de la intensa felicidad que tienen. Se les ha oido, con frecuencia, pedirle a la Virgen, después de una larga aparición: "Oh, ¿te vas ya?, espera un minutín más"

Ha llegado el día 29, jueves.

    Le vimos igual que siempre e hicimos igual que siempre.

El viernes 30 igual.

Ha llegado el 1 de Julio, sábado.

    Ese día vino mucha gente, como era el día de la Virgen y a lo mejor se nos aparecía.

    Nosotras fuimos a la Calleja como siempre a rezar el Rosario y la gente nos acompañaba, al final del Santo Rosario se nos apareció el Angel muy sonriente y nos dijo:

—"Vengo a anunciaros la visita de la Virgen bajo la advocación del Carmen, que se os aparecerá mañana domingo".

Nosotras muy contentas le dijimos:

—¡Que venga pronto!

    El se sonreía, entonces le dijimos:

¿Qué significa ese letrero que tú traes?

—Ya os lo dirá la Virgen.

    Ese día nos habló de muchas cosas.

    Le decía a Jacinta, a Loli y a Mari Cruz cómo el primer día iban a llamar a la mamá de Conchita creyendo que le estaba dando un ataque.

 “El ángel comenta con las niñas los sucesos que tuvieron lugar durante su primera aparición, el 18 de Junio”.

    Ellas se sonreían.

—Porque es que estaba no sé como ese día.

    Estuvo dos horas y se nos hizo dos segundos. Después nos dijo:

—Volveré mañana con la Virgen. Y se marchó.

    ¡Qué pena nos dió! La gente muy contenta nos preguntaba:

—¿Qué os ha dicho?

    Y nosotras les contamos lo que nos había estado diciendo.

    La gente forastera se fue creyéndolo mucho y muy contentos con muchas ganas de decírselo a quien no lo había visto.

    El Angel tenía un vestido azul largo suelto, sin cinto, las alas rosas claras, bastante grandes, muy bonitas, su carita ni larga ni redonda, la nariz muy guapa, los ojos negros y la cara trigueña, las manos muy finas las uñas cortadas, los pies no se le ven. 

Ha llegado el día 2 de Julio de 1961, domingo.

    Fuimos a Misa y al Rosario. El Rosario fué a las 3 de la tarde.

Se trata del rosario que cada domingo se reza en la Iglesia del pueblo y al que asisten casi todos los vecinos. Tiene lugar después de comer, generalmente.

Nosotras después del Rosario nos fuimos por la carretera abajo, porque ese día llegaban unos hermanos míos e íbamos a ver si venían.

    Son cinco kilómetros de San Sebastián a Cosío, anduvimos cuatro. Como la gente nos conocía porque íbamos las cuatro juntas y como nos habían visto en fotografías, nos paraban y nos hacían regalos, cajas de bombones, caramelos, etc. . . . muchas cosas. Ese día habían ido 10 u 11 sacerdotes, médicos, un Abad y muchos coches.

    Como estábamos ya muy lejos del pueblo, decidimos regresar, algunos del pueblo bajaron a caballo a buscarnos. Pero una persona conocida, nos vió y nos dijo si queríamos subir que ellos nos llevarían al pueblo. Nosotras le dijimos que sí, pues mis hermanos no vinieron. Cuando llegamos al pueblo nos estaba esperando mucha gente y sacerdotes. Eran las 6 de la tarde. Nos fuimos a la Calleja a rezar el Rosario, sin llegar allá se nos apareció la Virgen con un Angel a cada lado.

    Venían con Ella dos Angeles, uno era San Miguel y el otro no sabemos. Venía vestido igual que San Miguel, parecían mellizos.

    Al lado del Angel de la derecha, a la altura de la Virgen, veíamos un ojo de estatura muy grande. Parecía el ojo de Dios.

    Ese día hablamos con la Virgen mucho y Ella con nosotras. Le decíamos todo: que íbamos todos los días al prao, que estábamos negras, que teníamos la hierba en morujos etc. Ella se sonreía ¡como le decíamos tántas cosas! 

    Rezamos el Rosario viéndola a Ella y Ella rezaba con nosotras para enseñarnos a rezarlo bien

 Como Conchita lo explica, al comienzo, la Visión les enseñó a recitar bien el Rosario. Después la Visión decía sólo el Gloria.

y cuando terminamos el Rosario dijo que se iba.

    Entonces nosotras le dijimos, que estuviera otro poquitín, que había estado muy poco. Ella se sonreía y nos dijo que el lunes volvería.

    Cuando se fué, a nosotras nos dió mucha pena.

    Entonces algunas personas nos iban a besar y a preguntarnos lo gue nos había dicho. Otras, no lo creían porque decían que cómo la Virgen iba a hablar tanto pues le contamos muchas cosas. Pero la mayoría sí creía porque decían que era como una Madre que hace mucho que no la ve su hija y le cuenta todo. Con mayor razón nosotras que no la habíamos visto nunca y además ¡era nuestra Madre del cielo!

    Nos llevaron a la sacristía y un Padre que se llama D. Francisco Odriozola nos preguntaba a una por una y después decía a la gente lo que nosotras le habíamos dicho.

D. Francisco Odriozola, Sacerdote de la Diócesis de Santander. Fue nombrado canónigo pasado ya un tiempo de comenzadas las apariciones. Ha sido uno de los principales informadores de los Obispos que se han sucedido en la Diócesis, desde el comienzo de las apariciones. Segun  palabras del Vicario general de la Diócesis, el canónigo Sr. Odriozola sería el presidente de la Comisión mencionada en la nota del 8 de Julio. Segub el mismo Sr. Odriozola, su puesto era mas bien el de secretario de esa Comisión.”

    Así se terminó el día 2, domingo, ¡día muy feliz! porque hemos visto por primera vez a la Virgen. Con Ella estamos todos, siempre que queramos.

    La Virgen viene con un vestido blanco, manto azul  corona de estrellucas doradas, no se le ven los pies, las manos estiradas con el escapulario en la derecha, el escapulario es marrón, el pelo largo color castaño oscuro ondulado, la raya en el medio, la cara alargada, la nariz alargada fina, la boca muy bonita con los labios un poquito gruesos, el color de la cara es trigueño, más claro que el del Angel, diferente a la vez, muy bonita, una voz muy rara, no sé explicarla, no hay ninguna mujer que se parezca a la Virgen ni en la voz ni en nada. Algunas veces trae al Niño en brazos muy chiquitín como un nene recién nacido, una carita redonda, parece el color como el de la Virgen, una boquita pequeña, el pelín un poco largo, rubio, unas manos pequeñas, un vestido como una túnica azul.

La manera corriente de representar a la Virgen del Carmen es con manto de color marrón. Las cuatro niñas lo conocían asi. Ignoraban ciertamente que hubiera algunas representaciones de la Virgen del Carmen con el vestido blanco y el manto azul, ya que realmente es asi como se apareció de antiguo, el hábito marron se puso después para distinguirla mejor de la Inmaculada.

La Virgen lleva un escapulario en el brazo. Las niñas han dicho que había como pintado en él una pequeña montaña. En España se llama simplemente Virgen del Carmen. Fuera de España es más general el nombre de Nuestra Señora del Monte Carmelo.” 

Ha llegado el lunes día 3.

    Nosotras muy contentas de haber visto a nuestra Madre del Cielo.

    A la mañana lo primero que hicimos el lunes día tres fue ir a rezar, nos fuimos a casa a hacer lo que nos mandaran nuestros padres. Después fuimos a la escuela con nuestra señora maestra, doña Serafina Gómez.

    Cuando llegamos, ella llorando nos besaba y nos decía:

—¡Qué suerte tenéis etc. . . .

    Ya cuando salimos de clase, la gente nos decía igual que ella, todos muy impresionados y muy contentos, creyéndolo mucho.

   Ceferino Mazón, padre de María Dolores (Loli) era el jefe de la junta del pueblo en el tiempo del comienzo de las apariciones. Posee una taberna. Julia, su mujer, tiene varios niños. La menor Guadalupe, nació durante un éxtasis de Loli. Esta entró en casa de sus padres diciendo que ya lo sabía porque se la había dicho la Virgen.

    La mayoría de las apariciones han tenido lugar sin el Niño. Se ha oído decir a Conchita durante un éxtasis el 9 de Diciembre de 1962 : "Pero cuánto hace que ya no venía el Nene, y no ha engordau naa ni naa . . . está igual que estaba . . . ¿Aónde ha estau? . . . ¿aónde ha estáu? . . . Cuando no viene el Nene, ¿aónde está, posau en el Cielo o en alguna cuna, aónde está?"

 Nuestros padres también, en especial el de Loli. Su padre Ceferino decía:

—¡Cosa como ésta no la hay!

    Lo mismo su madre Julia. La mamá de Jacinta, María, y su padre Simón mucho más.

    Si hacíamos alguna travesura el papá de Jacinta decía que los apóstoles hacían eso y empezaba a explicar cosas. Todo lo que hacíamos a él le parecía que estaba bien.

    El papá de Mari Cruz, Escolástico, pues ése no va mucho a Misa y no parecía que decía nada y su mamá Pilar, días lo creía y días no, según.

    Mi mamá Aniceta sí lo creía, pero dudaba algo, porque, habíamos hablado mucho el domingo 2. Mis hermanos ellos creyeron desde que lo vieron, pero no solamente creyeron, sino que les causó un gran bien espiritual, y así a muchos. Había gente que le gustó, lo del domingo y a otra no le causó emoción.

    Nosotras continuábamos nuestra vida corriente y hacíamos lo que nuestros padres nos mandaban. Al día siguiente por la tarde nos fuimos en cuanto salimos de la escuela, porque ya teníamos muchas ganas de verla. De la escuela salimos a las cinco de la tarde y nosotras como habíamos pasado muy feliz el domingo día 2, pues ya teníamos ganas de volverla a ver y fuimos allá luego que salimos de la escuela y nos pusimos a rezar el Rosario, estábamos solas y ya cuando terminamos y que no la vimos, no nos extrañó ni nos pusimos tristes, como siempre venía más tarde y en vista de que no vino, entonces nos fuimos a nuestras casas e hicimos lo que nos mandaron en casa. Cuando ya nuestros padres lo creían más y cuando ya se aproximaba la hora del domingo, primer día que vimos a la Virgen nos dijeron:

    Ya tendréis que ir a rezar el Rosario al Cuadro.

    Nosotras les dijimos:

—¿Es que todavía no nos llama?

    Nosotras se lo contamos: les dijimos que era como una voz interior, pero que no la oíamos con los oídos, ni oíamos llamar con nuestros nombres: es como una alegría.

    Son tres llamadas: la primera es una alegría más pequeña, la segunda ya es algo mayor, pero a la tercera ya nos ponemos muy nerviosas y con mucha alegría Entonces ya viene y nosotras íbamos a la segunda llamada porque si íbamos a la primera teníamos que esperar allí hasta muy tarde; porque de la primera a la segunda, tarda mucho. Entonces nosotras les hemos dicho lo de las llamadas y ellos se quedaron muy extrañados, pues nunca habían visto ni oído tal cosa.

 “Como dice Conchita hay tres llamadas sucesivas antes del éxtasis. Estas llamadas:

    1°—Sirven para anunciar la venida de la Virgen pero no la del ángel.
    2°—Son un deseo intenso y una gran alegría.
    3°—Son una percepción interior llena de alegría.
    4°—No vienen precedidas de ninguna causa externa. Pueden venir a cualquier hora del día o de la noche.
    5°—Cuando los éxtasis se suceden con frecuencia, por ejemplo, dos o tres en la misma tarde o noche, sólo el primer éxtasis se hace preceder de las llamadas. La misma Visión dice al despedirse: "dentro de un rato o de media hora ... te volveré a ver".
    6°—De la primera a la segunda llamada pasa generalmente un rato largo. Entre la segunda y la tercera el espacio es más corto. La tercera precede solo unos instantes a la Aparición.
    7°—Jacinta ha tratado de traducir en palabras su impresión: "La primera llamada es como si dijera "ven"; la segunda es como si dijera "corre"; la tercera es como si dijera "corre, corre, corre". Pero todo eso por dentro y sin palabras"”.

    Nosotras después de pasar esta conversación tuvimos una llamada y se lo hemos dicho. Estábamos las cuatro juntas y había mucha gente. Algunos de ellos, de los que no creían, o sea porque no habían venido nunca le decían a Don Valentín, el Párroco del pueblo;

—¿Por qué no pone a dos en casa de Loli y a otras dos en casa de Conchita, (mi casa).

    Don Valentín dijo:

—Pues bien pensado, vamos a poner a Loli y Jacinta en casa de Loli y a Conchita y Mari Cruz en casa de Conchita.

    Así se lo dijo a nuestros padres y hermanos.

    Nuestros padres dijeron que sí y nos desapartaron en esta forma para ver si coincidíamos las cuatro a la vez.

    Después de media hora tuvimos la segunda llamada y coincidimos las cuatro, pues al mismo tiempo estuvimos en el "Cuadro" a la vez y esto admiró mucho a la gente y se preguntaban:

—¿Cómo era posible que coincidiéramos?

    Según que llegamos al Cuadro se nos apareció la Virgen con el Niño Jesús, pero no venían los ángeles Ella venía muy sonriente y el Niño también. Nosotras lo primero que le dijimos fué que dónde estaba San Miguel y el otro Angel y Ella se sonreía mucho.

'El Angel habia venido como guardian de la aparición de la Virgen. Además ha dado la comunión a las niñas repetidas veces y entre ellas el día 18 de Julio de 1962 con ocasión de lo que se ha llamado el milagro de la Comunión visible. También ha venido a anunciar por medio de Conchita el segundo mensaje para el mundo el 18 de Junio de 1965.

    Para comprender la jerarquía que las niñas establecen entre el ángel y la Virgen citaremos esta anécdota: El día 18 de Junio de 1965. uno de los muchos forasteros que habían llegado a Garabandal para asistir a la aparición anunciada desde Diciembre de 1964, entregó a Conchita un rosario a fin de que lo besara la aparición. La niña no quiso tomar el rosario diciendo:

El ángel no besa.
— ¿Y por qué?, dijo admirado el forastero.
    Conchita sonrió y respondió sencillamente:
— Sólo besa la Virgen”.

    La gente y padres que había nos daban objetos para que se los diéramos a besar y ella lo besaba todo. 

Algo que puede decirse como propio de Garabandal es que la aparición besa los objetos religiosos y los hace distribuir entre la gente. Al comienzo fueron pequeñas piedrecitas. Enseguida fueron objetos religiosos tales como medallas, rosarios, crucifijos, estampas y también las alianzas matrimoniales.

    Un día entregaron a una de las niñas una pequeña y vieja cajita de pastillas para que la Virgen la besara. Se pensó que no lo haría por no ser objeto religioso. Pero la Virgen la besó ante la admiración y sorpresa de los circunstantes. Terminado el éxtasis la niña dijo: "La Virgen me ha dicho que besaba esta cajita porque en ella estuvo Nuestro Señor. El dueño de la cajita, vivamente impresionado, dijo que así era la verdad pues había servido durante la guerra para llevar la Comunión a los enfermos. Una cosa parecida sucedió con una polvera.

    Conchita asegura, de parte de la Virgen, que "Jesús hará prodigios con estos objetos, antes y después del milagro, y que las personas que lleven con fe estos objetos, pasarán el purgatorio en esta vida".

    De hecho se conocen muchas curaciones obtenidas con estos objetos besados y con la invocación a la Virgen del Carmen de Garabandal. También se cuentan, a propósito de estos objetos, que han adquirido en ocasiones un perfume como de rosa y de incienso. 

    A nosotras, como nos gustaba hacer fiesta al Niño Jesús cogíamos piedras; yo las metía en las trenzas, Loli en las mangas y Jacinta se las daba a El pero no las cogía sino que se sonreía mucho. Mari Cruz le decía.

—Yo, si quieres te doy caramelos que me han traído y si te vienes conmigo te los doy.

    Pero El, no decía nada. Empezó la aparición a las siete y media y terminó a las ocho. Cuando ya nos decía:

—Con Dios os quedáis y conmigo también; a nosotras nos daba mucha pena.

    Le dijimos:

—¡Adiós!

    Por último nos dijo:

—Mañana me veréis también.

 


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